LA GUARIDA: REFUGIO

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Salí de detrás de la mesa del mostrador y fui hacia ellos con expresión seria. Jungkook me miraba con sus ojos oscuros de largas pestañas negras, tenia un corte a la altura de la ceja y resto de sangre en las comisuras de los labios. Su chaqueta de cuero nueva estaba rasgada, rota en una manga, sucia de barro y hecha mierda. Su jeans no estaban mucho mejor, con la diferencia de una herida en su muslo, una que el lobo se apretaba con la mano, habia dejado un gran circulo rojo, casi negro, sobre la tela del jean azul oscuro.

El otro lobo, el rubio, agachaba la cabeza y me miraba casi por el borde superior de los ojos, con cuidado y los dientes apretado. No estaba tan herido como Jungkook, pero no estaba bien. Apenas le preste atención, centrandome en mi lobo, que era el único de los dos que me importaba. Le hice una señal hacia el pasillo para que fueran al despacho, me di la vuelta y cogi las llaves de la tienda para cerrar la puerta mecanica y bloquearla, echando una mirada rapida al exterior. No estaba el Jeep negro y no parecia que hubiera nadie buscandolos. No todavia, al menos. Me di la vuelta, cogi la navaja de mi cazadora para guardarla en el bolsillo del chandal y segui el rastro de gotitas de sangre que habían ido dejando hasta llegar al despacho, al que entre antes de cerrar la puerta de un golpe seco.

—¿Por que carajos estan aqui? —pregunte con tono seco mientras me cruzaba de brazos.

El rubio habia dejado a Jungkook apoyado en la mesa y se habia quedado de pie, observando el lugar y gruñendo por lo bajo. Se habia asustado cuando me vio cerrar la puerta, poniendo la espalda tensa y apretando los puños; jungkook, por el contrario, estaba bastante relajado, cubriendose la herida y con la frente perlada de sudor.

—Han emboscado a Yoongi y a Jungkook en el trabajo —respondio el.

Eso no respondia a mi pregunta, pero el otro puto lobo no dejaba de gruñir por lo bajo y me estaba poniendo de los nervios, asi que le dirigi una mirada seca y le solte un educado:

—Cierra la puta boca —despues mire de nuevo a Jungkook—. ¿Los han seguido hasta aqui?

—Jungkook no esta seguro —reconocio—. Puede.

Cogi una bocanada de aire y me lleve la mano al rostro para frotarme los ojos con el dedo índice y pulgar. Que el puto lobo se hubiera mudado a mi casa, que apestara todo lo que le rodeaba, que se comportara como un cerdo que solo sabia comer y follar... Tenia un pase porque a cambio estaba ganando mucho dinero a su costa; pero que me metiera en sus mierdas criminales ya no me hacia tanta gracia. Aquel no era momento para ponerse a discutir. Yo habia estado en su situación en el pasado, herido, huyendo y desesperado por encontrar ayuda y refugio. Sabia que lo que menos necesitaban en ese momento era que te empezaran a gritar. Asi que me di la vuelta y salí sin decir nada, cerrando la puerta tras de mi para ir en busca de algo para desinfectar las heridas y vendarlas.

Cuando regrese con las manos llenas y un par de sandwiches de pollo, los lobos estaban discutiendo en voz baja. Se callaron al momento en el que entre, pero estaba claro que el rubio no estaba nada feliz de estar alli y que Jungkook le estaba sometiendo con gruñidos y su mayor rango en la Manada.

—Bajate el pantalón —le dije, yendo al escritorio para dejar todo encima. Le tire un paquete con el sandwich de pollo al rubio, Yoongi, y añadi—: Tu estate calladito.

Cogio el sandwich antes de que chocara contra él, al vuelo, y me dedico un bajo gruñido que Jungkook corto en seco con una mirada que daba miedo y un gruñido mas denso y profundo de advertencia. Entonces se fue con la cabeza gacha a la pared entre las fotos de los horribles hijos del señor Xing, Jungkook se desabrocho el cinturon y se bajo el Jean, sufriendo una punzada de dolor y profiriendo un gemidito un poco lastimero.

HUMANO-KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora