LA GUARIDA: COMPAÑEROS DE PISO

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Estuve algo ansioso y preocupado durante el resto de la noche, saliendo a fumar varias veces y dando cortos paseos de un lugar a otro como un maniático. Busqué en el foro algún hilo que dijera algo como: «Mi lobo me ha pedido las llaves de casa porque quiere llevar algunas cosas. ¿¿Qué mierda significa eso??»,

pero no encontré nada. Estuve a punto de abrir uno yo mismo, pero no quería manchar mi buen nombre como vendedor de pantalones usados y que me confundieran con un lobero cualquiera; eso sería malo para el negocio. Así que tuve que aguantarme y esperar a que llegara la señora Xing, contara el dinero de la caja y pudiera marcharme a paso rápido y fumando como una chimenea. Antes de llegar al final de la calle, sonó una bocina y giré el rostro, encontrándome con el Jeep negro de jungkook en la otra acera.

Me dirigí hacia allí con cara seria y tiré el cigarrillo a medio fumar antes de subir. El Olor a Macho me llenó las fosas nasales y, por desgracia, me excitó bastante. Tuve que luchar contra mí mismo para mantener el carácter y no dejarme llevar. Pero el lobo me miró con esos ojos oscuros y toques dorados en la penumbra, percibiendo al instante mi excitación y respondiendo igual de rápido con su polla dura bajo el pantalón de chándal. Gruñó por lo bajo, un ronroneo más profundo y rápido del que emitía cuando le acariciaba. Se inclinó hacia mí y me frotó el rostro mientras seguía gruñendo de esa forma.

Al estar más cerca, más fuerte era la peste a jungkook y más cachondo me ponía. Apreté los dientes con verdadero enfado en una mezcla de ira y excitación. Con un «me cago en tu puta madre» dicho entre dientes, le metí la mano dentro del pantalón para empaparme la mano y le besé con fuerza en los labios.

Después de un polvo violento, repleto de arañazos, insultos, gruñidos, jadeos, mordiscos y moratones en el cuello y la cadera, al fin me sentí saciado y profundamente relajado tras una noche de nervios y tensión. Jungkook me lamía las pequeñas heridas de sus colmillos, encima de mí y aplastándome un poco contra el asiento trasero. Cuando terminó, me frotó su cara sudada y ronroneó por lo bajo. Yo quería enfadarme, pero solo podía mirar el techo del todoterreno y respirar lentamente mientras sentía la inflamación dentro de mí. Al terminar, todavía nos quedamos un buen minuto así hasta que me froté el rostro y le empujé para que saliera de encima.

—Quítate, joder… —murmuré, tratando de recuperar mi enfado inicial. Me senté en el asiento y me pasé las manos por el pelo. Tenía el culo empapado, los pantalones por las rodillas y a un lobo apestoso que no dejaba de frotarse lentamente contra mí y abrazarme. Volví a apartarle con un murmullo de queja y le dije—: Vámonos a casa.

Salir y respirar el aire puro de la noche me ayudó a enfriar las ideas, eso y que me acababan de follar de lo lindo en ese Jeep y me sentía como flotando en una jodida nube. Abrí la puerta del copiloto, salté un poco para subir al asiento y cerré la puerta de un golpe seco antes de pulsar la palanca para bajar la ventanilla al máximo. Me busqué un cigarro y el zippo y lo encendí, echando el humo por la ventanilla antes de sacar el brazo por fuera para no ahumar el coche.

HUMANO-KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora