Cabellos bicolores y cenizos

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Han pasado 3 años desde el incidente, mi papá y yo nos mudamos a otra ciudad, las marcas de mi rostro son un recordatorio constante de mi pasado, de mi cobardía, de mi falta de valor. Siento que la vida está pasando por mis ojos no es la mía, es como si viera una película, Siento como si mi cuerpo fuera un npc programado para hacer algo, mi voz ya no sale por si sola, me cuesta hablar Siento un remordimiento en el pecho cuando lo intento. Si no hable cuando en serio debía hacerlo ¿porqué debería hacerlo ahora? Mi ojo ciego y mi cicatriz son mi karma y mi falta de voz mi castigo.

Mi padre y mi abuela han sido muy pacientes y amables conmigo. Mi abuela tuvo que ser trasladada a un centro de salud mental luego de la muerte de mi madre, al igual que yo aun tenemos pesadillas por las noches , ella me comprende, por eso la visito todos los viernes y me aseguro de llevarle un ramo de lirios blancos y a escondidas alguna comida que yo misma halla preparado, mi voz si puede salir cuando estoy con ella, me puedo desahogar y hablar por horas, siento que como ambas nos sentimos igual mi maldición se anula con ella, generalmente los viernes voy a la 3 de la tarde ya que el sol es más fuerte.

Hoy es mi último día de escuela, ver a mis compañeros llorar unos con otros y despedirse entre ellos fue algo sin sentido para mí. Aunque algunos por cortesía se acercaron a mí yo no fui capaz de ir con ellos, mi cuerpo no se movió y mi mente me decía que yo no pertenecía allí, mejor dicho no pertenezco a ningún lado. Como siempre, fui a mi casa, prepare mis cosas y el regalo para mi abuela y fui hacia la clínica.

Las enfermeras del lugar me conocían, así que no tuve que hacer el papeleo de siempre así que entre sin problemas a la habitación. Allí estaba ella, cabellos blancos, alas blancas tez pálida manos delgadas y rostro con algunas arrugas, al verme esbozo una sonrrisa y un abrazo, hoy, por primera vez quería hablar de mi madre, si queríamos mejorar debíamos hablar y superarlo juntas, extrañaba a mi abuela, quería que volviera, quería que ambas sanaramos, pero, al mencionar su nombre ella empezó a tener una crisis.

Empezó a gritar y a llorar, las enfermeras tuvieron que sacarme para controlarla, la culpa me invadió y me derrumbe en pleno pasillo, me eche a llorar aun con el ramo de lirios en la mano y una pequeña canasta en la otra. Me encerré en mi mundo de nuevo, quería desaparecer de una vez quería que mi mente dejara de torturaron todos los días con el recuerdo de mi madre siendo asesinada, empecé a temblar y la respiración me empezó a faltar sentí que me iba a desmayar hasta que sentí la presencia de alguien.

-¿Estas bien?- preguntó un visiblemente preocupado chico heterocromático- ¿necesitas a una enfermera? 

Antes de que pudiera responder unas enfermeras llegaron y me llevaron a otro lugar, dejándome con la intriga de quien era ese chico. Sus cabellos bicolores y ojos heterocromaticos se grabaron en mi mente y el sonido de su voz se quedó grabada en mi cabeza

 Sus cabellos bicolores y ojos heterocromaticos se grabaron en mi mente y el sonido de su voz se quedó grabada en mi cabeza

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La lluvia recorría mi cuerpo, la brisa fría me hacia temblar. Un árbol era mi refugio, aunque aún así sentía las gotas de lluvia me alcanzaban

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