Capítulo 3

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Al parecer había dormido más de la cuenta, ya que al levantarse el sueño seguía más presente que antes y su cuerpo estaba más pesado. Aún así se levantó para sentarse en la cama y estirar sus brazos, después de que un bostezo saliera de él sintió su pancita rugir. Necesitaba comida.

Se levantó aun con los ojos cerrados. Sabía de memoría los pasillos de aquella casa, así que podía caminar por ahí sin tropezar, como hacía ahora. La verdad es que si, era lo suficientemente perezoso como para abrir los ojos después de dormir.

Ni siquiera notó cuando casi choca con alguien al salir de su habitación, solo siguió su caminó mientras revolvía su cabello

- Tarta de chocolate. - balbuceaba aún dormido - Soda, capuchino, papas fritas - seguía diciendo entre murmullos

Tenía habré la verdad y quería comer pura chuchería y nada sano, era algo normal suponía. Detrás de él, un chico lo observaba con el ceño fruncido y una risa de burla minúscula en el rostro. ¿Pero quien diablos era aquel niño?. Y mientras el pelirojo caminaba solo pensando en el delicioso sabor que tendría su merienda, un chico más alto lo seguía con curiosidad.

Y no fue hasta que abrió la puerta de la heladera que abrió solo un poco sus ojitos para lograr ver que podía comer. Su tía y prima era amantes de la comida sana así que para él abrir ese refri fue un verdadero infierno. Dejó salir un gimoteó en forma de queja para revisar en los cajones bajos. ¡Bingo!. Encontró su peor perdición, helado de vainilla y chispas de chocolate. Solo lo tomó, acompañado de una soda y cerró la puerta con el pie dándose la vuelta para sentarse en la mesa. Hubiera preferido comer algo de lo que había soñado pero no estaba de ánimos para ir al café más cercano para comprarlo. Así que habia que conformarse.

Alguien entró en su campo de visión, o al menos eso pareció ya que estaba más concentrado en su helado. La primera cucharada llegó a su boca. Disfrutaba el sabor de su helado favorito, era una combinación exquisita que lo llevaba directo al cielo. Solamente siguió degustando aquel helado ignorando completamente quien estaba sentado frente a él.

Una pequeña risilla llegó a sus oídos y entonces levantó la cabeza con sus mejillas llenas y una parte de sus comisuras con restos de su merienda. Era un chico al que veía frente a él, estaba sentado en el otro extremo de la mesa y lo miraba cruzado de hombros mientras sonreía. Tenía el cabello negro un poco más largo que el suyo, piel bronceada pero no en exceso, labios finos y ojos oscuros. Vestía con una chaqueta de cuero café oscuro y un pullover rosa que lo hizo fruncir el ceño. Pero que mal gusto

- Se pide perdón cuando chocas con las personas - dijo el chico desconocido. Su voz era gruesa y hasta podía jurar que se escuchaba ronca o quizás aún estaba dormido.

Noah no sabía de lo que estaba hablando, quizás era que estaba alucinando de nuevo o que sus pastillas estaba haciendo efecto contrarió a lo que deberían de hacer. Así que decide ignorar por completo el echo de quizás no sea producto de su imaginación y allí si hubiera alguien sentado y él se estuviera comportando de forma irrespetuosa.

- Oye no me ignores - se quejó el chico haciendo que Noah volviese su vista a él

- ¿Quien eres? - preguntó luego de tragar su helado. Odiaba que le interrumpieran mientras comía y este chico ya estaba empezando a ser algo insoportable.

- ¡Oh, pero si habla!, - exclamó fingiendo asombro- pensé que eras mudo - dice divertido y Noah frunce el ceño dando a entender que no estaba de humor - Soy Izan Ashford; - se presenta cambiando su tono de voz por uno lleno de orgullo - tu debes ser Noah ¿verdad?

- ¿Cómo lo sabe? - preguntó con curiosidad

- Soy el novio de tu prima - contestó

Noah quedó en silencio observándolo, pues claro, el hombre estaba en casa de su tía y seguro que seria un secuestrador que entró para hablar con él - Ya veo, que malos gustos tiene Abigail

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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