Beomgyu se encontraba de alguna manera en lo más cercano al paraíso del que sus padres le habían hablado al crecer.
Estaba drogado, pero no había consumido ni siquiera una sola gota de alcohol.
Escuchó una sonrisa vibrar en su oído y una suave maldición.
—Carajo, no me pagan por esto… —A Beomgyu no le importaba lo que fuera que eso significaba. Estaba tan perfectamente siendo sostenido por fuertes brazos cálidos, con su piel rozando la de un cuerpo firme y un nudo hinchado manteniéndolo estirado como algo que él llamaría una obra de arte. —No debí… yo realmente… lo siento.
Sus ojos encontraron la fuente de su desenfoque de la realidad y su sobreestimulación, con unos ojos brillantes que ya lo miraban con curiosidad y aprecio.
—Lo siento. —El chico repitió.
Beomgyu sintió una necesidad lasciva, e ignorando su disculpa que ni siquiera se registró en su cabeza, se inclinó hacia él frente y lo besó.
Se movió lentamente pero de manera firme, haciendo al nudo en su interior sacudirse y abrir su carne.
A pesar de apretar los labios, el chico lo sostuvo fuertemente cuando casi cayó hacia atrás debido a la descarga recibida a causa de su cuerpo hipersensible.
—No hagas esto. Tienes que dejarme ir o no podremos salir de esta habitación en demasiado tiempo. Tienes que casarte en dos días.
Casi podía sentir su celo llegar, a pesar de que no se había preparado para ello porque creía que estaba demasiado lejos. Entonces, quizás, sólo era este chico que lo hacía sentir de manera similar con su polla expandida en él, reteniéndolo.
Así que, ¿cómo había llegado hasta aquí?
¿Quién era este chico y por qué sólo quería convertirse en una pelota de básquetbol para rebotar sobre él?Estaba siendo demasiado sucio, sin pensar, pero algo lo motivaba a sólo buscar lo que necesitaba.
—Deja de mirarme así. Sólo esperemos a que esto baje. No puedo pensar con claridad si me miras como un depredador.
De los labios de Beomgyu sólo salió un pequeño sonido, que llamaba a por un poco de atención cálida.
—¿Quieres un beso?
Las luces de la habitación cambiaron del rojo al azúl, y con este tipo de iluminación, fue un poco más claro el aspecto de su acompañante.
Sus padres querían que encontrara un alfa de buen porte con el que pudiera darles nietos y honor a su apellido.
¿Este les gustaría?Sus brazos, que ya rodeaban el cuello del hombre, se apretaron al inclinarse y dejarse besar el cuello y la cara, y su boca se abrió con un sonido feliz al sentirlo fingir un mordisco.
—Es tarde, ¿no? —El chico pareció deducir lo que para Beomgyu ya era claro. —¿No vas a dejarme ir?
En un rápido movimiento fue depositado con cuidado sobre un suave colchón con sábanas y fundas para almohada negras, y sus manos fueron cubiertas contra el colchón por unas más grandes, que entrelazaron sus dedos.
—No me gustaría ser tu prometido en este momento, pero creo que realmente no eres culpable de esto. No–… no eres el culpable de que te afectara tanto con sólo mi olor, ¿cierto? Eres sensible~.
El alfa besó debajo de su ojo izquierdo de manera tierna, y lentamente se movió entre sus piernas, recorriendo un nuevo camino en su interior y reforzando el nudo.
—Mírate… ni siquiera puedes formular una frase sencilla. Joder. Esto se siente como algo demasiado bueno.
Beomgyu envolvió las piernas sobre la cadera del alfa y no tuvo la más mínima objeción cuando fue golpeado rápidamente y, mientras tomaba conciencia de todo, un nudo crecía y se deshacía continuamente durante toda la noche, hasta que no supo más de sí mismo.
Pero de algo estuvo seguro hasta su último segundo.
Estar con este desconocido era mucho mejor que saber que un viejo que no le gustaba tomaría por la fuerza su cuerpo, porque le pretenecería.
Era mejor pensar que al menos le había gustado su primer compañero, que llorar toda la vida por lo que no había podido decidir.
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Osito de goma
FanfictionTodos los omegas tienen un destino forjado por sus padres al nacer. Los omegas valiosos cumplen con su destino al pie de la letra, sin importar lo poco o mucho que puedan disfrutar de la vida al aceptarlo. Beomgyu no estaba seguro de querer las cons...