Capitulo 32

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a normalidad no es para nuestra familia PARTE II -26 años

—¡Mamá! —gritó Noah.

Movió los brazos con enegría y botó un vaso con bebida, derramando todo sobre el mantel nuevo.

—Noah, mira lo que hiciste —lo regañó Lucy.

Era divertido ver cómo Vero se comportaba como una niña al lado de su hijo, haciendo enojar a Lucy.

Gala rió conmigo, ocultando su sonrisa detrás de mi cabello, mientras sostenía a Charlotte.

—Gala, detente o botarás a la niña —murmuré, sin mucho convencimiento.

—No le pasará nada.

Y eso era verdad, Charlotte era la devoción de Gala, lo daba todo por ella.

Y como hoy era su cumpleaños, no la soltaba ni siquiera para ir al baño, quería pasar cada minuto del día a su lado, a pesar de que Charlotte llorara porque quería caminar y jugar con Noah.

Era extraño estar todos juntos.

Al final, Yeri seguía con bellakath, Lucy casada con Vero ante un impulso, Hilda era muy amiga de Lucas aunque todo el mundo sabía que había algo más, y Lupe mi querida prima, al final había logrado vencer la timidez y se quedó con Troy.

Era estupendo saber que mis mejores amigos estaban juntos, todos, y que ahora nos visitaran junto a mi familia en el cumpleaños de Charlotte.

—¡Mamá! —volvió a gritar Noah y esta vez lanzó un pedazo de pastel contra el rostro de Vero.

Gala estalló en carcajadas, agradeciendo que Charlotte fuera tan calmada y no una revoltosa como Noah.

—¡Noah Iglesias! —exclamó Vero.
Su grito despertó a Charlotte, que se había quedado dormida hace poco, y se puso a llorar con ganas.

Y Noah la siguió.

—¿Ya ves lo que haces, Vero? —la regañó Troy.

—Eres una desconsiderada, haces llorar a tu hijo y a tu sobrina, que mala tía eres.

—No seas tan cruel, Troy —replicó Vero.

—Pásamela —le dije a Gala en medio de la pelea.

Al principio no quiso, pero terminó por entregármela al ver que Charlotte no dejaba de llorar.

Charlotte se quedó tranquila de inmediato y comenzó a jugar con mi cabello, como siempre hacia cuando la sostenía yo.

Acarició mi rostro con sus manos y la besé en la mejilla.

Era sorprendente cómo cada vez sus ojos se parecían más a los de Gala, y su cabello castaño también.

Eran demasiadas coincidencias, e incluso llegué a preguntarle a Gala si no me había engañado con alguien, porque Charlotte era su vivo reflejo.

Pero siempre ella me respondía que jamás se atrevería a mirar a otra mujer cuando estuvo más de la mitad de su vida enamorada de mí.

Podrían pasar los años, pero ese lado cursi y romántico de Gala, me temía, que no se iría jamás.

Aunque en parte me alegraba, eso significaba una discusión diaria, y una reconciliación también.

Pero sin duda, lo que más me gustaba, era cuando al final ella me decía que no tenía ojos para nadie más porque me amaba demasiado, y también a Charlotte, y no se atrevería a destruir la felicidad que tanto le costó construir.

Era una romántica sin causa ni solución.

—¡Las velas! —gritó de pronto Sofi.

Ver a mi hermana pequeña, ya adolescente casi adulta, era divertido, porque aún no podía quitarme de la cabeza esa vez que nos ayudó a mí y a Lucas a saber si Gala estaba celosa.

Extrañaba esos años, pero también estaba emocionada por los que vendrían.

Si me ponía a recordar, habíamos cometido demasiadas locuras cuando jóvenes, más jóvenes que ahora.

Era una exagerdad e histérica, me arrepiento de haberme comportado tan fría el cumpleaños de Gala y mostrarme indiferente ante su declaración, me arrepentía demasiado, por eso, trataba de hacer lo mejor para ella siempre.

Porque la amaba y nunca me había sentido tan segura de algo.

Colocaron las velas en la torta y cántamos el cumpleaños feliz, Charlotte no parecía emocionada, seguía algo asustada por todas las personas a su alrededor, estaba acostumbrada a mi presencia la mayor parte del día, a Gala por las tardes cuando llegaba del trabajo y de Nana y Asesino, nuestras mascotas.

Gala y Noah soplaron las velas por Charlotte, y Vero estampó el rostro de Gala en el pastel.

Lucy estaba al borde del colapso, bellakath y Troy no hacían más que reírse, mientras Matteo intentaba limpiar a Gala.

Dejé a Charlotte con Noah para que jugara, se llevaban bastante bien y eso no le agradaba para nada a Gala, consideraba a Noah como una amenaza.

Decía que le quitaba tiempo de su hija.

Una madre celosa y esposa también.

Miré a todos mientras comían pastel, y de repente, Gala me atrapó en sus brazos y me apartó hasta nuestra habitación.

—¿Qué sucede, ojos Bonitos? —inquirí, sentándome en la cama.

—Sabes, no lo hacemos tan mal como madres, ¿no lo crees?

—Pff... tú eres un súper mamá, así que supongo que no —sonrió de medio lado y se arrodillo frente a mí.

Me besó en los labios, con dulzura y me recordó esa vez en que me besó el día que comenzó todo esta locura.

La diferencia, es que la primera vez me obligué a reprimirme por la rabia que sentía, pero ahora, dejé que mis labios respondieran por mí y se fundieran con el aliento de Gala.

—Estaba pensando... que Charlotte se podría sentir algo sola... —murmuró contra mi oído cuando nos dejamos de besarnos.

La miré por unos segundos y sonreí como tantas otra veces.

Sabía de lo que estaba hablando.

—Bien, pero que esta vez no se parezca a ti, o de verdad comenzaré a sospechar —ella rió por lo bajo y me volvió a besar, esta vez, como si el mundo se fuera a acabar.

marry MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora