1. El desastre del fondo del salón

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—¡Jungwon!

¿Acaso ese es el grito de un ángel? ¿Así lo recibirán en el cielo? Jungwon sonríe embobado mientras se dirige hacia el tablón donde están las listas de las clases.

—Estamos nuevamente en el mismo salón, ¡Nos graduaremos juntos!

Minji lo saluda con una sonrisa radiante, esa que siempre logra arrancarle una sonrisa a él también, aunque intente disimularlo. Ella salta emocionada, su cabello se mueve con gracia, y Jungwon solo puede pensar en lo perfecta que es.

—¡Qué suerte tenemos! —dice ella, tomando su brazo para dirigirlo hacia las listas. —Casi no cambiaron a nadie.

Jungwon traga en seco. Este es su último año, la oportunidad perfecta para finalmente decirle lo que ha sentido desde el primer año.

—Sí, me alegra mucho estar contigo. —responde, mirando de reojo la lista de nombres.

Y entonces lo ve. Al final de la lista, en la última posición, está ese nombre que hace que la sonrisa de Jungwon se congele de inmediato.

—No puede ser. —susurra, sintiendo cómo el peso del mundo cae sobre sus hombros. Otro maldito año más.

—¿Qué pasa? —pregunta Minji, mirándolo con curiosidad.

Jungwon señala con el dedo hacia el nombre en la lista.

—Park Jongseong está en nuestra clase.

Minji suelta una risita, como si no fuera gran cosa.

—¡Oh, claro! ¡Jay hyung! —dice alegremente. —No puedes decir que te cae mal, él es adorable.

—Adorable es una forma de decirlo. —murmura Jungwon, rodando los ojos. Jay no es adorable. Es un dolor en el culo del tamaño de Rusia —¿Desde cuándo le dices "hyung"?

Minji se encoge de hombros, sonriendo como si fuera lo más natural del mundo.

—Desde siempre, somos cercanos, ¿no lo sabías? Todos los veranos se va de vacaciones a una casa junto a la de mis abuelos, en Busan. Me llevo bien con él.

¿Cómo es que no sabía que el amor de su vida tiene contacto con esa rata inmunda? Encima, ha tenido la suerte de verla durante vacaciones de verano. Él y, con suerte, ha visto a Sunoo un par de veces.

Jungwon bufó, mirando nuevamente la lista, donde el nombre de Jay parece resaltar más de lo que debería.

Minji le da un suave golpecito en el brazo, todavía sonriendo.

—No seas tan duro con él, es un buen chico.

—Buena suerte diciéndole eso cuando llegue tarde al primer día de clases. —replica Jungwon, sintiendo que su estómago se retuerce un poco. Minji solo ríe.

—Quizás deberías darle una oportunidad, Jungwon. Puede que no sea tan malo como piensas. —su tono se torna más suave, casi persuasivo.

¿Una oportunidad? ¡Jungwon ya le ha dado demasiadas! Tristemente para él, los tres años de secundaria les tocó en el mismo salón. Al principio no era nada, pero cuando aceptó el cargo de presidente de la clase, Jay se convirtió en su responsabilidad, y una que lo hace sufrir incluso en sus sueños.

Minji sonríe de nuevo, como si no hubiera tocado un punto sensible.

—Bueno, debo ir al gimnasio, hoy me toca leer el discurso de bienvenida. ¡Suerte este último año, señor presidente!

Se queda viendo cómo ella corre en cámara lenta, mientras todos voltean a apreciarla pasar. Jungwon a veces se pregunta qué tanto ha hecho en su vida pasada para existir al mismo tiempo que Kim Minji.

Odio que no te odio | JaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora