Al día siguiente, se dirigía hacia el gran comedor cuando chocó con Draco, el chico se veía muy alterado, a Draco no le importó y siguió corriendo, se dirigía a los baños. Harry, que no tenía nada más que hacer, lo siguió, obviamente se tardó para que no sospechara que lo seguía, no quería que pensara que era un rarito. Al llegar al baño se encontró al chico rubio destrozado, había sangre en su camiseta y estaba llorando descontroladamente, nunca en su vida Harry se había preocupado tanto como en ese momento. Corrió y se tiró al piso y abrazó a Malfoy, lo rodeó con sus brazos y tomó su cabeza entre sus manos.
-Draco, DRACO, ¿que sucede?
Draco parecía no escucharlo, por el estado del chico, algo muy malo debió de haberle pasado
-¡DRACO! - gritó fuertemente Harry.
El grito pareció haber devolvido a Malfoy a la vida, desconcertado y confundido volteó a ver a Harry.
-P-potter - dijo sollozando fuertemente -Potter, no puedo, no puedo con todo esto.
-Draco, ¿Qué sucede? No puedo ayudarte si no me dices
-No puedo...no puedo... - Estaba llorando tan fuertemente que apenas podía hablar.
-Ven, levántate, te llevaré a mi cuarto- dijo levantándoloLo llevo hasta su dormitorio y al llegar lo cubrió con una de sus sábanas, notó que estaba sangrando su brazo así que arrancó un pedazo de su camisa y vendo el brazo del chico, al hacerlo, notó una marca, un tatuaje extraño que le parecía raramente conocido, pero eso no importaba en ese momento. Draco se veía demasiado consternado y Harry no sabía que hacer. Decidió darle un poco de tiempo para calmarse, fue a servirle una taza de té pero cuando regresó, el chico estaba dormido profundamente, había llorado tanto que no quería interrumpir su momento de paz, así que lo dejó dormir.
Se hizo tarde pero eso no importó, Harry se recostó en un hueco de la cama y se quedó dormido junto a Draco.