Entre Sombras y Lealtades (P1)

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En las soleadas calles de Marley, Kath Magath, una joven de espíritu libre y algo rebelde, recorría el mercado mientras tarareaba una melodía alegre. Su madre tenía una pequeña y acogedora tienda de té en el centro, y cada semana le pedía a Kath que fuera a comprar ingredientes frescos para sus mezclas más populares. Aunque la tarea era simple, Kath la convertía en una aventura. Con su energía incansable y su naturaleza hiperactiva, no dejaba pasar la oportunidad de saludar a los vendedores o hacer pequeñas bromas.

Ese día, su madre le había encargado comprar flores de jazmín y algunas hierbas especiales. Mientras caminaba, Kath se distraía con todo lo que la rodeaba. Estaba conversando animadamente con uno de los vendedores cuando un destello llamó su atención. Vio a lo lejos una escena peculiar: un hombre de cabello oscuro y ojos afilados agarraba a un niño pequeño y salía corriendo a toda velocidad. El niño gritaba en su defensa, pero el hombre no le prestaba atención.

Kath, sin saberlo, estaba justo en el camino de la persecución. Antes de que pudiera reaccionar, sintió un fuerte impacto, y en cuestión de segundos, estaba en el suelo, con sus bolsas esparcidas a su alrededor. Parpadeó, tratando de asimilar lo que acababa de pasar. El hombre que llevaba al niño había chocado con ella, derribándola sin detenerse ni un segundo.

Sin embargo, no fue solo él. Tras el hombre, un grupo entero de personas corría detrás, siguiendo sus pasos. Kath apenas pudo distinguir sus rostros antes de que todos la rodearan, corriendo a toda velocidad sin detenerse. "¡Oigan, cuidado!" gritó Kath, aún sentada en el suelo, tratando de esquivar sus pies.

Después de unos segundos, cuando el bullicio se había disipado, Kath comenzó a recoger sus cosas del suelo. Aún algo molesta por el empujón, murmuró para sí misma: "Ni siquiera se disculparon..." Pero, a pesar del pequeño accidente, no pudo evitar sentir curiosidad. ¿Quiénes eran esos extraños y por qué iban con ese niño?

Con una sonrisa traviesa en su rostro, Kath decidió que quizás, después de terminar sus compras, podría averiguar más sobre esos desconocidos que, sin saberlo, habían irrumpido en su día con un empujón.

Kath entró a toda prisa en la pequeña y acogedora tienda de té que su madre dirigía en el corazón de Marley. Las campanillas en la puerta sonaron al abrirla de golpe, y su madre, una mujer tranquila y siempre elegante, levantó la mirada con una sonrisa.

—Ya era hora, Kath —dijo su madre, mientras revisaba algunos pedidos detrás del mostrador—. ¿Conseguiste todo lo que te pedí?

Kath, con su energía de siempre, dejó las bolsas en el mostrador y sacudió sus manos.

—¡Sí, sí! Aquí está todo —respondió rápidamente, con un tono distraído—. Jazmín, menta, y esas flores raras que tanto te gustan. Pero... ¡mamá, no sabes lo que acaba de pasar!

Sin darle tiempo a su madre para preguntar, Kath comenzó a relatar el extraño encuentro en el mercado, hablando a toda velocidad sobre el hombre que la había derribado y el grupo que lo seguía. Sin embargo, antes de que pudiera terminar, su madre le tendió un par de folletos.

—Eso suena muy interesante, Kath —dijo su madre con paciencia—, pero no olvides entregar estos folletos de las especialidades de la tienda. Recuerda, la promoción de los tés de temporada empieza mañana.

Kath frunció el ceño por un segundo, claramente más interesada en su reciente aventura que en la tarea. Pero tomó los folletos de todas formas.

—¡Está bien, está bien! Prometo que regreso pronto.

Sin esperar respuesta, Kath salió corriendo nuevamente de la tienda, folletos en mano, con su mente ocupada en la posibilidad de volver a ver a aquel grupo de extraños que la habían empujado en el mercado. Había algo en ellos que la intrigaba.

ENCUENTROS INESPERADOS (LEVI X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora