2. Nemuri

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Tromso, fue su mejor elección, parecía que nadie conocía su rostro ni mucho menos su historia, eso le daba la paz que necesitaba.

Había adquirido otro teléfono con otro número, su número anterior lo conservaba, solo para marcarle a sus padres, aun no estaba listo para hablar con sus pocos amigos, cerró la sesión de todas sus redes sociales, supuso que a la vuelta de un mes o dos ya habría pasado su noticia y podria volver a entrar.

Ahí conoció a un joven un poco mayor que él Keigo Takami un japonés que tenía toda una vida en Noruega, gracias a él consiguió un trabajo en una cafetería.

Los primeros días sentía que la gente lo miraba solo para juzgarlo, tenía paranoia, pero al poco tiempo se dio cuenta que solo era imaginación suya.

Cada mañana se levantaba muy temprano, recordando que, aunque su carrera estaba en pausa por las falsas acusaciones, él debía regresar con honores, así que durante las mañanas salía a correr, el frío viento que golpeaba su rostro lo ayudaba a mantenerse con los pies en la tierra.

Luego después del trabajo, se disponía a ir a un lugar solitario, a las afueras de Tromso había un lago congelado, ahí se deslizaba y practicaba, a veces le costaba trabajo concentrarse, pero cerraba sus ojos y se dejaba guiar por su experiencia.

Sus movimientos eran tan delicados y precisos que fluyan sin la presión de una coreografía

Un día, mientras practicaba una combinación de saltos, se dio cuenta de que alguien lo observaba. Era una mujer mayor, envuelta en un abrigo grueso. Al principio, se sintió incómodo, pero cuando ella se acercó, solo le sonrió.

—Bailas como el viento, querido —le comento con suavidad— ¿Eres patinador profesional?

Izuku no sabía cómo responder, tenía miedo de hablar de más pero finalmente suspiro y solo esperaba que esta persona frente a él no lo juzgara como los demás.

— Lo fui — hablo con tristeza

—¿Eres el chico que culparon de haber consumido sustancias ilícitas, cierto?

Izuku sintió como el frío del viento se hacía más intenso, pero no era por el clima, sino por la mención de su pasado. Apretó los labios y bajó la mirada hacia el hielo bajo sus pies, donde su reflejo parecía más frágil que nunca, sus ojos comenzaron a cristalizarse

—Sí... —contestó en un susurro— Aunque puedo asegurar que fui acusado falsamente.

La mujer mantuvo su sonrisa suave, pero su mirada se tornó más profunda, como si entendiera más de lo que él había dicho.

—La gente siempre busca culpables para sus propios fracasos, querido. No dejes que eso te detenga —comento con la misma suavidad, pero Izuku notó un tono ligeramente diferente, era un consejo, lleno de experiencia y comprensión.

—No puedes esconderte para siempre —continuó ella, con una calma — ¿Sabes? El lirio que florece en invierno es el más fuerte de todos, porque sobrevive donde otros perecen. Tú eres ese lirio, Izuku.

Izuku abrió los ojos con sorpresa no le había dicho su nombre.

—¿Cómo sabe mi nombre?

La mujer sonrió nuevamente con calidez — Mi nombre es Nemuri Kayama, en mis tiempos de juventud me llamaban Midnigth.

Izuku quedó inmóvil, el frío del hielo bajo sus pies parecía insignificante comparado con la sensación de sorpresa que recorría su cuerpo. "Nemuri Kayama" claro que conocía ese nombre, su mente despertó sus recuerdos de su infancia. Había visto y escuchado historias sobre una patinadora famosa, conocida por su gracia y audacia sobre el hielo, que había desaparecido de la escena tras una trágica lesión.

—¿Midnight? —preguntó incrédulo, con sus ojos muy abiertos—. ¿La Midnight? ¿La patinadora que ganó el oro en los Juegos de Invierno y luego...?

Nemuri asintió, sonriendo con un toque de melancolía, pero sus ojos mostraban el mismo fuego que la había llevado a la cima de su carrera años atrás.

—Sí, ese fue mi apodo en los tiempos en los que aún podía volar sobre el hielo como tú ahora—respondió ella manteniendo la sonrisa — Después de la lesión, decidí desaparecer, alejarme de las luces y de la presión. Nunca volví a competir, pero no he dejado de seguir el patinaje he visto tu carrera, Izuku y sé lo que has sufrido, pero también sé lo que eres capaz de hacer.

Izuku sintió un nudo en la garganta. Había admirado a Midnight cuando era niño, y ahora, después de todo lo que había pasado, no podía creer que ella estuviera frente a él. Pero más allá de la sorpresa, había algo en sus palabras que resonaba en su interior, ella lo había visto.

—Yo... no sé si puedo volver a hacerlo —confesó con su voz quebrada por las dudas y la tormenta en su interior — Todo el mundo cree que soy un fraude y no sé si quiero volver a enfrentarme a eso.

Nemuri dio un paso más cerca comprendía perfectamente.

—No se trata de lo que ellos creen, sino de lo que tú sabes que eres y crees, no sé si lo sabes, pero los lirios de invierno no se detienen porque el frío sea intenso ellos florecen y demuestran su fortaleza y tú, Izuku, eres uno de ellos, por algo tus padres te apodaron así, ¿no crees? Hermoso, brillante, que parece frágil, pero con la fuerza para soportar lo que venga.

Hubo un silencio donde las palabras se asentaban en Izuku, hasta que finalmente Nemuri extendió una mano hacia él.

—Déjame entrenarte, juntos podemos demostrarle al mundo quién eres realmente, el verdadero lirio de invierno.

—Pero, tengo prohibido pisar cualquier pista pública, el invierno se acabará y este lago posiblemente se descongelará — comentó observando su mano

Nemuri sonrió con ternura — Tú lo has dicho, pista pública pero una privada no te lo pueden prohibir, para nuestra suerte yo cuento con una

Izuku parpadeó, procesando las palabras de Nemuri. Una pista privada... Era algo que no había considerado, había estado tan deprimido por las restricciones y prohibiciones que no había pensado en las alternativas.

—¿Tienes una pista privada? —preguntó, todavía con incredulidad.

Nemuri asintió con una sonrisa.

—Hace años, cuando me retiré, compré una propiedad al sur de Tromso. Construí una pista cubierta, perfecta para entrenar sin preocuparse por el clima o por los ojos curiosos, allí podrás practicar sin que nadie te molesté.

Izuku sintió que su corazón latía con más fuerza, la oferta era tentadora, casi irreal, entrenar en una pista privada, lejos de la prensa y de los rumores, sonaba como un sueño hecho realidad. Sin embargo, la sombra de sus miedos seguía presente, recordándole que el camino no sería fácil.

—No sé si estoy listo —confesó — Todavía siento que todo el mundo me señala, que no importa cuánto entrene, siempre habrá quienes me vean como un fraude.

Nemuri colocó una mano en su hombro, buscando que lo viera a los ojos

—Siempre habrá personas que duden de ti, Izuku. Pero el verdadero reto no está en demostrarles a ellos que están equivocados, está en que te demuestres a ti mismo que eres más fuerte que todo lo que te han hecho pasar, las falsas acusaciones no te definen. TU te defines.

Las palabras de Nemuri resonaron profundamente en su interior, empujando lentamente la neblina de inseguridad que lo había envuelto. Tal vez tenía razón, tal vez la clave no era simplemente limpiar su nombre, sino redescubrir quién era realmente.

—Está bien —acepto finalmente, tomando una bocanada de aire frío, tomando su mano con un poco de temor — Entrenemos. Para demostrarle al mundo quién soy... y también para recordármelo a mí mismo.

Nemuri sonrió con aprobación

—Ese es el espíritu del verdadero lirio de invierno, no importa cuán fuerte sea la tormenta, siempre floreces.

Aún quedaba mucho por superar, pero si Midnight creía en él, tal vez, solo tal vez, podría encontrar su camino de regreso al hielo, además se había quedado sin representante, sin entrenador y ella se había ofrecido a guiarlo nuevamente.

Lirio de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora