Capitulo 3

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Fyodor entró y se acercó a Imogen, maullando para que la acariciara. Justo cuando iba a hacerlo, una rama golpeó la ventana con fuerza, estrellándose contra el vidrio. Imogen saltó hacia atrás, y la gata, asustada, corrió a esconderse debajo de la cama.

Rama de mierda... —murmuró Imogen, molesta.

Con las cortinas aún abiertas, decidió cerrarlas rápidamente. Luego, se agachó y sacó a Fyodor de debajo de la cama, acariciándola para calmarla. En ese momento, escuchó la voz de su madre llamándola desde la cocina, pidiéndole que ayudara a su hermano Artur a poner la mesa. Mientras cerraba las cortinas, le pareció ver algo fuera, una sombra pequeña y oscura, pero lo ignoró al oír nuevamente la voz de su madre.

Dejó a Fyodor en la cama y salió de la habitación para ayudar con la cena.


Dejó a Fyodor en la cama y salió de la habitación para ayudar con la cena

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Eran las 7:30 p.m. cuando la cena terminó y regresó a su habitación. No había pasado nada interesante durante la comida. Su madre habló sobre su trabajo como psicóloga, y su hermano comentó su día en la escuela. Imogen no mencionó en ningún momento el "regalo" y la carta que había recibido, tratando de quitarles importancia.

De repente, otra vez se escuchó ese ruido frente a su ventana.

¿Mmm...? —murmuró, confundida.

Cuando se acercó, el ruido se hizo más fuerte. ¿Podría ser el viento? O... ¿algo más? Con el corazón acelerado, abrió las cortinas y miró hacia afuera. La oscuridad de la noche lo cubría todo. Sin embargo, en la distancia, distinguió algo... o alguien.

Una figura se mantenía de pie en la esquina de la casa, inmóvil, observándola. Era difícil distinguir detalles debido a la poca luz, pero parecía pequeña, aunque su silueta se percibía inquietantemente grande. Lo más perturbador era que no se movía, simplemente estaba allí, mirándola en silencio. El único sonido que acompañaba la escena era el del viento, hasta que algo brilló por un segundo, como el destello de un cristal o vidrio.

Imogen bajó la mirada al borde de su ventana... y allí había otro regalo.

Con el ceño fruncido, levantó la vista nuevamente hacia la figura. Ya no estaba. Su estómago se retorció de nervios, pero tomó la caja en sus manos y la abrió mientras seguía mirando hacia afuera, esperando ver algún rastro de la persona que la había dejado. Nada.

Al abrir el paquete, descubrió otra fotografía. Esta vez, era una foto vieja, tomada el día de su graduación de primaria. Un escalofrío recorrió su cuerpo. La imagen era siniestra: su rostro estaba rodeado por un corazón, mientras que los rostros de todos los demás habían sido tachados con furia.

La sola visión de esa fotografía hizo que su piel se erizara. Todo en ese regalo le daba escalofríos: la fotografía, el mensaje, e incluso los mismos corazones alrededor de las palabras. Todo era simplemente siniestro y tétrico, especialmente el tono en el que estaba escrito...

Agarró su teléfono y marcó el número de Zen, decidiendo contarle lo que acababa de suceder. Zen estaba recostado en su cama, escuchando música cuando recibió la llamada. Levantó una ceja antes de contestar.

¿Ah? Hola. ¿Me llamabas por algo importante?

Zen... ese tipo dejó otro regalo en mi ventana... —Imogen habló con voz temblorosa.

En cuanto Zen escuchó eso, se incorporó rápidamente, sentándose en la cama mientras un escalofrío le recorría la espalda.

¿Qué mierda? ¿Qué dejó ahora? —preguntó, más perturbado.

Dejó una foto de nuestra graduación de primaria... tachó tu cara y la de los demás... y escribió algo en el reverso...

Zen frunció el ceño, sintiendo que el escalofrío aumentaba.

Mierda... ¿y qué escribió en la fotografía? —inquirió, con una mezcla de preocupación y asco.

Imogen tragó saliva antes de leer las palabras que el acosador había escrito:

"Esos rostros sonrientes no te pertenecen. No son nada en comparación con lo hermosa que es tu sonrisa. Ninguno de ellos la merece. Solo yo sé lo perfecta que es tu sonrisa. Solo yo soy digno de admirarla. Solo a mí me perteneces."

Al escuchar esas palabras, Zen sintió cómo su sangre se enfriaba por completo. Sus ojos se abrieron con sorpresa e incredulidad.

Esto es cada vez más asqueroso y... triste... es como si el tipo realmente viera a los demás como basura en comparación contigo. Es inquietante... —Zen intentaba procesar lo que estaba escuchando, imaginando la fotografía mentalmente: el corazón alrededor del rostro de Imogen y los demás tachados. Sentía escalofríos ante la idea de que alguien quisiera poseerla de manera tan obsesiva.

¿Por qué mierda está pasando todo esto de la nada? ¿Por qué le gusto? ¿Por qué...? —Imogen no pudo evitar sentir la frustración acumulándose en su pecho.

Zen suspiró, lleno de molestia y preocupación. Estaba incómodo, asqueado y completamente inquieto. No tenía respuestas para darle a su amiga; lo único que deseaba era que todo esto fuera solo un maldito juego pesado o una broma de mal gusto.

No lo sé... no sé por qué está pasando todo esto. Solo espero que sea una broma pesada, y nada más que un maldito juego de mal gusto... —dijo, tratando de tranquilizarse a sí mismo y a Imogen, aunque por dentro sabía que la situación era mucho más grave.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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