Una realidad era que Sanha se la pasaba más en casa de Dongmin que en la propia. Y no era de extrañar, era el único lugar donde podía ser él mismo. Y se sentía bastante agradecido con su amigo por darle esa satisfacción.
La historia de cómo se conocieron era bastante particular. No eran amigos de la infancia, ni siquiera iban a la misma escuela. Ni siquiera vivían en el mismo barrio. Pero se conocieron a través de internet cuando Sanha tenía 17 años y estaba buscando personas con cosas en común con él. Así dio con Dongmin en un grupo de fans de Heartstopper en Facebook. Hicieron click de inmediato y bastó sólo un año para que decidieran conocerse en persona.
Así descubrieron que eran de la misma ciudad, y Sanha lo ayudó a conseguir el apartamento en el que vivía cuando estaba buscando arriendo por asuntos de universidad. La amistad les vino como anillo al dedo a ambos. Ambos eran gays de closet por familias conservadoras por lo que solo confiaban el uno en el otro, así formando una amistad inquebrantable.
—¡Hey!—lo llamó al verlo distraído mientras tomaba leche de plátano. Sanha volteó a verlo algo exaltado por la repentina interrupción. —Saldré un rato a resolver unos papeleos en la universidad, ¿quieres que te traiga algo?
—Uh no, acá ya hay suficientes chucherías, así estoy bien. Cuídate.
—Está bien. Tú también cuídate, no le abras la puerta a extraños—bromeó con él sacándole una pequeña risa y terminó por irse, dejándolo solo.
Sanha negó divertido para luego llevar el envase al basurero. Luego, se recostó y se puso a revisar su cuenta de Twitter y a hacer una de las cosas que más amaba; leer los comentarios de sus posts. Solo había subido el video y las fotos las iría revelando de a poco en el transcurso de la semana. También se rió un rato al leer tanto comentario subido de tono, y se divirtió respondiendo guarradas.
Un rato después le dieron ganas de seguir tomando leche de banana así que fue a buscar a la cocina, donde había dejado un six pack, pero grande fue su sorpresa al ver el paquete vacío. Si, Dongmin lo había vuelto a hacer, se tomó todas sus lechitas. Pataleó haciendo un berrinche en medio de la cocina porque se veía en la obligación de entonces ir a la tienda de conveniencia a comprar más.
Peor aún, tener que volver a salir vestido como ñoño por si se encontraba a algún familiar en el barrio.
(...)
Sanha recorría la tienda con parsimonia, viendo si se antojaba de cualquier otra cosa, pues tenía una tarjeta de crédito con limite bastante alto. La tenía desde hacía un mes cuando fue legible para poder obtenerla, y todo gracias a sus seguidores que seguían interactuando religiosamente con su contenido, pudiendo monetizar con la plataforma. Sanha no hacía contenido por paga ya que todo para él era por propio disfrute y diversión, pero tampoco se quejaba si gracias a las nuevas políticas de la aplicación podía obtener apoyo monetario. Mejor para él, así podía invertir en vestimenta y escenografía para su contenido.
El chico sonrió al ver un paquete de aquellas delicias, y se dio cuenta de que era el último paquete que quedaba por lo que se apresuró a tratar de tomarlo, sin embargo unas pequeñas manos se le adelantaron.
—Lo siento señor, pero este paquete es mío, búsquese otro—le dijo una voz infantil. Era un niño, de no más de diez años que lo miraba con soberbia por haberle ganado el six pack.
Muchos pensarían que Sanha al ser ya casi un adulto no se pondría en el mismo nivel que un niño. Y así debería de ser. Sin embargo, lo hizo. Y todo por aquella mirada que le dio el mocoso.
—Pero yo la vi primero—argumentó de manera infantil.
—¿Y? Yo lo tomé primero, así que me corresponde a mí quedármelo, señor—dijo haciendo hincapié en la última palabra.
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Sinner | Binsan (ASTRO)
FanfictionYoon Sanha era el hijo devoto perfecto ante los ojos de todos, incluyendo a sus padres. ¿Y cómo no cuando era el estudiante perfecto, el hijo perfecto que hacía todo lo que sus padres decían? Iba todos los domingos a misa con la más grandes de las s...