UNO

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Ahora Alejandro tenía una recámara mucho más grande que la de antes, eso si. Las paredes estaban recién pintadas y entraba mucha luz a través de dos ventanas. Si se asomaba por una de ellas, veía el Departamento de enfrente, el cual no tenía ninguna gracia porque estaba vacío;si se asomaba por la otra, podría ver, cuatro pisos abajo, lo que antes había sido un jardín y ahora era pura tierra, excepto por una pequeña esquina con algo de pasto fresco y una enredadera que extendía sus ramas por la pared. Su papá había prometido que, dentro de poco, eso sería un nuevo jardín lleno de pasto, donde pondría un columpio y, cuando hiciera calor, una piscina inflable.

Pero Alejandro continuaba con la ley de hielo. No les hablaría a sus papás por el resto de la eternidad. Él no quería mudarse y no entendía por qué habían decidido dejar su casa de siempre, en una colonia fuera de la ciudad, si habían sido tan felices allá. Para los once años de Alejandro eso era increíble. Simplemente es ilógico dejar una casa donde lo tienes todo para vivir en un edificio viejo y maltratado como éste.

𝐂𝐨𝐧 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐜𝐚𝐫𝐢𝐧̃𝐨 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐛𝐢𝐨́ 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐦𝐢 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫𝐢𝐭𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐮𝐞 𝐚 𝐨𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬, 𝐥𝐨𝐬 𝐓𝐊𝐌
  








𝐀𝐋𝐆𝐔𝐈𝐄𝐍 𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora