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El día había sido largo y aburrido, de esos en los que el tiempo parece detenerse.
Estabas tirada en el sillón de la casa, mirando la televisión junto a Sonic, quien tampoco parecía estar mucho más entretenido. Habían pasado ya unos cuantos canales, pero no había nada bueno.
Por otro lado, Sonic estaba recostado con los pies colgando del brazo del sofá, con sus ojos fijos en la pantalla, pero su mente claramente en otro lado.
—¿Esto es lo que los humanos llaman "diversión"?— murmuró Sonic, girando la cabeza hacia ti con una ceja levantada.
Suspiraste, encogiendo los hombros. Era cierto, esto ya era...desesperante. A tus doce años, te encantaba correr y hacer cosas emocionantes, pero hoy todo era demasiado... lento. La idea de seguir viendo la televisión te hacía rodar los ojos. Tenías que encontrar algo más emocionante para hacer, y rápido.
Giraste la cabeza, mirando alrededor de la sala, buscando algo, lo que fuera, para sacarte de ese aburrimiento aplastante. Fue entonces cuando tus ojos se posaron en el estante, donde el bate de béisbol y la pelota descansaban. Sonreíste.
Claro, Tom había sido muy claro la última vez que jugaron al béisbol en el patio. Después de romper varias ventanas y casi volar la cerca del jardín, él había decretado que el béisbol estaba fuera de los límites. Pero... ¿quién podía resistirse?
Sonic, notando tu sonrisa, se incorporó y te miró con curiosidad, acomodándose rápidamente para quedar sobre sus rodillas.
—Oye, ¿qué tienes en mente?— preguntó, con una chispa de emoción en los ojos.
— Eso—. Señalaste el bate y la pelota en el estante, y una sonrisa traviesa apareció en el rostro de Sonic.
—¡No puede ser!— exclamó, con los ojos brillando. —¿Vamos a romper las reglas otra vez?
—Papá no está en casa— dijiste en tono despreocupado, como si fuera la cosa más natural del mundo. —Y ya sabes lo que dicen: "cuando los padres no están, los niños juegan béisbol".
Sonic soltó una carcajada y, en menos de un segundo, ya estaba junto al estante, sosteniendo el bate de béisbol en una mano y la pelota en la otra.
—De acuerdo, campeona— dijo, balanceando el bate de un lado a otro con rapidez, poniendo sus reflejos a prueba —¿Lista para un poco de acción?
Te levantaste de un salto del sofá y sentiste que tu aburrimiento desaparecía en un instante.
Corriste hacia el patio trasero, con Sonic siguiéndote de cerca, ambos emocionados por lo que estaba a punto de suceder. Sabías que esto podría causar problemas más adelante, pero en ese momento, la emoción del juego era todo lo que importaba.
