⸻ Categoría madura puesta por: Nsfw (+18), descripciones gráficas de muertes, de trastornos, y heridas, material sobre suicidio, palabras denigrantes, afrodisiaco, leves referencias a las drogas, y autodestructivo. (Esto se estará actualizando).
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(⚠️) - Fluff, tierno, suave, solo angst en el inicio, y algunas palabras posesivas.
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Neptuno veía su celular con tristeza, viendo una y otra vez el mismo mensaje. No entendía la razón de su pareja por pedir de forma constante pasar tiempo con aquella persona.
¿Por qué su pareja le pedía tanto pasar tiempo con Saturno?
Un nudo en su pecho se formó, esto debido a las últimas semanas donde su pareja había pedido de forma constante diciéndole que pasaría tiempo con Saturno, durando estas salidas muchas horas, llegando a un punto donde pasaba más tiempo con el mayor que con él, su pareja. Cuando intentaba preguntar la razón de su cercanía siempre lo evitaba o cambiaba de conversación, en un principio acepto y pensó que no era nada, ya que no podría imaginarse a su amado engañarlo, pero con el transcurso de los días aquel pensamiento no salía de su mente, incluso si intentaba negarlo con fuerza.
Sabía que era por algo más y no una infidelidad como su desconfianza y su instinto de alfa decía que era. Conocía a su pareja, a su pequeño planeta celeste y sabía que él jamás cometería tal atrocidad, aun así, no podía estar tranquilo con aquella cercanía.
Se dejó caer en la cama, mientras apretaba una almohada como consuelo, así aceptando su día en soledad, debido a que su pareja volvió a decirle que estaría con Saturno, eso implicaba que no volvería hasta muy noche, casi a la hora de la cena. Realmente se preguntaba que tanto hacía en todas esas horas con la compañía de Saturno.
Si tan solo Saturno perteneciera a otra casta, podría comprender cuánta cercanía existía entre ellos durante esas largas horas de convivencia. Lamentablemente, eso no le era posible. El rubio, al ser beta, carecía de feromonas, lo que impedía que su olfato pudiera percibir su proximidad. Gruñó ante tal pensamiento, sabiendo que, de forma inconsciente, dejo que su instinto de alfa se manifestara. Odiaba con todo su ser aquel instinto que solo hacía lo que quería, ignorando lo que él pensaba.
Suspiró y cerró sus ojos, tal vez una siesta no le haría daño, mientras esperaba a su pareja en, al parecer, sus interminables salidas con Saturno.
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La noche había llegado y próximamente la hora de la cena, siendo, usualmente, la hora por la cual llegaba Urano después de su salida con Saturno.
Neptuno se había levantado un poco antes de su siesta, ahora encontrándose preparando la cena para ambos. No era el mejor cocinero, a menos de que se trate de hacer postres, casi siempre era su pareja el quién se encargaba de tal labor, pero debido a sus constantes salidas le era imposible hacer de cenar, especialmente, comer. Dejando a él, algunas veces, sin comida para la comida, haciendo que tuviera que prepararla, o pedirla, casi siempre salía bien cuando hacía algo, pero no puede negar que en otras veces salía algo lastimado gracias a su mala habilidad cocinando, aunque no negaba que había mejorado mucho en estas semanas donde su pareja pasaba más tiempo con el rubio.