Capitulo 2

20 1 0
                                    

Me desperté con el ruido de los árboles que chocaban fuertemente contra mi ventana, mire la hora en un pequeño reloj circular de color rosa que tenía en mi mesita de noche eran las ocho de la mañana. Lentamente me levante de la cama estirándome en ella y descalza me fui al baño para cepillar mis dientes y lavarme el rostro. Abrí el grifo, el agua estaba fría así que espere a que saliera el agua caliente. Me eche jabón y me enjuague la cara, tome una pequeña toalla azul que se encontraba guindada en el perchero del baño la que usaba exclusivamente para secarme el rostro. Al terminar baje las escaleras para ver si se encontraba alguien en casa pero no había nadie, aunque nunca me molestaba quedarme sola en la casa. Encendí la televisión y fui a la cocina para prepararme un sándwich y jugo de naranja.

Me fui al sofá y me senté a comer mientras miraba la televisión.

Cuando había terminado de comer mi madre me llamo por teléfono.

-Hola hija, buenos días dime ¿ya desayunaste?

-Sí, ya lo hice. –Me encontraba recostada del mesón de la cocina.

-Necesito que vengas a la tienda, quiero que te quedes por unas horas mientras voy a la oficina de registro del contador. –Mi madre trabajaba en una pequeña tienda de ropa que quedaba en el centro comercial, a parte del puesto como secretaria personal del dueño de Higos la empresa que se encargaba de producir alimentos de consumo final, era un buen empleo, también porque mi madre tenía la oportunidad de traer aceite, arroz y todas esas cosas que no se hallaban fácilmente en la ciudad.

-¿Pero porque no se queda Camil?

-Porque ella está enferma y dijo que no podía quedarse en la tienda hoy. –Camil era una empleada de mi madre y la única en la que confiaba.

-Está bien, ya me visto para ir, dame una hora para llegar. –Le dije a mi madre sin mucho entusiasmo, de vez en cuando me gustaba ir a la tienda y ver qué cosas nuevas había en ella como camisetas, suéteres o pantalones, pero trabajar en vacaciones era algo que no quería hacer.

Deje el teléfono en el mesón y luego me apresure a vestirme, me coloque unos jeans azules claros, una blusa suelta de tiras color verde agua que tenía estampado "Eat more Rabbit food" y mis sandalias negras.

Luego de haber estado lista baje las escaleras y tome las llaves de la pequeña mesa marrón que estaba al lado del sofá. Cerré todas las puertas y Salí de casa tomando un taxi hasta el centro de la ciudad.

-Aquí tiene. –Le dije al señor del taxi mientras le daba el dinero.

-Muchas gracias señorita que tenga buen día. –Me dijo este tomando el dinero.

Me baje del auto y me adentre al centro comercial.

-Hola mama. –Salude a mi madre y le di un beso en la mejilla al verla.

-Hola querida. Te daré las instrucciones antes de irme. –Me soltó de la mano y se dirigió al mostrador yo la seguí. Estaba algo angustiada por la pelea de la noche anterior pero al parecer a mi madre se le había pasado. –Bien veamos... aquí están unas cajas que tienen ropa nueva, acaban de traerla, necesito que coloques todas estas prendas en su lugar correspondiente y luego cuando termines, las cajas vacías las guardas en el ático. –Mi madre me indicaba cada cosa que tenía que hacer. Muchas veces había trabajado en la tienda así que ya sabía perfectamente cómo se manejaban las cosas en este lugar. –Eso es todo por favor atenta con los clientes, alguna emergencia solo me llamas. –Me dijo tomando su cartera y colocándosela en su hombro derecho.

-Está bien mama, todo va a estar bien. –Mi madre tenía una hermosa camisa azul turquesa de mangas largas que mi padre le había regalado en su cumpleaños pasado, unos jeans negros ajustados que quedaban perfectamente con el cuerpo esbelto de ella, un par de botas y su cabello que le llegaba hasta la cintura.

RECUERDAME...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora