𝑭𝒖𝒄𝒌 𝒀𝒆𝒔 / 𝑱𝒆𝒎𝒎𝒂 & 𝑾𝒆𝒏𝒄𝒍𝒂𝒊𝒓 𝑶𝒏𝒆 𝒔𝒉𝒐𝒕𝒔

Succubus - Jenna G!P

POV EMMA

Todo a mi alrededor es una habitación oscura, apenas imperceptible, la luz de la luna que se cola por la ventana me expone que no es mi habitación.

No sé dónde estoy, los latidos en mi corazón me advierten de que estoy en peligro. Un tipo de oscuridad que me asusta, como si no estuviera sola. Hay algo, esperándome. Lo siento.

La sábana bajo mi cuerpo se siente fría, pero no incómoda. Mi respiración se siente pesada, no puedo la controlar. No debería estar aquí, lo sé, pero tampoco puedo alejarme. Es como si mi cuerpo ya hubiera decidido por mí, completamente paralizada.

Entonces la siento: una presencia. Mi piel se eriza, el aire cambia, y de pronto sé que no estoy sola. Mis ojos buscan entre la oscuridad, tratando de encontrar algo, pero es inútil. Como si fuese una oscuridad más intensa, además, era irreconocible. Y ahí está. Su figura emerge lentamente acercándose a mí, casi flotando como si de algo sobrenatural se tratara.

No puedo apartar la mirada. Ella, o al menos parece ser una mujer, es hermosa de una forma que me tienta. Su cuerpo es perfecto, sus curvas femeninas, pero hay algo más. Algo que no logro identificar de inmediato pero que me provoca un nudo en el estómago. Sus ojos, rojos como la sangre, se clavan en los míos, y en ese instante lo sé: ella es peligrosa.

¿Es posible que me sienta atraída? Estoy segura de que me gustan los chicos. Pero no podría negar que su figura es bastante sensual.

A pesar de que mi corazón late con fuerza por la incertidumbre y el miedo. Me siento diferente. Mi corazón late rápido, mi piel arde, y aunque mi mente me dice que retroceda, mi cuerpo me traiciona, avanzando un paso hacia ella, como si una fuerza invisible me empujara hacia ella. Sus labios se curvan en una sonrisa lenta, casi burlona, y mi pulso se acelera aún más.

—¿Me estabas esperando? —Su voz es suave, envolvente, pero vibra dentro de mí como si hubiera hablado directamente en mi mente. Intento responder, pero las palabras no salen. Mi garganta está seca, y solo consigo asentir de manera torpe. ¿Qué estoy haciendo? Ni siquiera sé quién o qué es, pero no puedo detenerme.

Ella extiende una mano hacia mí, un gesto que tomó como invitación. Mi cuerpo actúa solo, mi mano encuentra la suya, y cuando nuestras pieles se tocan, una corriente eléctrica me atraviesa. Es un calor que no puedo describir, algo primitivo, algo que despierta en mí un deseo que había mantenido enterrado. La súcubo —porque no hay otra palabra para describirla— se acerca más, y el aire entre nosotras se carga de una energía que me embriaga.

Su aliento cálido roza mi oído, enviando un escalofrío a lo largo de mi columna. —Espero disfrutes el dolor—. Sus palabras me envuelven, una sugerencia seductora que se desliza por mi mente como un susurro.

Cierro los ojos. Quiero rendirme. No puedo resistirme. Todo mi ser responde a ella, a sus manos que rozan mi piel, a la calidez que emana de su cuerpo. Me siento atrapada en un sueño, cada toque suyo es una explosión de placer, y a la vez, una caída más profunda en lo desconocido. Mi mente lucha por entender, pero ya es inútil. Solo siento.

Siento su cuerpo contra el mío, la fuerza de sus manos, la suavidad de su piel. Un pequeño dolor con cada agarre, solo una intensidad que me sobrepasa. Es una mezcla de deseo y poder, de entrega y dominación. Mi respiración se vuelve torpe, mi piel arde. Lo único que existe es este momento, este sueño que me consume por completo.

Pero entonces, en medio del placer y la confusión, una pequeña parte de mi conciencia se despierta. Esto no es real. Es un sueño, un sueño que me está atrapando en algo que no puedo controlar. Intento aferrarme a ese pensamiento, pero cada segundo que pasa me hundo más. Intento despertar. Pero en cada intento logro que la súcubo se enfurezca. Sus toques se vuelven más firmes. No sé si quiero que esto termine.