Un imperio en cenizas #4

CAPITULO 4

CARTAS
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Murat

Termino de cambiarme al finalizar con la rutina de ejercicio.

Estoy agotado mentalmente con la infinida de estrés que hay sobre mis hombros.

Larister se acerca a mi lado, un tipo que sabe seguir órdenes, no tiene nada de especial considerando que es hijo de un antiguo mafioso, comienzo a creer que Richard le pasó la misma inaptitud para liderar porque este chico se deja mandar muy bien y sigue todo al pie de la letra sin tener una pizca de autoridad.

—¿Qué es lo que conseguiste?

—Las mafias ya no quieren alianzas con nosotros pese a que tenga a la mafia de India de su lado, las Triadas están dispuestas a escucharlo, aunque no lucen convencidas. —Él lleva sus manos a su espalda—. También creo que todo esto se debe a que en su milicia rusa no hay más que un cierto número de soldados.

—¿Y qué es lo que les molesta de eso?

—Bueno, Imperium es bastante grande, muchas de las milicias ya lo han visto y sobre todo al saber que es de las milicias más avanzadas en la tecnología y tienen todos los instrumentos y armamentos para una guerra mundial si es que les apetece.

Mis hombros se cuadran y me adentro a la sala de juntas donde ya puedo ver a mi comandante de la base rusa y uno de los mensajeros de la mafia de Finlandia.

—Eso no me agrada para nada.

—¿Qué? —Kareem entra buscando un trago—. ¿Lo de Kylian? Es un verdadero bastardo, se consiguió una milicia entera construida desde cero y tiene a la mayoría de mafias de su lado. Se te está yendo de las manos, estás perdiendo control.

Tomo asiento en la cabecera de la mesa.

—Estuve un tiempo fuera de todo esto, estaba tratando de encontrar la manera de reunir mis pensamientos y ahora ya estoy aquí. —Más miembros como un mensajero de la mafia de India y el soldado que Larister trajo consigo—. Quiero entender que es lo que ustedes saben, ya tengo en cuenta el maldito espectáculo que hizo Kylian con el tema del dinero, lo cual me parece estúpido.

—Se acaba de ganar al pueblo —habla Kareem—. ¿Y qué es lo que hemos hecho nosotros? Nada, solo esperar y esperar a que salgas de tu oficina porque no podemos hacer demasiado sin tener alianzas solidas.

—Ya las tenemos con los indios.

—Eso no es suficiente —asegura Bayani, el mensajero de Finlandia—. El problema con nuestra mafia es que a pesar de que somos crueles, ya tampoco quieren hacer negocios con nosotros pese a que tengamos el negocio de las esclavas.

—Eso ya lo tengo en mente, lo que me interesa es una puta solución y lo único que estoy escuchando son quejas.

Larister da un paso al frente a mi lado.

—Creo que lo mejor es tener en cuenta que tipo de mafias quiere usted y amenazar, tal vez tener algo que ellos quieran y les sea imposible no poder resistirse.

—¿Crees que no lo he intentado, Rasmussen?

—Entonces estamos jodidos, señor.

Ruedo los ojos y pellizco el puente de mi nariz.

—Quiero que empiecen a ver por malditas soluciones que nos ayuden a arreglar todo esto, yo me largo, se ve que mientras no estoy no pueden hacer nada por esta organización porque son unos ineptos.

Empujo la silla hacia atrás para poder salir de ese maldito lugar.

Mis pasos ya me dirigen hacia el exterior, subo a mi auto para tomar mi rumbo hacia la casa de seguridad que solo toco yo, cuando toco ese lugar todo se esfuma y sé que puedo pensar y hacer lo que quiera sin tener que poner una maldita cara que no puedo sostener ahora mismo.