Un imperio en cenizas #4

CAPITULO 1

KILLER

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Kylian

Killer, es lo que soy, en lo que me he convertido viendo caer a millones, viendo la sangre regada de los míos llenando las calles de ríos extensos de lágrimas, sufrimientos y lamentos.

El mundo me tiene miedo.

Mis enemigos creen que fui tan tonto como para volarme la cabeza y ser un cobarde.

Lo que no saben es que, de eso nada, no soy un cobarde, soy un puto asesino que puede convertir el mundo en un verdadero infierno del que nadie va a lograr escapar.

Mis enemigos están a nada de comenzar a temerme.

Temblarán y llorarán en la oscuridad donde nadie los vea.

Las camionetas se detienen fuera de mi imperio, de lo que he estado construyendo mientras la gente creía que me estaba haciendo idiota, y mientras la gente creía que estaba muerto. Abro la puerta de la Suburban, le tiendo la mano a mi mujer, dejando que baje con su uniforme, sigue mi hijo y al final la pequeña.

—Papi, mis gafas de sol no estaban donde me dijiste que estaban.

—Traje un repuesto, levanta la cara.

Ella hace caso, sonriendo y es cuando saco las pequeñas gafas de sol Chanel que le coloco, las empujo contra su fino y pequeño puente de la nariz. Me tiende su mano y es la misma que tomo para ayudarla a bajar.

Las puertas se cierran y es cuando comenzamos a caminar, Hodge, Henry, Fausto y Sergei detrás, los demás por delante, una mano sosteniendo la de mi hija y la otra la de mi mujer.

Seguimos caminando viendo las filas preparadas.

Cada soldado que fue reclutado, que fue cazado y negociado para que pudieran estar aquí sirviéndome.

Llegamos hasta el podio, me coloco delante del atril sacándome el sombrero de mi nueva entidad y lo coloco a un lado, sostengo los bordes del atril y veo a mi séquito, mi ejército.

Miles de cabezas.

—Mi nombre es Kylian Vincent Gauthier, antiguo coronel de las Fuerzas Especiales de Derry, una ciudad que en la actualidad está destruida, algunos de ustedes fueron evacuados para llevarlos a CIDFA a que esperarán hasta su llamado y luego de un par de años están aquí de nuevo ante mí para ser comandados.  —Hago sonar mi voz fuerte y claro—. Reciban mi bienvenida al Centro de Operaciones Imperium, mi base, lo último en tecnología, medicina, artillería, marítima y aérea está aquí.

Todos se mantienen en su posición.

El poder que rezuma de mis venas se los transmito.

Quiero que sepan lo que soy.

Letal.

—Si se encuentran aquí es porque tienen las capacidades, la inteligencia y no son unos blandengues que ante el primer estallido de bala se asustan —digo elevando la voz, serio—. Ésta base es impenetrable, es el Proyecto secreto que tuve en mente desde pequeño con mi madre Antonella Gauthier y el mismo que puse en práctica cuando mi mujer estaba embarazada y nuestros enemigos venían por todos nosotros.

»Tardé años, tardé meses creando este imperio en el que hoy están parados, quiero que lo veneren, que se arrodillen por él y prometan lealtad, porque su alma y cuerpo ya son de esta organización que está bajo mi mandato. Muchos podrían creer que no fui un buen coronel o que me estaba aferrando a un puesto de poder y popularidad. No señores, siempre tuve muy en cuenta llegar más y más lejos, hacer las cosas a mi manera y cómo yo quería. Porque no acepto errores y sé que si quiero las cosas perfectas yo tengo que crearlas y mostrarlas.