IV. Futuro.

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~Acto IV~

La luna seguía colgando en lo alto del cielo, pero las estrellas que la rodeaban parecían brillar más ahora que el peso de la confesión y el primer beso había quedado atrás. Yuta y Maki permanecieron en silencio durante un largo rato, simplemente disfrutando de la compañía mutua, del entendimiento silencioso que ahora los conectaba de una manera más profunda.

Sin embargo, en la mente de Maki, algo aún rondaba, algo que había estado postergando por mucho tiempo. Se levantó lentamente, el peso de las cicatrices en su piel recordándole las luchas pasadas, pero también el futuro que, de alguna manera, ella y Yuta tendrían que forjar. Yuta la observó, intrigado por el súbito cambio de energía en ella.

"Maki," Comenzó él, como si supiera que algo importante estaba por surgir. "¿Qué estás pensando?"

Ella lo miró por encima del hombro, sus ojos brillando con determinación. "El clan Zenin," dijo, sin rodeos. El nombre por sí solo cargaba un peso casi insoportable, pero ahora, ese peso ya no le afectaba de la misma manera. "Todo lo que era, todo lo que representaba, ya no existe. Pero... no puedo dejar que el nombre quede en la ruina. No después de todo lo que pasó."

Yuta la observó atentamente, sintiendo el conflicto en sus palabras. Sabía lo que significaba ese clan para ella, lo que había simbolizado durante toda su vida. Maki había luchado por su lugar, por demostrar su valía, y al final, había destruido los vestigios del pasado. Sin embargo, reconstruir algo nuevo era un desafío completamente diferente.

"¿Quieres rehacer el clan?" preguntó Yuta, midiendo sus palabras con cuidado.

Maki asintió, sus ojos brillando con una fuerza renovada. "Sí. Pero no bajo el nombre Zenin. Ese nombre ya no significa nada, ni para mí ni para nadie más. Quiero construir algo nuevo, algo mejor. Un clan que no esté manchado por el odio, la crueldad y las injusticias que definieron a los Zenin."

Yuta se levantó, acercándose a ella con una expresión seria. Sabía que esto no era una decisión impulsiva, sino una idea que Maki había estado procesando durante mucho tiempo. "Si ese es tu deseo," Dijo, su voz firme, "Lo haré contigo. Podemos construir un nuevo clan juntos. Uno en el que el poder no lo sea todo, donde la fuerza no se mida solo por la técnica o la herencia."

Maki lo miró de nuevo, esta vez con una mezcla de agradecimiento y respeto. "Quiero que lleve tu nombre," añadió en un tono bajo, pero claro. "El clan Okkotsu. Un nuevo comienzo para todo lo que el clan Zenin alguna vez fue, pero sin las cadenas del pasado."

Yuta no pudo evitar sentir una mezcla de sorpresa y emoción. El nombre Okkotsu no había sido uno que se destacara en la historia de los hechiceros, no como el de los Zenin. Pero si Maki quería comenzar algo nuevo bajo su apellido, lo veía como un honor más que como una responsabilidad. "Si es lo que quieres, lo acepto." Respondió, su voz cargada de sinceridad.

Los dos sabían que el camino por delante sería difícil. No sería fácil limpiar el nombre de un clan tan desprestigiado como el Zenin, ni sería sencillo formar una nueva línea sin herencias manchadas por el orgullo y las rivalidades. Sin embargo, esa misma dificultad era lo que los impulsaba. Habían luchado por sobrevivir juntos, y ahora lucharían para forjar un futuro nuevo.

"Pero será diferente." Dijo Maki, su tono más suave ahora. "No seremos como ellos. No habrán competencias inútiles ni desprecio por los que no nacen con técnicas. Lo que construiremos será algo que valga la pena para el futuro."

Yuta asintió, sabiendo que eso era lo que ambos deseaban. "Sí. Y cuando tengamos hijos, ellos crecerán sabiendo que su valor no depende de su herencia, sino de quiénes son."

Maki no respondió de inmediato, pero había una pequeña sonrisa en su rostro, una sonrisa rara en ella, pero que iluminaba el futuro que ahora podían ver juntos. "Eso es justo lo que Mai hubiera querido," murmuró, bajando la mirada por un segundo, evocando el nombre de su hermana perdida. "Ella... siempre fue diferente a mí, pero también fue más fuerte de lo que le reconocí. Si vamos a tener una familia, quiero que nuestra hija... nuestra primera hija, lleve su nombre."

Yuta sintió una calidez en el pecho, sabiendo lo importante que esa decisión era para Maki. "Mai," repitió suavemente. "Es un hermoso nombre. Ella estará orgullosa de llevarlo, igual que lo estará de ti."

El futuro que antes parecía incierto comenzaba a tomar forma, y aunque ambos sabían que habría desafíos en el camino, sentían una paz que no habían experimentado antes. Aquel clan, que una vez había sido un símbolo de opresión para Maki, ahora sería transformado en algo completamente diferente, algo mejor. Y aunque no podían borrar el pasado, estaban dispuestos a crear un futuro donde sus hijos—y los hijos de otros—pudieran crecer en un entorno de fuerza, respeto y libertad.

"El clan Okkotsu," murmuró Maki una vez más, como si probara el nombre en sus labios. "Será un nuevo comienzo."

Yuta la miró, y en ese momento, vio no solo a la guerrera que siempre había admirado, sino también a la mujer con quien deseaba compartir el resto de su vida. "Lo haremos bien, Maki." dijo, con la misma suavidad y determinación que siempre lo caracterizaba. "Juntos."

El viento sopló nuevamente, pero esta vez parecía llevar consigo una promesa de algo más grande, algo que ya no estaba atado al dolor o a la lucha interminable, sino a la esperanza de un futuro lleno de significado.

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