El rey de las maldiciones había caído.
Maki se preocupó terriblemente por Yuta en los minutos finales de la pelea. Preocupada que su compañero... Sí, compañero, estuviera en un pobre estado o que no haya sobrevivido tras el mimetismo.
Afortunadamente, fue gracias a Rika, la maldición acompañante de Yuta, que éste se mantuvo vivo. Jamás le había guardado tanto aprecio a una maldición hasta ese momento.
Pasado un par de días, y luego de varias juntas con los hechiceros sobrevivientes en la batalla contra Sukuna, por fin pudieron estar en paz una vez más. Como si nada hubiese pasado.
"¿A dónde vamos?" Maki preguntó insistentemente. La chica con cicatrices estaba expectante del lugar a dónde la llevaba Yuta. No pensaría que esto fuese una cita, ya que previamente Yuta le dijo que visitarían a alguien muy importante.
"A un lugar especial que hice yo." Yuta le sonrió y el corazón de Maki se ablandó. "Lo llamé... La cripta del caído."
"¿Eh?" Maki sostuvo con un poco más de fuerza la mano de Yuta. "¿Cuál es ése lugar? ¿Y a que te refieres con 'lo llamé'?" Confundida, sólo accedió a dejarse llevar por Yuta.
"Luego de la batalla, me encargué de dejar a salvo el cuerpo de Gojo-sensei, o bueno, Gojo a secas, ya que él me dijo que no tenía problema en llamarlo así aún estando muerto." La seriedad del hechicero fue suficiente para hacerle entender a Maki el peso del asunto. "De todos modos, eres la única que conoce éste lugar junto a Rika-chan. Santuario, cripta, no lo sé, llámalo como quieras."
Tras una caminata silenciosa por una zona boscosa perteneciente a la academia de hechicería de Tokyo, la pareja de hechiceros atravesaron una barrera. Maki pudo reconocer que la energía maldita era proveniente de Yuta. Al atravesarla, Maki observó cómo en el centro del lugar al que habían ingresado se hallaba una tumba con una cruz a la cabeza. No era muy detallado, pero lo que sí abundaba era multitud de fotos de Satoru Gojo y multitud de fotos con sus estudiantes. También habían otras más de cuando el maestro estaba en secundaria, con su mejor amigo Geto, Nanami, Shoko, e incluso Haibara.
"Gojo te dijo... ¿que le hicieses esto?" Preguntó Maki, adentrándose en el lugar acompañada de Yuta. "¿Por qué no me lo dijiste antes?" No estaba molesta, sino más bien curiosa de saber el porqué del secretismo de Yuta, quien es muy cercano a ella. Lo único que sabía es que el chico Okkotsu era favorito de Gojo, llevándolo a multitud de misiones y entrenándolo personalmente antes de ser derrotado.
"Sí, me dijo que lo hiciera." Reveló Yuta, colocándose al costado de Maki. "Me dijo que él se lo merecía. Es un ser humano como tú y yo, con la bendición de haber sido el más fuerte. Todos lo reconocieron como el más fuerte, pero casi nadie lo reconoció como la persona; Gojo Satoru." Sonrió, mirando la tumba de su maestro que él hizo. No era la más decorada, o la más conmemorativa, pero el valor y el peso emocional que significaba era gigantesco para él.
"Fue el maestro Gojo quien me dijo que lo enterrara en caso de morir." Continuó Yuta, con una Maki silenciosa que admiraba la tumba sin dejar de prestarle atención a las palabras de su amigo. "Quería estar rodeado de aquello que más lo hizo feliz en su vida: Sus amigos y sus estudiantes. "
Maki miró a Yuta, y luego alternó su vista a la tumba. Era muy significativo todo esto. Después de la pelea, es como si se hubiesen olvidado de Gojo, el más fuerte.
"¿Qué fue exactamente lo que te dijo el maestro?" Maki miró a Yuta a los ojos y él le sonrió, devolviendo su vista a la tumba.
"'Si me voy, no quiero que mi tumba sea lujosa o un lugar para llorar, quiero que lo sea para recordar que uno viva su vida de forma feliz.' Me lo dijo justo antes de irme a cazar a Kenjaku." Le respondió.
Luego de la conversación, Maki y Yuta rezaron por Satoru, para luego retirarse.
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Pequeño inicio a modo de introducción. Continúen.
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Everlasting [✔️]
FanficNi el rey de las maldiciones impidió que el fuerte vínculo entre ambos se rompiera. "Por siempre."