Capitulo único

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El ambiente en el Polar Tang siempre era una mezcla peculiar de silencio y ruido. Aunque su tripulación parecía estar inquieta en todo momento, cuando estaban cerca de su capitán, parecía que se acoplaban a su silencio, casi sin darse cuenta. Hoy, sin embargo, Law sentía que incluso los pequeños peces que podía ver a través de la portilla de su habitación —esos extraños seres que solían seguir el submarino como una sombra—, entendían su preocupación.

Colgó el Den Den Mushi con una sensación extraña en el pecho. No es la primera vez que recibe una llamada del Thousand Sunny, esperando escuchar la voz del otro capitán, pidiéndole una reunión anticipada, haciéndole sabe que lo extrañaba y el siempre aceptaría ir a donde este, feliz de pasar tiempo con el menor —aunque no lo demostraría tan abiertamente—. Pero esta vez, la llamada había sido distinta.

Fue Nami quien le había contactado, y el tono en su voz le causó una punzada de inquietud.

Paso su mano por su cabello desordenado. Aún es temprano por la mañana y se preguntaba si debía estar ahí cuanto antes, pues la mujer sonaba preocupada y alarmada.

Algo le pasa a Luffy y ni Chopper lo entiende.

Salió de su habitación. El camino hacia la cocina, donde su tripulación ya estaba reunida para desayunar, le pareció más largo de lo habitual.

—¡Buenos días, capitán! —lo saludaron con entusiasmo.

—Buenos días —respondió, más por costumbre que por convicción, mientras se sentaba a la mesa.

Ikkaku, quien solía leerle mejor que la mayoría, se sentó a su lado y deslizó un plato frente a él.

—¿Te pasa algo, capitán? Te ves preocupado —preguntó ella, su tono suave, pero observador.

Antes de que Law pudiera responder, Bepo se adelantó con su característica preocupación.

—¿Al capitán le preocupa algo? —inquirió, inclinando la cabeza.

Ambas tripulaciones no están al tanto de la relación que lleva con Luffy. Si saben que hay una amistad intima y creen que se desarrolló a través de todas esas aventuras, acostumbrándose a sus encuentros, aun que de igual forma, ambas tripulaciones se llevan muy bien.

—Me llamo la navegante de los Sombrero de Paja —le miraron con atención—Algo le pasa a Muguiwara-ya.

Las palabras cayeron como una piedra en el agua, provocando una ola de reacciones silenciosas. Hakugan y Uni, que hasta hace unos momentos conversaban relajadamente, intercambiaron miradas y comenzaron a comer con rapidez para dirigirse al centro de mando y llevar a su capitán hasta el Thousand Sunny. Era claro que el ambiente había cambiado. La tripulación sabía que, cuando su capitán tenía esa expresión, no había tiempo que perder.

Law observó todo con una mezcla de agradecimiento silencioso y preocupación creciente. Una vez termino de desayunar, regreso a su habitación.

Bajo la ducha, el agua caliente no lograba calmar la tensión en sus hombros ni disipar las preguntas ¿Qué podría ser tan grave como para que Chopper no tuviera una respuesta? ¿Y si no era algo médico? Pensó en Robin, la arqueóloga que siempre parecía tener una solución para los momentos de duda emocional de Luffy. Si ni ella podía ayudar ¿Qué tan grave sería la situación?

Cuando estuvo listo, Law permaneció quieto por un momento, con la mirada fija en su espejo. No importaba lo que fuera, él estaría allí. No podía quitarse esa sensación en el pecho, esa necesidad urgente de estar a su lado. Mientras el Polar Tang avanzaba, Law supo que la distancia entre ellos pronto desaparecería. Y que, de alguna forma, debía estar preparado para lo que fuera que lo esperara en el Thousand Sunny.

Los reyes TAMBIÉN lloran - LawluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora