a part of your family

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I'm such a sinner
And I have been since birth
Full of greed and full of lust
But I could be so much worse
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Un único jadeo desesperado fue el detonante de Kokonoi. Incapaz de resistirse a la suave curvatura del cuerpo de Inui, lo acorraló contra la puerta de la habitación y besó sus labios con tanta ternura que Seishu sintió que lloraría.

—Hajime, te necesito... —Suspiró en la boca contraria, tironeando el cabello largo de su amante.

Kokonoi no respondió, tomándose su tiempo en desabrochar los botones de la camisa contraria y besar cada centímetro de piel descubierta—. Eres tan hermoso, Inui. Tan perfecto entre mis brazos...

Seishu dejó escapar un gemido lastimero; amaba cuando Kokonoi le hablaba de esa forma, con tanto amor de por medio, con una pasión desbordante que lo derretía por dentro. ¿Qué más necesitaba? Tenía al amor de su vida besando su vientre con dulzura, acariciando sus caderas y compartiendo tan agonizantes sentimientos que ni el poeta más talentoso del mundo podría encontrar palabras para describir lo que Kokonoi significaba para Inui.

Sentirlo moverse en su interior, rodeando sus caderas con las piernas temblorosas y los ojos llorosos; nada se sentía tan bien como pertenecerle al otro hasta que el sol asomara por el horizonte, hasta que los pájaros amenazaran con revelar las verdades que la oscuridad ocultaba.

Una noche más, solo una.

Una noche más para amarte hasta que las estrellas abandonen el cielo, hasta que este sentimiento me consuma con tanto dolor que no sea capaz de vivir otro segundo sin añorar tu presencia junto a la mía. Solo una noche más antes de desaparecer en una neblina maldita que se arrastra por los caminos del averno arrebatándome el alma.

¿Es amarte un pecado? Oh, cielo bendito, dios le teme al amor que por ti siento.

¿Qué es el paraíso junto a tus ojos eclipsados? El edén se halla entre tus brazos, en el centro de tu pecho alborotado.

Los labios de Inui eran un néctar de vida eterna, sosteniendo a Hajime entre los besos cálidos de un amor imposible; no había inocencia tan grande como su dulce pecado.

—¿Te quedarás esta noche? —La suave melodía de la voz de Kokonoi interrumpió el silencio solemne que reinaba en la habitación.

—¿Quieres que me quede? —Seishu ventiló sus inseguridades, alejándose del otro con el temor al rechazo palpitándole en el pecho.

—Quiero que te quedes junto a mí para siempre, Inui, no solo esta noche... —Koko acarició el sonrojo del contrario, repartiendo besos por todo su rostro antes de llegar a su boca, ignorante de la tormenta que había desatado en la cabeza del otro con semejante propuesta.

—¿Y nuestros padres? Estarían devastados si se enteran de que tú y yo...

—¿De qué tú y yo estamos enamorados? ¿De qué te pienso todos los días y que te anhelo todas las noches? — Su tono de voz se elevó, sintiendo su corazón romperse un poco más con cada palabra—. Estoy harto de tener que esconderte, Inui. Y si te avergüenzas de esto, entonces no le veo caso a continuar juntos.

El miedo seguía ahí, arrastrándose por sus piernas y presionando justo en su garganta, impidiéndole respirar con normalidad. El miedo siempre estaría ahí, pero Kokonoi era mucho más importante que el disgusto de su familia.

—Huyamos... —Su voz sonó como un susurro aturdido, incapaz de creer en sus propias palabras—. Vámonos lejos y dejemos todo esto que nos atormenta atrás.

—¿Me amas? —Kokonoi lo sujetó firme del rostro, sus miradas chocando en un desesperado deseo que poseía sus cuerpos.

—Amor es poco para describir lo que siento por ti, Hajime... —Y le entregó su alma con un beso, sabiendo que era capaz de dejarlo todo por hacer feliz a aquel hombre que le había enseñado sobre la vida más que ninguna otra persona. Ahí, en la habitación que había presenciado todas sus primeras veces, fueron capaces de dejar atrás todas las mentiras que resguardaban su felicidad.

Una simple carta de despedida fue todo lo que se necesitó para desatar el caos en su familia, ¿Cómo podían huir juntos, siendo hombres, siendo hermanastros?

Hallaron el edén en los brazos contrarios.

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El contexto es que los papás de Koko adoptaron a Seishu cuando este perdió a sus padres, se criaron desde los 8-9 años juntos, pero siempre se vieron como amigos (hasta que se enamoraron, obvio). Inui no se cambió el apellido para mantener el recuerdo de sus padres.

El texto se sitúa cuando ambos tienen alrededor de 24-25 años y llevaban bastante tiempo en una relación secreta.

Eso sería!!!!! ojalá les guste y si ven algún error... mentira, no vieron nada.

-Eri

EDÉN ✦ KOKONUIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora