Se miraron, pero en realidad no lo hicieron. Cada uno observó algo completamente distinto, aunque compartieran el mismo espacio, sus corazones latieron en ritmos desiguales. Ella, con los ojos llenos de ilusión, sintió cómo su corazón se disparaba, esa calma envolvente de quien cree haber encontrado el hogar en la mirada de otro. Él, en cambio, la miraba como quien observa una pintura compleja, fascinante, pero incomprensible. Quería detenerse, perderse en sus detalles, pero no podía deshacerse de esa sensación de extrañeza. El amor es así, una ilusión que ambos pueden ver, pero nunca con los mismos ojos. Una escritora podría describir ese amor como una historia vibrante, mientras un cantante lo cantaría como la balada más suave. Sentimientos iguales, pero traducidos de maneras diferentes.
Se acercaron, tan cerca que el resto del mundo comenzó a desvanecerse, como si el universo hubiera decidido apartarse en ese instante íntimo. No lo sabían, pero llevaban toda una vida buscándose, dando vueltas en un círculo que los mantenía siempre en movimiento, pero nunca en el mismo punto. Alguien podría decir que solo debían girar en dirección contraria, detenerse y encontrarse. Pero ¿qué pasaba si ambos pensaban lo mismo? Es el miedo a detenerse, el miedo a no ser suficiente, el temor a que el otro ya se haya cansado de esperar o seguir. Así es la búsqueda del amor, un laberinto en el que seguimos corriendo, buscando algo que nos complete, aunque no sepamos cómo reconocerlo cuando lo encontremos.
Quizá el amor pasó a mi lado y no lo vi. Tal vez en ese tren lleno de gente o en la plaza abarrotada. Quizá era ese chico al que no me atreví a mirar, o aquel al que no supe cómo acercarme. ¿Y si ya lo conocí? ¿Y si fue esa persona que no tuvo el valor de decirme nada, y ahora todo lo que queda es un hilo roto por el miedo? ¿Y si el amor de mi vida era...? Nos obsesionamos con el destino, le ponemos nombre a la incertidumbre para no tener que enfrentarnos a la verdad: tal vez no tomamos la mejor decisión. Nos decimos que fue el destino, porque aceptar que fue nuestra elección es más doloroso.
Él no creía en almas gemelas. Creía en el amor, pero pensaba que el amor podía surgir con cualquiera. Hoy era ella, pero en otra vida, en otro lugar, podría haber sido otra persona, y habrían sido igualmente felices. Ella, por el contrario, confiaba en el destino, en esa idea de que alguien, en algún lugar, estaba corriendo hacia ella tanto como ella corría hacia él. Creía que el amor verdadero no era una cuestión de elección, sino de inevitabilidad.
Dos personas tan diferentes, mirándose, conectando de maneras que no comprendían del todo, pero sintiendo ese amor que les quemaba por dentro. No eran el uno para el otro, lo sabían, pero ella prefería pensar que su error, su vacilación, era obra del destino. Que ese juego cruel de encontrarse y desencontrarse era parte del plan. Se acercaron para el beso que ambos sabían que debería haber sido el clímax de su historia, el desenlace de todo. Pero, justo en ese instante, él abrió los ojos y se dio cuenta de que ella ya no estaba. Su rostro se endureció, un vacío frío reemplazó lo que antes era expectativa. Comenzó a alejarse, y aunque ella gritaba, intentando detenerlo, sus voces no se encontraron. Él pensaba que se había ido, que el momento había terminado, pero en realidad, ella nunca se fue.
Y así quedaron, dos sombras que alguna vez estuvieron tan cerca, separadas no por la distancia, sino por la confusión de haberse buscado tanto, solo para perderse de nuevo.
El teatro estalló en aplausos mientras la voz de fondo desaparecía y los actores se inclinaban, agradeciendo al público por presenciar la obra. Linda sonrió y fue la única que se levantó de su asiento, comenzando a aplaudir con más fuerza, como si su alma se fuera en ello. Sus mejillas aún mostraban rastros de lágrimas por lo que acababa de presenciar.
Esa misma mañana, su amiga Estefany le había regalado una entrada para ver "Te buscaré en el tiempo", y no lo podía creer. Apenas dos meses antes, Linda había leído el libro, y la idea de ver la obra le pareció estupenda, especialmente porque sentía que la ayudaría a aclarar un poco su mente, después de que, hacía tan solo cuatro meses, decidiera no casarse.
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Entre suspiros del tiempo ||ONC2024
रोमांसEn el tic-tac del tiempo, Theo se sumerge en un viaje que lo lleva a revivir momentos clave de su vida amorosa. Entre suspiros del pasado y sus sueños del futuro, Theo aprenderá que, a veces, el destino nos guía hacia donde pertenecemos. Disparador...