⚠️+18!!⚠️
Elizabeth.
Le entrego la toalla chocando con su pecho en el descenso, escucho los latidos lentos de este hasta que me alejo para entrar al baño.
Soy una estúpida, me quedé babeando delante de el y haciéndole ver que ganó, pero no tan fácil solo tiene un punto a su favor.
Paso varios minutos en el baño y salgo de este terminando de envolver mi cuerpo con la toalla.
Gran error, él está aquí.
—Pensé...creí que saldrías.
—¿A dónde Eliza?— Recorre mi cuerpo y siento que aún con la toalla puesta me ve hasta el alma.
Está en toalla aún.
—No sé, afuera a cenar a tomar aire, pero no aquí.
—La cena la tendremos en la habitación.—Sigue mirándome como si fuera su presa que quisiera abalanzarse en cualquier momento para disgustarla.
—Entonces vete solo unos minutos para poder vestirme.—aclaro.
—Para eso está el baño y no eres ciega porque también me tengo que vestir.— simplifica ubicando sus manos en la cintura.
Ruedo los ojos.
—Maxin por favor, no me gusta vestirme en el baño, quiero hacerlo aquí en la habitación libremente o puedes irte y hacerlo en el baño.
Se levanta sin refutar y en el proceso se le cae la maldita toalla al piso, mi tranquilidad y la respiración normal se terminaron.
Bendito Dios, tú eres el verdadero quien puso las manos en él, pero exageraste con la langosta.
Se ríe el mal nacido.
—Dios me creó, pero es herencia, Eliza.— lo miro sin entender hasta que veo que hable fuera de lugar cuando me señala su oído y se ríe.
¡Lo dije en voz alta, que vergüenza!
«No te dejes llevar, este tipo se ve muy sabroso ahora imagínate lo que esconde detrás de esa tela. Podemos descubrirlo.»
No que: no te dejes llevar. Tampoco la tiene muy grande.
«Eso crees tú»
—Eliza, aquí es la tierra.— arrugo la nariz y le hago una mueca de asco.
—¿Qué esperas para vestirte y salir?—alzo la voz ya irritada—, tengo frío.
Mala idea.
Viene hacia mí y voy retrocediendo hasta que mi espalda queda contra el espejo frío quedando acorralada por sus brazos.
—No, Maxin...— susurro cuando se acerca más.
—Dices que tienes frío y solo quiero calentarte.
—Hay una chimenea en la esquina, puedo hacerlo sola.
«Chistosita, dile que sí solo es una noche.»
—Llegaste hace dos días y en esos dos días me tienes al borde de la locura—continua—. ¿Te imaginas el resto de meses? No sé que rayos hiciste para yo estar haciendo esto en este preciso momento, Elizabeth.—Asiento y después niego, parezco una niñata.
—Me estás haciendo cometer un error muy grande.— ahora soy yo la que lo miro.
—Mira abajo, mira como me tienes solo con estar así aquí, y ya te lo digo, desde hace seis años que nadie logra esto, ninguna mujer.—confiesa y trago fuerte.
Bajo la cabeza a sus pantalones y veo el bulto que desde lejos se ve erecto y muy ansioso por salir. Muerdo mi labio inferior saboreando mentalmente.
¿Tan rápido caigo?
—No hagas eso, lo debería estar haciendo yo con mis dientes.— su voz está tan grave que...
Pasa el dedo pulgar por mi labio lentamente y comienzo agitarme.
Madre mía soy tu mejor guerrera y temo que esta si la perderé por hoy.
«No seas tonta, probemos.»
Mi mano por inercia baja al bulto, no recibe instrucciones de mi cerebro y me estoy perdiendo sin entender nada hasta que lo toco.
—Mierda.— gruñe y aparto mi mano captando el error.
¿Qué estoy haciendo? Termino empujándolo y me escabullo de su lado.
—No cuando me tienes así.— niega volteandose.—Quiero probarte en este instante, dame el privilegio solo está noche de hacerte mujer y mucho más caprichosa de lo que ya eres.
El sin pensarlo sobrepaso todos los límites que ya inculcaba del sexo y que carajos yo también lo estoy deseando y mucho más de lo que me desea a mí.
Se fue todo a la mierda, esa noche no pensé nada más que en una simple cogida que me quitara todo el estrés cuando en realidad tenía los ojos vendados y no veía la gran nube espesa que se nos avecinaba.
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Espero lo hayan disfrutado. Recuerden que le falta por editar el cual está en proceso por ahora, si encuentra algún error agradecería que me lo haga saber.
Los quiere, J.🫶🏽
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Amando tu dolor
Любовные романыElizabeth Sanders, una mujer con un carácter simpático cuando lo requiere. Es capaz de hacer todo por su familia y eso conlleva el tener que viajar a París. Intenta convencerse de no enamorarse. Un viaje lleva empacado: Un corazón intacto, no amar e...