Era una mañana tranquila en la isla de Berk, cuando Hipo, Astrid y el resto del grupo de jinetes de dragones se preparaban para una nueva expedición. La misión era explorar una isla desconocida al este de Berk, un lugar que, según los mapas antiguos, estaba rodeado de leyendas y misterios. La emoción era palpable mientras ajustaban las sillas de montar en sus dragones y verificaban sus suministros. Desdentado, como siempre, estaba impaciente, moviendo sus alas y rugiendo suavemente, listo para partir.
— ¿Estás listo, Desdentado? —preguntó Hipo mientras acariciaba la cabeza de su leal dragón.
Desdentado respondió con un gruñido amistoso, casi como si estuviera diciendo "¿Qué estamos esperando?"
— ¡Vamos allá! —exclamó Astrid, subiendo a su dragona Tormenta, con una sonrisa decidida en el rostro.
El grupo despegó al unísono, volando a través del cielo despejado mientras las nubes pasaban bajo ellos como si fueran de algodón. Todo iba según lo planeado, la isla estaba cerca y su exploración comenzaba sin contratiempos. Pero, como siempre, en las aventuras de Hipo y sus amigos, las cosas no siempre salían como se esperaba.
Ya habían pasado varias horas de exploración en la isla cuando Desdentado, de repente, empezó a inquietarse. Hipo lo notó al instante.
— ¿Qué pasa, amigo? —preguntó, preocupado por la actitud de su dragón.
Sin previo aviso, Desdentado se lanzó hacia la densa jungla de la isla, alejándose del grupo. Hipo intentó detenerlo, pero el furia nocturna parecía tener un propósito, algo lo llamaba.
— ¡Espera, Desdentado! —gritó Hipo, pero fue inútil.
Astrid y el resto del grupo volaron hacia él, tratando de seguirle el paso.
— ¿Qué está haciendo? Nunca lo había visto actuar así —dijo Astrid mientras los demás se mostraban igualmente sorprendidos.
Pasaron varios minutos siguiendo a Desdentado cuando, de repente, un rugido resonó a lo lejos. No era cualquier rugido. Era el rugido de un furia nocturna. Hipo lo reconoció de inmediato.
— ¡Desdentado! —gritó Hipo con el corazón acelerado. — ¡Vamos, chicos, rápido!
El grupo aceleró el paso y, en cuestión de minutos, llegaron a un claro en la jungla. Allí, frente a ellos, estaba Desdentado, inmóvil, pero no estaba solo.
A unos metros frente a él, había otro dragón. Un furia nocturna.
Hipo y los demás no podían creer lo que estaban viendo. Desde que encontraron a Desdentado, creían que era el último de su especie. Pero allí, ante ellos, estaba un segundo furia nocturna, aunque había algo distinto en este.
Era ligeramente más pequeño que Desdentado, pero también más elegante, con una figura más aerodinámica y esbelta. Su piel negra brillaba bajo los rayos del sol que atravesaban las copas de los árboles. Sus ojos, grandes y brillantes, observaban a Desdentado con una mezcla de curiosidad y cautela. Había algo en su postura, en su mirada... era una hembra.
Astrid fue la primera en romper el silencio.
— No lo puedo creer... Es otro furia nocturna... y es una hembra.
— Esto es increíble... —murmuró Hipo, asombrado. — ¿De dónde ha salido? ¿Cómo es posible que nunca hayamos sabido de su existencia?
Desdentado se acercó lentamente a la hembra, sin apartar su mirada de ella. La hembra, al principio, se mantuvo firme, sin mostrar signos de agresión. Se estaban estudiando mutuamente, como si reconocieran algo en el otro.
Hipo, sin querer interferir, observaba con fascinación.
— Esto podría cambiarlo todo —dijo en voz baja. — Si hay otro furia nocturna, significa que tal vez no está solo... tal vez hay más por descubrir.
El viento soplaba suavemente, haciendo que las hojas de los árboles se movieran en el claro. El momento era solemne, cargado de tensión y emoción. El grupo observaba expectante, sin saber qué pasaría después.
Finalmente, la hembra dio un paso adelante y emitió un suave gruñido, casi como una señal de aceptación. Desdentado respondió de la misma manera, relajando sus alas y bajando la cabeza, en un gesto de paz.
— Parece que se están entendiendo —dijo Fishlegs, claramente emocionado. — Esto es histórico.
— Sí, pero también plantea muchas preguntas —añadió Hipo, con los ojos llenos de posibilidades. — Necesitamos saber más sobre ella, de dónde viene y si hay más como ella en esta isla.
Astrid, aún con la mirada fija en los dos dragones, sonrió.
— Creo que acabamos de encontrar algo mucho más grande de lo que esperábamos en esta expedición, Hipo.
El descubrimiento de la hembra furia nocturna no solo era emocionante, sino que también abría un nuevo capítulo para Hipo, Desdentado y todos los demás. Un nuevo misterio, una nueva aventura.
Pero mientras observaban la escena, una pregunta se formaba en la mente de todos: ¿De dónde había venido esta misteriosa dragona? Y lo más importante, ¿qué otros secretos guardaba esa isla desconocida?
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Como entrenar a tu dragón:un nuevo comienzo
FantasíaEn un mundo donde los dragones y los vikingos viven en armonía, la historia de Hipo y sus amigos se adentra en una nueva aventura llena de amor, desafíos y la magia de la familia. Tras la llegada de Luz, una hermosa hembra Furia Nocturna, Desdentado...