Helena observó a Jd, quien se sumergía en sus pensamientos mientras pasaba las páginas de un libro desgastado. "Supongo que son problemas internos los que te llevan a leer", dijo con un tono ligero, tratando de romper el silencio que lo envolvía.
"Sí," respondió Jd, la mirada perdida en la distancia. "La batalla con uno mismo parece no tener fin. Es el resto del mundo lo que realmente quiero comprender."
Helena se acercó un poco, intrigada. "Siendo franca, creo que todos llegamos a un punto en el que encontramos un equilibrio entre mente y corazón. Eso nos hace aliados internos. Pero, ¿qué es lo que realmente deseas entender del mundo?"
Jd dejó escapar un suspiro, sus ojos todavía fijos en el horizonte, como si buscara respuestas en el vacío. "Solo quiero observar cómo se prenden fuego los pocos tesoros de sabiduría que nos quedan. Ríen y cuentan anécdotas de supervivencia, como si todo fuera un chiste en medio de la tragedia. Han perdido a niños, madres y padres, y en este grupo, nunca se ha enterrado a nadie."
Helena asintió, comprendiendo la desolación que se escondía tras sus palabras. "Supongo que ninguno de estos idiotas se preocupa por el tamaño de su cerebro. Son como ratas de laboratorio, desprovistos de familia y llenos de esteroides. Se han vuelto ajenos a lo que realmente importa."
"Solo uno de ellos se preocupaba," corrigió Jd, su voz adquiriendo un tono más grave. "Terry, el que salió hace un rato. Tenía mujer e hijos. Esa noche salió en busca de suministros y dejó la puerta entreabierta, como si quisiera que su esposa lo oyera volver. Pero cuando regresó, solo encontró sus restos."
Las palabras parecían pesadas en el aire, y Jd continuó, su mirada más oscura. "Lo encontramos al día siguiente, sentado en un charco de sangre. Estaba pálido, como si sus ojos hubieran visto al basilisco. No había nada en ellos, ni un parpadeo. Pensamos en seguir sin él, hasta que Brus, el médico, revisó su pulso y se dio cuenta de que aún estaba vivo, aunque su vida era solo un susurro."
Helena se estremeció ante la imagen que pintaba. "Es devastador. A veces me pregunto si hay alguna esperanza en medio de todo esto. ¿Podemos cambiar algo? ¿O estamos destinados a ser meras sombras de lo que una vez fuimos?"
Jd se encogió de hombros, reflexionando. "Quizás la esperanza sea solo un lujo que no podemos permitirnos. Pero aún así, no puedo evitar sentir que, en medio de esta oscuridad, hay algo que vale la pena luchar. Tal vez solo se trate de encontrar a aquellos que aún recuerdan lo que significa ser humano."
"Y si no quedan más?" preguntó Helena, la preocupación dibujándose en su rostro. "¿Qué pasará con nosotros?"
El silencio se extendió entre ellos, una pausa llena de incertidumbre. Jd miró al horizonte, donde el sol comenzaba a ocultarse, dejando un rastro de sombras. "No lo sé. Quizás deberíamos descubrirlo juntos."
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La última esperanza
AventuraEn un mundo desgarrado por un cataclismo desconocido, la civilización yace en ruinas mientras la humanidad lucha por su supervivencia en un paisaje desolado. La historia sigue a un grupo de supervivientes que, unidos por necesidad y determinación, b...