Jennifer puso su mejor sonrisa y acomodo su cabello, para asi tocar el timbre del lujoso departamento. Aun recordaba a Cooper después de una semana. Tan diferente a todos sus demás clientes.
Cooper abrió la puerta dejándola entrar, interrumpiendo sus pensamientos respectos a el.
–hola.–ella saludo con gentileza. El la saludo con su cabeza y una media sonrisa forzada.–¿por qué no te pones cómodo mientras yo me preparo?–ella propuso entrando al departamento dejándolo atrás. Dio una rápida mirada a su alrededor deleitándose con las comodidades y objetos de alto valor.
–no, yo no deseo eso.–ella se dió la vuelta viéndolo a su rostro. Se veía algo cansado y triste, se acercó a el acariciando su hombro.
–¿me llamas para regalarme dinero de nuevo?–bromeo riendo.
El no contesto bajo su mirada buscando que decirle. El ceño de la mujer se frunció al verlo en ese estado con sus manos temblando y su respiración agitada.
–¿oye te sintes bien?–pregunto ya preocupada.
–no, yo solo nececito de alguien...–mojo sus labios nervioso–¿Podrías darme un abrazo?–esa pregunta sonó como una suplica, el corazón de la mujer sintió una sensación enorme de empatía.
Sin pensarlo abrió sus brazos, Cooper de inmediato se aferró a ella abrazándola muy fuerte. Jennie entre abrio su boca sorprendida, Para ella era más normal que la quieran manosear que abrazar. En cuestión de segundo lo escucho llorar.
Lo abrazo más fuerte hasta tranquilizarlo. Lloro por una largo tiempo en su hombro como un niño pequeño.
Ya más tranquilo ambos tomaron asiento en el sillón.–¿Quieres un tragó?–ella pregunto.
–no puedo, tomo pastillas.–el dijo limpiando sus lágrimas.
–¿Cuáles?–ella cuestionó preocupada de que sean por una mala intención , no queria ahora meterse en problemas por si algo le pasaba a un desconocido.
–son para mí, el psiquiatra me las recomendó.
–mira yo no sé que hacer o decir, podemos llamar a un familiar o a un médico.
–no, no, no. No tengo a quien concurrir.–
–entiendo, pero yo no soy psicóloga, ¿entiendes?–ella dijo con tranquilidad.
–lo se.
–¿entonces?
–te pagaré por tu compañía, por favor no te vayas. No quiero estar solo.–pidio entre lágrimas.La pelinegra mordió su labio inferior pensando en si quedarse o no.–no te pediré nada de tus servicios, solo tu compañía, si quieres no hablo.
La mujer suspiro hondo y asintio.
–esta bien.–dijo acomodándose a su lado. El agradeció en silencio recostandose en sus piernas. Jennie se tenso nuevamente, no sabía que decir o hacer. Recordó que a ella le tranquilizaba cuando su madre acariciaba su cabello cuando era pequeña.
Su mano fue lentamente al cabello de Cooper pasado suavemente por el suave cabello castaño.
Ninguno dijo nada, el solamente lloraba en silencio en las piernas de ella.
Por primera vez en su vida se sintió en paz lo que más dolía era que fue con una completa desconocida y no con su familia o su amigo de toda su vida.Ella le tendio un té.
–te ayudará a calmar los nervios y relajarte.–le comento.
–gracias.–agardecio con sinceridad.