capitulo 3

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su cuerpo estaba en la cena familiar con sus padres pero su mente aún en aquella noche, anhelaba tanto volver a sentir esa sensación de tranquila que tuvo con aquella hermosa mujer.

Un golpe en la mesa lo saco de sus tranquilos recuerdos.

-tu madre te acaba de hacer una pregunta-su padre lo reprendió de mal humor.

-perdon, no escuché.-se disculpo muy apenado.

-la novia Cooper, ¿cuando piensas en presentarme una nuera?-esa misma pregunta de siempre. Su madre era ajena a saber que era una persona muy tímida, aún más con las mujeres quien no era muy bueno cuando se trataba de conquistar.

-por el momento me estoy concentrando en el trabajo, madre.-respondio con tranquilidad.

-mientras no seas un maricon todo en orden.-su padre, el señor Edward se burló de el antes de meterse un bocado de carne a su boca.

Su madre puso una cara de disgusto tomando de su frente.

-por dios Cooper tu no.-ella dijo indignada.

-no, madre. Simplemente aún no estoy listo para una relación.-aclaro de inmediato.

-aun es joven, tienes tiempo de sobra para buscar una buena mujer que este a tu altura y de buena familia.-dijo su padre.

-escucha bien, Cooper. elige bien, yo no quiero una ramera sentada en mi mesa.

-o una fracasada que sea nadie.-su padre agregó.

Exigencias y exigencias eso era lo que el siempre había escuchado de ellos, nunca una felicitación por sus logros, solo críticas y órdenes. Aún con veintiocho años sus padres mantenían un cierto poder sobre su vida.

le tenía cierto miedo a su padre, y su madre, bueno nunca estuvo ahí para el como toda madre.

Guardo silencio dándole la razón a ellos, como siempre lo hacía. Una persona reservada y tranquila la cual querías los problemas a kilómetros de distancia.







Su amigo elevó su voz llamando su atención sacándolo de su trance.

-¿hombre que te sucede?, te veo en la luna te hablo y no me dices nada.-nicholas se quejo.

-perdon, me distraje un momento.-contesto enderezando su cuerpo.

-lo se, nececito que me ayudes con una pequeño préstamo, te lo pagaré lo antes posible.

-si, por supuesto dime cuánto.

-treinta mil.

Tomo un cheque y lo firmo bajo la mirada de su amigo quien estaba recostado en el sillón bebiéndo champaña.

-gracias hermano, me salvaste, en cuanto mi madre se ablande conmigo te lo pagaré.-prometio tomando el papel.

-esta bien para eso estamos.-el dijo despreocupado.

-tienes toda la razón.-hablo sirviendose más de la bebida.

-nick.-el dijo después de varios segundos de silencio.

-mjm.

-¿te acuerdas de la mujer que tú contratase para mí?

-¿quien, la prostituta?

-jennifer, ese es su nombre.-dijo algo indignado por como se refieior a ella.

-da igual, después de todo solo es una ramera.-dijo hundiéndose de brazos.

Cooper frunció sus labios mirando a otro lado.

-¿y, que pasa con ella?

-solo, me pareció muy agradable y.

contrato de caricias / Cooper KochDonde viven las historias. Descúbrelo ahora