⭒⋆↜☼ A M Y ☾↝⭑⭒
No puedo creerlo, mi primer día de clases y pasé la peor vergüenza. ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¡¿Por qué tenían que caerse mis libros?! Todo esto es culpa de esa maldita pelinegra, todo porque aquel día perdió su coca. ¡Qué infantil!
Esos malditos ojos verdes de gato que me intimidaban y seguían cada movimiento que hacía. Luego los demás, que en cuanto apenas llegué, pude sentir todas las miradas sobre mí, que empezaban a murmurar. Estoy casi segura de que fue por mí. ¿Habrá sido por mi cabello? ¿Mi ropa? ¿Mi cara? ¿Estuve tan nerviosa que no pude esconderlo?
Tierra, trágame.
―Amy, espérame ―grita una voz femenina detrás de mí. Me giro a ver y era una chica castaña, bien bonita, de ojos café, piel pálida; en pocas palabras, perfectamente linda. Incluso vestía muy bien.
―¿Hola?
―Hola, soy Sol, un gusto. Vamos en la misma clase. Me siento adelante de ti. ―Ella me extiende la mano y me sonríe muy amable.
―Sí, sí, te vi, un gusto, yo soy Amy.
―¿Quieres venir a la cafetería? Te invito algo y de paso hablamos para conocernos.
Asentí. Ella me tomó del brazo para ir hasta la cafetería. Me sorprendió su rápida confianza, pero también agradecí que haya tomado la iniciativa, porque estoy segura de que yo me habría tardado siglos en hacerlo.
Sol pidió algunas bebidas y bebimos mientras yo observaba a mi alrededor. La universidad era muy grande, con muchos alumnos de todo tipo: chicos altos, rubios, morenos, castaños. En fin, por lo que Sol me contó, tiene varios talleres de todo tipo, dos enormes canchas de baloncesto y de fútbol, y un auditorio que mide al menos diez cuadras. No puedo dejar de mencionar cómo están hechas; esto parece una mezcla entre una escuela de princesas y la modernidad.
―Mira, Rachel está allá, vamos, te la presento ―la señaló muy emocionada, como si hubiera visto a un ídolo. Antes de que pudiera decir algo, me llevó de nuevo, tirando de mi brazo hasta Rachel.
Así que la "cat black" se llamaba "Rachel". Qué feo nombre, al igual que su personalidad de niñita consentida. Qué horror, Sol me la iba a presentar. Si supiera que lamentablemente la conozco a esa Rachita...
―Hola, Rachel, ¿cómo estás? ―Sol la saludó acariciándole el hombro con su gran sonrisa habitual.
Rachel parecía estar bien entretenida hablando con el chico de la cafetería, hasta que llegamos a arruinarle su show de ojo alegre.
―Ah, hola, ¿qué pasó ahora? ―habló fastidiada mientras me miraba como si una paloma me hubiera cagado.
―No pasó nada, solo vine para que conocieras a Amy ―me tomó del brazo para ponerme al frente de ella.
Yo no quiero conocerla más de lo que ya la conocí, no estoy vacunada para la estupidez de Rachita.
―¿Quién te dijo que quería conocerla? Si hubiera querido conocerla, yo misma lo habría hecho ―habló la princesa con sus buenos modales. ¿Acaso eso le enseñaron sus padres? Qué grosera.
―Solo pensé... además, es... ―ni permitió que Sol hablara, porque la interrumpió. Qué persona más antipática.
―Si pensaras, no la hubieras traído; de hecho, ni tú hubieras venido, Sol. Además, si te juntaste rápido, ella también debe ser como tú, ¿no es así? ―Rachel no dejaba de mirarme con asco, como una bacteria que se le va a pegar.
―Qué bueno que las dos estemos de acuerdo en no conocernos. Eso no sucederá ni en tus mejores sueños. Prefiero comer tierra que ser tu amiga ―la miré fijamente a los ojos a la niñita que tengo al frente mío.
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Renacer en las Ruinas
Teen FictionEn un mundo donde las apariencias son todo, Rachel Romanoff McCarthy ha llevado una vida doble. Agobiada por la presión de ser la hija perfecta, busca refugio en fiestas y carreras ilegales, donde puede liberar su verdadero yo. Sin embargo, una noch...