PROLOGO

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Acababa de ganar una carrera muy importante después de que casi, casi, por poquito estropeo el carro que me acababan de comprar hace unas semanas, pero gracias a mi suerte que aún tenía logré ganar, sí gané.

Y no hay nada mejor que celebrarlo emborrachándote hasta perder tu apellido en una fiesta clandestina, una de las mejores de hecho. En una fiesta normal jamás escucharán "Uptown Funk" de Bruno Mars.

Chau Rachel, Hola Mya.

Sigo bailando al ritmo de la música sin detenerme en la pista de baile, con más alcohol en mi sangre que conciencia en mi cerebro.

JAJA eso sonó gracioso, no, no lo es.

Mientras me movía con mis geniales pasos de baile, me di cuenta de que a lo lejos, en la barra, hay una lata de Coca-Cola que me guiñaba el ojo. No dudé un segundo en ir hasta ahí para beber la mejor bebida que pueda existir. Estaba a punto de tomar la lata hasta que alguien lo tomó antes que yo.

―Yo la vi primero, dámela ―exigí a la rubia teñida que tenía al frente mío. Estoy casi segura que ese es tinte y no su cabello real.

—Yo la tomé primero, ahora es mía—respondió aferrándose con las manos a la lata dejando claro que no me la daría.

La chica rió, una risa algo burlona, y lanzó una mirada hacia los demás, como si lo estuviera pensando.

—Veinte shots, el que logre beberse todo primero se lo lleva. ¿Aceptas o miedo, cat black?

La miré desconcertada, la lata era mía, yo la vi primero, pero si quería jugar, bien lo haré, quiero ver su cara de derrota cuando le gane, la suerte hoy está de mi lado.

El juego comenzó. Cada una tomaba un shot tras otro lo más rápido posible. Ya no podía más, el alcohol estaba por toda mi sangre, seguro y muero por una sobredosis, estaba demasiado borracha. Mis manos se movían de forma torpe, los vasos parecían multiplicarse frente a mí. Pero no iba a dejarle ganar.

Había terminado todos los shots, mi cabeza daba vueltas. Busqué mi objetivo: la lata, la coca era mía. Pero para mi sorpresa, la rubia tenía la mano puesta en la sabrosura de mi lata.

―¡Yo gané primero! ―tiré de la lata hacia mí.

―¡Tramposa, yo fui más rápida! ―la rubia teñida hizo lo mismo que yo, tirando con fuerza.

Los shots habían hecho efecto. Las dos nos tambaleábamos mientras forcejeábamos, ninguna de las dos iba a ceder. Las demás personas estaban a nuestro alrededor mirando el espectáculo que hacíamos.

Chismosos, búsquense una vida.

―¡Suéltala, barbie barata! ―espeté, intentando arrebatar mi coca de una vez, porque era mía.

―¡Ni en tus sueños, cat black! ―respondió furiosa, clavando esos horribles ojos azules en los míos.

Estamos aplastando tanto la lata con nuestras manos a la hora de forcejear que la lata explotó, empapándonos a las dos. La espuma goteaba de mi cabello, y mientras trataba de salir de ahí, mi hombro chocó con el suyo. El impacto fue tan torpe que perdimos el equilibrio.

Nos tambaleamos hacia atrás, cayendo juntas sobre la mesa, y justo en ese momento ocurrió, fue un segundo, un roce torpe, apenas un contacto simple, pero sus labios rozaron los míos al intentar levantarse.

¿Qué, qué, qué? ¡Qué mierda has hecho, Mya!

Un roce de labios, algo así como un beso sin lengua, tarada.

Con una chica, no es un chico, fue una chica. Moriré del asco, mátenme.

―¡Esto es culpa tuya! ―grité, empujándola de inmediato, me limpié la boca al segundo como si hubiera besado a un sapo, aunque de hecho es una barbie barata y teñida. Que es lo peor

―¡Esto es culpa tuya! ―replicó ella, reincorporándose.

Las demás personas estallaron en risas, pero para mí no tenía nada de gracia. Esta noche, no solo había perdido mi preciada lata de Coca-Cola y besado a una maldita chica para mi desgracia. En vez de ganar mi lata, gané a una maldita nueva enemiga.

Desde hoy tenía la guerra declarada con esa chica desconocida, que no solo arruinó mi coca, sino que tuvo la estupefacta idea de hacerme pasar por este desastre.

Algún día nos volveremos a ver las caras y juro que me vengare, algún día.

⭒⋆↜☼ ☾↝⭑⭒



Renacer en las Ruinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora