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Un 26 de noviembre, Dazai había llegado a su destino después de un viaje de 8 horas, salió del metro y se acomodó su abrigo para empezar a caminar, no conocía para nada Japón, era un emigrante mexicano, había ido allí para conocer el país donde sus padres habían nacido y vivido la niñez y adolescencia.
El niño miraba los alrededores, era muy noche y las luces parpadeaban, había poca gente en la calle, no recuerda que sus padres le habían hablado de eso, un pequeño tick apareció en su ojo izquierdo— "necesito encontrar donde quedarme esta noche"
Camino y camino hasta que encontró un hotel— por favor que no sea caro por favor... —Rogo al mundo para después pasar al hotel y ver a una mujer de recepcionista, se aclaró la garganta, no pronunciaba muy bien el japones— こんばんは、部屋の料金はいくらですか？'Buenas noches, ¿cuánto cuesta la habitación?' —Tartamudeo un poco.
La mujer alzo la mirada de la documentación y miro al chico— そしてあなたの両親は？'y tus padres?' —El pequeño no entendió sus palabras, la mujer se dio cuenta de que no hablaba el idioma y al ver sus vestimentas pudo distinguir más o menos que era latín— ¿y tus padres? —Esta vez hablo en español para ver si esta vez sí reaccionaba el pequeño, esto sorprendió un poco a Dazai, aunque ya había escuchado que ese país era muy aplicado en los estudios.
—Ho... hum... Ellos fallecieron hace algún tiempo —El pequeño bajo la cabeza mientras la mujer entrecerró los ojos.
—Entiendo, 15,000 yenes —El pequeño abrió la boca al oír el precio, pero luego pensó un poco y vio en su mochila pues sabía que de seguro no son el mismo precio, saco algunos billetes y se lo dio a la mujer, recordó que su mamá decía que tirar el dinero a la mesa en Japón era una falta de respeto.
—hmm... —La mujer empieza a ver los yenes para luego suspirar— te faltan
—He?! —El pequeño se quedó estático al oír eso pues era lo único que tenía, la mujer le devolvió el dinero y le dijo que se retirara, no por ser un niño huérfano debía tenerle lastima.
