4. En familia

10 1 0
                                    

Cuando Tonks llegó a casa de su madre, tanto Andromeda como Remus la esperaban con el corazón en un puño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Tonks llegó a casa de su madre, tanto Andromeda como Remus la esperaban con el corazón en un puño. Desde que les había comunicado su embarazo, ambos habían adoptado un tono de protección casi palpable. Andromeda, en particular, mostraba una preocupación constante, especialmente desde que Ted había tenido que huir debido a la reciente persecución de los hijos de muggles.

Y para colmo, Tonks ni siquiera había avisado de su improvisado viaje a América. Había actuado con rapidez, sin decírselo a nadie, con la esperanza de llegar a tiempo. Así que no le sorprendió que su madre corriera a abrazarla con fuerza.

—¡Estoy bien, mamá! —aseguró Tonks mientras la envolvía también en sus brazos.

—Estábamos preocupados, Dora —dijo Andromeda, su voz entrecortada por la emoción.

—Lo sé, lo siento —respondió Tonks, separándose un poco—. Pero surgió algo. Y créeme, te vas a alegrar de que lo hiciera.

—¿Qué es lo que ha pasado? —preguntó Andromeda, confundida, mientras Tonks se adelantaba para abrazar también a su esposo.

—Deberías haber avisado —intervino Remus, su mirada llena de preocupación—. No tenías que irte sola.

—No quería llegar tarde —respondió Tonks, sintiendo el peso de su decisión—. La verdad es que... he traído a alguien conmigo.

—¿A quién te refieres? —preguntó su madre, frunciendo el ceño.

—Mientras vigilaba, escuché lo que planeaban hacer... al menos dos de ellos —dijo Tonks, su voz volviéndose más grave—. Iban a atacar a alguien en Nueva York. Tenía que actuar rápido. No estaba segura de cuánto tiempo tenía. Casi no llego.

—¿Qué ha ocurrido? —inquirió Remus, con la preocupación reflejada en su rostro.

Tonks tomó un profundo suspiro, mirando a su madre y luego dirigiendo la vista hacia la entrada de la habitación.

—Podéis entrar —anunció, alzando la voz.

En ese momento, Regulus entró en la habitación, sosteniendo la mano de Madison. Andromeda se llevó las manos a la boca, sorprendida por lo que veía. Remus también abrió los ojos, atónito. Habían pasado más de diez años, pero ambos reconocieron a Regulus al instante. Además, el parecido con Sirius era innegable.

—Hola, Andy —dijo Regulus con una leve sonrisa.

—¿Regulus? —respondió Andromeda, las lágrimas asomando en sus ojos—. ¿Cómo...?

Sin poder terminar la frase, Andromeda corrió hacia él y lo envolvió en un abrazo. Regulus, soltando la mano de su hija, la abrazó también, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con brotar de sus propios ojos.

Tonks sonrió al verlos. Después de lo de su padre, sabía que este reencuentro le haría bien a su madre.

—¿Cómo es posible? —preguntó Andromeda al separarse, su voz temblando.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 09 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un aliado inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora