CAPITULO 16: LORD WORLD. UN PASADO INOLVIDABLE.

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En un mundo donde todos estaban a un paso de caer en la locura, donde toda su familia, tanto la adoptiva como la biológica, se caracterizaban por ser seres viles y sin corazón. Lena nunca conoció la bondad, ni la calidez de una familia. Y, a pesar de que intentó seguir un camino honrado, su vida no dejó de estar llena de gritos, lágrimas y suplicas. La traición y la soledad eran su única opción. Bueno, lo fue hasta que ella llegó a su vida.

Ella la encontró cuando más lo necesitaba.

Varios días tras el inició de la invasión de Darkside, Lena seguía atrapada bajo los escombros de la sede de su empresa en Metropolis. Nadie iba a venir a salvarla. Por un lado, a su familia les era indiferente porque no seguía su camino de sangre y maldad y, por otro, a los demás no les gustaba porque su apellido era una marca de repudio y ostracismo para ellos. Por eso, en el fondo de su corazón sentía y sabía que nadie iba a venir. Aun así, conociéndose a si misma sabía que ella no se iba a rendir sin más. Nunca paró de luchar y ahora no sería menos. Por eso siguió luchando, se alimentó de los insectos que pasaban, bebió el agua que se filtraba a través de las grietas y continuó pidiendo ayuda. Ella resistió tres días en esas condiciones hasta que milagrosamente, la cuarta noche alguien escucho su voz. La encontró de entre todos los escombros, levantó los grandes pedazos de rocas como si no fueran nada y la rescató de su muy probable muerte. Y a pesar de la noche y la oscuridad que rodeaba la zona, la luz de luna fue lo suficientemente brillante como para verla, la rodeaba como si fuera una aureola y destacaba sus cabellos rubios que parecían hilos de oro, su tez ligeramente bronceada y esos vibrantes ojos azules que parecían un cielo despejado. Era un ángel.

Ella la miró preocupada, la levantó y envolvió con sus brazos.

— Hola... ¿Puedes hablar? Necesitas un hospital. Yo... puedo acercarte al más cercano tú - — Lena estaba agotada, herida ligeramente, raspones, ningún escombro le cayó encima, solo la dejaron atrapada, tenía la ropa desgarrada y todo su cuerpo estaba simple y llanamente asqueroso. Sin embargo, ella aún estaba lo suficientemente consciente para saber que si iba a un hospital, la matarían. Por eso, y a pesar de todo el dolor que sentía por su garganta seca, habló.

— Lena Luthor — dijo mientras se señalaba a si misma con dificultad. No sabía cómo reaccionaría ella. Muchos la dejarían tirada en este lugar para que terminara de morirse, pero por lo menos tendría la posibilidad de intentar vivir. En un hospital, no. Sin embargo, la chica no la miró con miedo, ni desprecio. Ella sencillamente le sonrió con tristeza y la dejo continuar hablando — Harrison Street, 10... cof cof... planta 6 A — a Lena se le acabaron las fuerzas tras darle la dirección, se desmayó.

Kara miró a la mujer que estaba en sus brazos y pensó que no importaba mucho si la dejaba aquí y se iba. El mundo estaba bajo ataque y ella era una Luthor. Además, estaba huyendo al fin y al cabo y esta era su única oportunidad de conseguirlo. Sin embargo, al sentir como agarraba su camiseta con fuerza a pesar de que su conciencia se había ido le provocó un sentimiento de calidez en el corazón que no entendía.

Era como si ella estuviera aquí por una razón. Kara recordó a su madre en ese momento, ella siempre le decía que había veces en las que había que seguir el instinto para sobrevivir.

Tal vez está mujer sea mi llave para impedir que esos psicópatas me encuentren y pueda vivir una vida larga y sin preocupaciones.

La sujetó fuerte y paso a través de los parademonios y las personas que estaban siendo asesinada corriendo. No miró atrás, no podía. Ella no era su primo. Ella no podía ver tanto dolor sin hacer nada. Y aun así estás huyendo y dejando a todas estas personas bajo su control. Kara acalló la voz de la culpabilidad y siguió corriendo.

ACTUALIDAD

— ¡MIRA BIEN BATMAN! — le gritó fuertemente Lena al hombre que tenía en frente, mientras le lanzaba una cabeza a sus pies — EL ÚLTIMO DE TUS SOLDADOS REDUCIDO A UNA CABEZA AGUJEREADA, TU ARMA ATRAPADA EN UNA CÁRCEL DE KRPTONITA Y EL MUNDO REDUCIDO A UN MONTON DE ESCOMBROS, TODOS ESTÁN MUERTOS O HERIDOS. YA NO QUEDA NADIE QUE TE AYUDE, NI NADA QUE TE PROTEJA. AQUÍ SOLO ESTAMOS TU Y YO — dijo la mujer mientras señalaba al hombre y luego a si misma.

¿Cómo llegamos a esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora