CAPITULO 15: TIM Y KON-EL. CONVIVENCIA.

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— ¡¿CÓMO PUDISTE?! ERAS MI MEJOR AMIGO... Y ESTO ES LO QUE HACES CUANDO MUERO. ¡¡¡¿QUÉ COÑO TE PASA TIM?!!! — gritó Conner iracundo mientras agarraba a Tim de la garganta, pero las lágrimas que se respaldaban por sus mejillas delataban su tristeza y traición.

Todo lo que los rodeaba no era nada más que oscuridad. El Superboy frente a él era su amigo antes de morir, tan joven y vivo. Sin embargo, no era eso lo que estaba destrozando a Tim, sino su mayor miedo. Conner estaba triste y enfadado mientras veía a Tim, ya no había amor, ni calidez, ni luz, solo tristeza. Nunca lo miró de esa manera excepto en sus peores pesadillas. Él parecía tan real qué Tim se alarmó, lo agarró fuerte y desesperadamente del brazo que lo sujeta del cuello y rápidamente intentó explicarle lo que pasó, a pesar de tener la garganta ligeramente ahogada y dolorida.

— Conner, escucha, puedo explicarte. Yo no estaba bien, yo estaba muy solo y triste y necesitaba algo que me ayudara a salir del pozo. Necesitaba a mi amigo y tú estabas muerto y yo seguía aquí vivo y n- — Conner apretó aún más fuerte el cuello de Tim para detener su discurso, en respuesta Tim gimió de dolor. Sus ojos azul cristalino se oscurecieron, y su mano soltó su cuello y alejó las manos rápidamente de Tim como si fuera algo repulsivo. Tim se asustó tanto que intento volver a agarrarlo de la mano, pero este retrocedió y se alejó aún más.

— ¡¿Y crees que eso justifica lo que has hecho?! Yo te conté lo que sentía acerca de esto. Yo confíe en ti, yo... yo te quise y tú fuiste un ser tan egoísta, traidor y... loco. Estás loco Tim... Yo ya no puedo más contigo, intente ser tu amigo a pesar de saber lo que eras, pero ya no puedo seguir siendo lo, no puedo seguir fingiendo que no se lo roto y torcido que estás por dentro. Ya no quiero volver a verte — dijo Conner mientras le daba la espalda y se marchaba.

Tim no podía hacer nada más que quedarse ahí parado llorando en silencio, sintiendo como su corazón se partía y su garganta se cerraba dificultando le respirar. Sus manos temblantes taparon su rostro mientras se derrumbaba. Lo peor de todo es que muy en su interior, sentía que se merecía cada palabra que dijo y que todo era verdad. Sin embargo, una cálida mano sujeto su pantalón y lo trajo devuelta de su pozo tristeza y desesperación.

— Pa' io te quelo. Pa' e mi pa' — dijo Gabi mientras abrazaba su pierna con su pequeño cuerpo. El pequeño levantó su cabeza y le dedicó una dulce y cálida sonrisa. Tan inocente.

Tim sintió como si pudiera volver a respirar. Gabi aún lo quería, aún estaba con él. No lo había abandonado. Tim cayó de rodillas y abrazó fuertemente a su hijo.

Él era su mundo. Su héroe.

Su razón de seguir con vida.

Sin embargo, las pesadillas no cesaron en toda la noche y no en todas apareció su hijo para salvarlo. Esa noche fue simplemente una tortura. Eso es todo lo que Tim pudo pensar cuando vio los primeros rayos de sol. Su hijo estaba echado tranquilamente a su lado con un dedo en su boca. Tim no pudo evitar atraer lo a sus brazos y darle un abrazo, delicado para no despertarlo. Sus mejillas regordetas estaban rosadas y su pancita se elevaba notablemente cada vez que respiraba. Era tan lindo que Tim no pudo evitar acariciarle su suave cabellera negra.

Tim se sentía tan cansado después de los sueños que Gabi era lo único que le daba la fuerza para levantarse.

En cambio, determino que la causa de estos sueños era ese doppelganger que apareció repentinamente en su casa con el rostro de su amigo, lo que le trajo de vuelta esos sentimientos o, mejor dicho, miedos que se esforzó tanto por enterrar desde que descubrió sus verdaderos sentimientos por Conner. Y, encima, este Superboy sentía algo por su Red Robin. Tim no pudo hacer nada más que suspirar y sacudir la cabeza para alejar esos pensamientos.

Cada día pienso más que mi vida es una broma cruel hecha por un sádico psicópata que le encanta torturar a las personas.

Bueno, no había tiempo para quedarse tirado en la cama, eran las... Tim miró el reloj en la cómoda de la izquierda para ver la hora, eran las seis de la mañana, quedaban dos horas hasta que tuviera que llevar a Gabi a la guardería y empezar su jornada laboral. He dormido dos horas, eso me da para rendir el resto del día. Además, tenía que preparar el desayuno y hablar con... Kon-El, antes de que Gabi se despertara. Así que se puso su ropa de casa y salió de su cuarto.

Su casa era pequeña, solo estaba compuesta por una planta y un sótano; cuatro habitaciones, dos baños, una cocina-comedor y un salón. Era, como su padre y su padre adoptivo dirían, una casa modesta. (Autor: millonarios y sus opiniones sesgadas). Uno de los cuartos era de Gabi, pero mientras el invitado estuviera en casa, Tim decidió que aún no se implementaría (Autor: nótese el "aún", eso significa que todavía dormían en la misma habitación) el plan de dormir en habitaciones separadas. Además, su cuna era grande, podría dormir ahí hasta que tuviera cuatro años.

Primero, se dirigió a la cocina para prepara un desayuno rápido, no creía que despertar al invitado ahora fuese buena idea. Así que decidió dejarlo dormir media hora más. Ha debido de estar en tensión durante mucho tiempo. Mejor lo dejo dormir, no quiero un kriptoniano malhumarado rondando por la casa. Ja... Es curioso que sea yo el que se despierte temprano cuando Conner era el chico de granja que se despertaba a las cinco todos los días.

Mierda... Él no es Conner.

Tim decidió centrarse en los huevos con beicon que estaba haciendo, para dejar de pensar en él. Sin embargo, justo cuando estaba sirviendo el zumo de naranja alguien toco el marco de la puerta de la cocina, eso sinceramente asustó a Tim que había estado concentrado en dejar todo presentable. Tim se tensó y miró rápidamente hacia la puerta, allí de pie estaba Kon-El sin camiseta y solo con sus pantalones azul oscuro del uniforme que llevaba puesto. Tim no pudo evitar mirar en detalle el cuerpo del doppelganger este estaba muy tonificado y lleno de cicatrices. Esto llamo la atención de Tim ya que, según su experiencia con su amigo, las heridas de Conner se curaban sin dejar una cicatriz, por lo que algo o alguien debe haberlas hecho, Pero ¿Por qué? Por otro lado, y aunque Tim lo negara, sus pensamientos también tomaron un toque más picante, pensó que el cuerpo de este Kon-el combinaría con el suyo que también estaba lleno de historia, eso hizo que le pareciera más sexy y su mente divagara. No pudo evitar ruborizarse ante la imagen de ellos dos que le había proporcionado su muy escasa imaginación, y tuvo que desviar la mirada al ver sus ojos azules mirándolo. Esta convivencia va a ser un infierno para mi. Sin embargo, el fuerte hedor a sudor y sangre le llego a la nariz y lo trajo de vuelta a la realidad. El olor provenía de él. Joder, se me olvidó darle ropa, toalla e indicarle donde estaba la ducha... Espera, las pulseras... ¡Bien! son impermeables y no se dañarán, eso está bien. Tim respiró una vez antes de volver su mirada al joven que lo miraba desconcertado. No puedo decir que no es lindo. Le hizo una seña para que lo siguiera fuera de la cocina hacia el pasillo del otro lado. La comida estaba servida en la mesa mientras Tim lo guiaba al armario que se encontraba en el segundo cuarto de invitados. Allí, tenia las cosas de Jason y Cass y toallas para invitados. Cogió unos pantalones rasgados y una camiseta de Jay que ponía "Catch me, if you can", le valdrían al doppelganger porque eran del mismo tamaño (Autor: dos pinches gigantes), también le dio unos calzoncillos nuevos que compró Jason para no tener que comprar para su próxima visita. Tendré que comprarle más ropa a Jay para remplazar esta... Ah... Tim suspiró y se lo entrego todo.

— Siento no habértelo dado antes. La ducha se encuentra al final del pasillo justo frente al cuarto donde pone Gabi — entonces Kon-El, quien estuvo en silencio siguiendo a Tim todo el camino, se dio cuenta de lo que pasaba y se ruborizó. No se había dado cuenta de que estaba tan sucio, su cuerpo desprendía un olor desagradable que solo se acentuó en la noche. Debe de oler horrible. Kon-El miro con pena y vergüenza a Tim y se disculpó.

— Yo... Lo lamento, no me di cuenta. Ahora mismo voy a bañarme — dijo mientras aceptaba rápidamente lo que le ofrecía Tim.

— No pasa nada. Cuando termines ven al comedor, el desayuno está hecho — dijo mientras lo seguía a su propio ritmo. El cuarto de Gabi está al lado del suyo y tenía que despertar a su hijo para que comiera.

— Mmm — con eso dicho cada uno entro a su respectivo cuarto y se ocupó de sus asuntos.

Este era el comienzo de una larga convivencia. 

 

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