Silencio

16 3 1
                                    

Los días siguientes en el colegio fueron extraños. Marssello, normalmente abierto y comunicativo con Dylan, había comenzado a actuar de forma más reservada. Aunque no lo evitaba del todo, había una tensión palpable entre ellos. Dylan notaba que su amigo estaba más callado y distraído, pero no entendía qué lo estaba afectando tanto.

Durante el recreo, Dylan decidió que no podía seguir ignorando la situación. Mientras ambos estaban sentados en la mesa del patio, con sus almuerzos delante, la incomodidad en el aire se sentía más pesada que nunca. Después de unos momentos de silencio, Dylan dejó su sándwich a un lado y miró a Marssello fijamente.

—Oye, Marss —comenzó con cautela—, ¿estamos bien? Siento que algo ha cambiado entre nosotros.

Marssello, quien estaba absorto en sus pensamientos, levantó la vista, mostrando una expresión de sorpresa que pronto se transformó en incomodidad. Sabía que Dylan notaría su distancia, pero no estaba preparado para enfrentar la conversación aún.

—¿A qué te refieres? —respondió Marssello, aunque en el fondo conocía la respuesta.

Dylan suspiró, decidido a ser directo.

—Has estado raro últimamente, más distante. Sé que no es solo el colegio o los estudios. No quiero hacerte sentir incómodo, pero no puedo seguir fingiendo que no noto nada.

Marssello dejó su comida de lado y se frotó la frente, pensando en cómo abordar el tema sin herir a su amigo. Finalmente, soltó un largo suspiro antes de hablar.

—No es que desconfíe de ti, Dylan. Es solo que no sé qué pensar... —admitió, sus palabras cargadas de confusión— Hace unos días tuve una pelea con Fiorella, y fue más intensa de lo que imaginaba. Ella está convencida de que no deberíamos ser tan cercanos, pero no siento que haya una razón real para eso. No sé cómo manejarlo.

Dylan lo miró con sorpresa. No sabía que Marssello había discutido con su hermana, y menos aún que la pelea había sido por él. La culpa comenzó a crecer en su pecho.

—¿Qué pasó? —preguntó, queriendo entender más.

Marssello apoyó los codos sobre la mesa y habló con un tono más bajo, casi como si estuviera soltando una carga que había llevado por días.

—Fiorella me dijo que, según lo que le contó Danna, tu relación con ella no terminó bien. Ella piensa que deberíamos alejarnos para que yo no me vea envuelto en algo que pueda lastimarme. Pero... no lo sé. No siento que sea justo basarme solo en lo que dijo Danna. Eres mi amigo, y nunca me has dado razones para desconfiar.

Dylan sintió un nudo en el estómago al escuchar eso. Sabía que su relación con Danna no había sido perfecta, pero no pensó que podría haber llegado a afectar su amistad con Marssello de esta manera.

—Marss, lamento mucho que esto te esté afectando así. No quiero que pienses que tienes que elegir entre tu hermana y yo. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí, sea lo que sea que decidas —dijo con sinceridad, tratando de aliviar parte de la presión que sabía que su amigo estaba sintiendo.

Marssello lo miró con una leve sonrisa, agradecido por la comprensión de Dylan.

—Gracias, de verdad. Es solo que... no quiero que Fiorella se preocupe por algo que, en mi opinión, no es un problema. Pero tampoco puedo ignorarla, ¿entiendes?

Dylan asintió lentamente. Aunque la situación lo lastimaba, entendía que la relación entre Marssello y su hermana era importante. No podía pedirle que lo escogiera a él por encima de ella.

—Lo entiendo, y no te lo estoy pidiendo —respondió suavemente—. Solo quiero que sepas que yo tampoco le haría daño a nadie, mucho menos a ti. Si en algún momento tienes dudas o necesitas aclarar algo, estaré aquí para hablarlo.

Marssello asintió de nuevo, sabiendo que Dylan tenía razón. Aún así, la presión de mantener el equilibrio entre su hermana y su amigo seguía pesando sobre él.

—Tienes razón. Solo... necesito tiempo para pensar —dijo Marssello, desviando la mirada hacia el patio, donde otros chicos jugaban despreocupadamente.

Dylan sintió cómo su corazón se encogía un poco al escuchar esas palabras, pero sabía que no podía presionar más. Lo mejor que podía hacer era ser paciente y estar ahí para su amigo, esperando que eventualmente la situación se resolviera por sí sola.

Siempre te defenderéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora