Reconciliaciones

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Después de clases, Fiorella y Danna decidieron reunirse en la cafetería del colegio. Desde su última conversación, las dos amigas habían sentido que la situación entre Dylan y Marssello les estaba pesando en la conciencia, especialmente a Fiorella, quien había estado pensando mucho en lo que había dicho. Se sentaron en una mesa apartada, ambas nerviosas, pero sabiendo que era el momento de aclarar las cosas.

-Danna, necesito saber algo -comenzó Fiorella, rompiendo el silencio-. Lo que me dijiste sobre Dylan... ¿fue realmente como lo contaste?

Danna, que había estado evitando el tema por varios días, respiró hondo antes de responder. Sabía que había llegado el momento de ser honesta.

-Fiore, la verdad es que... creo que todo fue un malentendido -dijo Danna con un tono de arrepentimiento-. Es cierto que mi relación con Dylan terminó mal, pero no fue culpa de él en absoluto. Las cosas se complicaron por otros motivos, y yo, en mi dolor, interpreté mal algunas de sus acciones. Dylan siempre fue respetuoso, pero en ese momento yo no supe cómo manejar lo que sentía.

Fiorella la miró con sorpresa. Durante semanas, había creído firmemente que Dylan había sido insensible, tal como Danna se lo había hecho ver en un principio.

-¿Entonces... él no fue indiferente contigo? -preguntó Fiorella, intentando procesar la nueva información.

Danna negó con la cabeza, mordiéndose el labio antes de continuar.

-No. Ahora que lo pienso, no lo fue. Yo estaba dolida, sí, pero también confundida. Quizá, sin querer, exageré algunos detalles cuando te hablé. Nunca fue mi intención hacerte pensar mal de él, y mucho menos afectar tu relación con Marssello. Me siento horrible por todo esto.

Las palabras de Danna cayeron como un balde de agua fría sobre Fiorella. Sintió un nudo en el estómago al darse cuenta de que había contribuido a un malentendido que había perjudicado tanto a su hermano como a Dylan.

-Oh... -susurró Fiorella, bajando la mirada- Creo que cometí un error terrible. Le dije a Marssello que debía alejarse de Dylan por lo que me contaste. Me siento culpable por haber interferido en su amistad. No debí haberme metido así.

Danna tomó la mano de Fiorella con firmeza.

-No te culpes, Fiore. Ambas estábamos confundidas y tratando de protegernos mutuamente. Lo importante ahora es arreglar esto antes de que las cosas se pongan peor.

Fiorella asintió, sintiendo una mezcla de alivio y culpa. Sabía que debía hablar con Marssello y aclarar todo, pero también sentía que le debía una disculpa a Dylan por haber juzgado mal su carácter. Ambas chicas se miraron, sabiendo que la reconciliación era el único camino para sanar las heridas que habían causado sin intención.

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Esa misma tarde, después del colegio, Fiorella y Danna se acercaron al gimnasio, donde sabían que Dylan y Marssello estarían entrenando. Las dos chicas estaban nerviosas, pero determinadas. Cuando llegaron, vieron a los chicos en sus rutinas, con Marssello levantando pesas mientras Dylan lo observaba desde el banco, claramente aún con cierta tensión en el aire.

Danna fue la primera en hablar.

-Dylan... ¿podemos hablar un momento? -dijo, atrayendo la atención de ambos.

Dylan levantó la vista, sorprendido de ver a su exnovia allí, y se puso de pie, limpiándose el sudor de la frente con una toalla. Marssello también miró a su hermana, confuso, pero esperó a ver qué sucedía.

-¿Qué pasa? -preguntó Dylan, con una mezcla de curiosidad y cautela.

Danna tomó aire y lo miró directamente a los ojos.

-Dylan, quiero disculparme. Fui yo quien provocó este malentendido entre Fiorella y Marssello. Lo que les dije no fue del todo cierto. La verdad es que nuestra relación terminó mal, pero no por tu culpa. Yo estaba dolida y proyecté ese dolor en ti, haciéndote ver como el culpable. Quiero que sepas que lamento mucho lo que pasó y cómo todo esto te afectó.

Dylan, sorprendido por la honestidad de Danna, se quedó en silencio por unos segundos antes de responder.

-Danna... no sabía que te habías sentido así, pero gracias por decírmelo. Yo nunca quise que las cosas terminaran mal entre nosotros, y mucho menos que esto afectara mi amistad con Marssello.

Fiorella dio un paso adelante, sintiendo que era su turno de hablar.

-Dylan, yo también te debo una disculpa. Me dejé llevar por lo que me contó Danna y le dije a Marssello que se alejara de ti. Ahora entiendo que me equivoqué al juzgarte sin conocerte realmente. Espero que puedas perdonarme por haber interferido de esa manera.

Dylan sonrió ligeramente, con alivio en su expresión.

-No te preocupes, Fiorella. Lo importante es que ahora todo está claro. Aprecio que ambas hayan venido a aclararlo.

Marssello, que había estado escuchando en silencio, finalmente habló.

-Esto significa mucho para nosotros. Me estaba costando mucho entender cómo manejar esta situación. Pero ahora que todo está aclarado, podemos dejar todo esto atrás, ¿verdad, Dylan?

Dylan asintió, aliviado por el cierre de todo el conflicto.

-Por supuesto. Lo más importante es que sigamos adelante como amigos.

Danna esbozó una sonrisa de alivio.

-Me alegra que podamos dejar el pasado atrás. Espero que podamos ser amigos también, Dylan -añadió, con una sonrisa sincera.

-Claro que sí, Danna -respondió él, estrechando su mano.

Fiorella miró a su hermano, sintiendo cómo la culpa se desvanecía, reemplazada por el afecto de siempre.

-Marss, ¿estamos bien? -preguntó suavemente, sus ojos llenos de arrepentimiento.

Marssello, con una sonrisa cálida, la abrazó.

-Siempre estamos bien, Fiore. Solo prométeme que si tienes dudas la próxima vez, me lo dirás directamente.

Fiorella asintió, abrazando a su hermano con fuerza.

Y así, en ese pequeño gimnasio, el malentendido que había creado tensión entre todos se desvaneció, dando paso a nuevas amistades y a una reconciliación entre hermanos que, a pesar de los problemas, seguían tan cercanos como siempre.

Siempre te defenderéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora