En una ventana, observando la lluvia en la fría noche, se encontraba un hombre misterioso. Estaba tomando una copa de vino, mientras reflexionaba si todo lo que había hecho hasta entonces había sido en vano, pensando que llevaba años sin lograr ningún progreso real.
—Sr. Francis, una de las criaturas del proyecto fallido atacó a unos científicos. La capturaron, pero al parecer el gas fosgeno no le hizo nada; solo la durmió como si fuera un simple tranquilizante —exclamó seriamente un hombre de traje negro.
—Interesante... —murmuró Francis, sin expresión alguna.
Alex fue rápidamente a buscar a Elena. Su hermana lo siguió, con la intención de pedirle perdón a Elena y preguntarle a su hermano qué había ocurrido.
—Voy contigo, hermanito —dijo la pequeña niña, preocupada por su amiga.
—No debías venir; es de noche y puede ser peligroso —respondió Alex, firme.
—Perdón, hermanito; quiero disculparme con Eli.
—No te preocupes, no fue tu culpa. No conocías el contexto de lo que pasó —dijo Alex, con un nudo en la garganta.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó ella, curiosa.
—Bueno, lo que ocurre es que... —contestó Alex, angustiado.
Alex comenzó a contarle que, cuando Elena tenía cinco años, sus padres, dos científicos muy importantes, un día recibieron una llamada misteriosa y urgente, por lo que tuvieron que ir a ver qué estaba sucediendo.
—Hasta hoy, ella no me ha querido contar mucho; no habla casi nada de eso —comentó Alex, algo extrañado.
Al cabo de un rato, encontraron a Elena sentada en una banca, bajo unos cerezos. Ella lloraba desconsoladamente, con el maquillaje corriendo por su piel. Alex intentó acercarse, pero Elena no quería que la vieran en ese estado. Sin previo aviso, la pequeña se lanzó a abrazarla, lo que conmovió a Elena y la ayudó a tranquilizarse.
Ya más calmada, Alex y su hermana la consolaron, recordándole que al día siguiente tomarían su avión hacia el lugar donde abordarían el cohete que los llevaría al planeta donde realizarían sus investigaciones. Limpiándose las lágrimas, Elena dejó atrás su pasado y se preparó para que el día siguiente fuera el mejor de su vida.
Después de informarle a Francis sobre la situación, Yessenia procedió a desmembrar a la criatura para poder analizarla. Para evitar más pérdidas, utilizaron un escáner y determinaron la naturaleza de la criatura: al parecer, era similar a un Dakotaraptor, pero en un estado de descomposición, como si fuera un muerto viviente. Impactados por lo que veían, quedaron paralizados cuando la cabina donde estaba encerrado el dinosaurio detectó movimientos, como si la criatura se estuviera regenerando. Afortunadamente, la puerta estaba cerrada, pero contra todo pronóstico, la criatura comenzó a emitir un sonido como si intentara llamar a sus compañeros. Era tan agudo y fuerte que dejaba sordos a quienes lo escuchaban. De repente, se oyó el sonido de cristales rompiéndose violentamente.
Yessenia apagó las luces y, en silencio, les indicó a sus compañeros que se escondieran hasta que la situación estuviera controlada. La criatura rompió el cristal de la cápsula y, una vez fuera, comenzó a olfatear el lugar, como si buscara algo. Cada vez que caminaba, se escuchaba un sonido como el de huesos chocando, y parecía que le costaba mover su cuerpo. Al no encontrar nada, volvió a llamar a sus compañeros, y otras criaturas entraron en el lugar. A pesar de su piel desgarrada, sus plumas mostraban colores vivos: rojo, azul y naranja. Sus ojos, completamente blancos, indicaban una visión deficiente, lo que inquietó a Yessenia. Se dio cuenta de que las criaturas parecían ciegas, ya que dependían más de su olfato y oído. Tras observar, Yessenia dedujo que atacar sus cabezas podría ser efectivo.
Yessenia se quedó paralizada, indecisa entre actuar o seguir escondida. Sabía que su idea podría funcionar... o fracasar. La presión era brutal. Cuando estaba a punto de armarse de valor, una flecha atravesó la cabeza de una de las criaturas.
ESTÁS LEYENDO
El último rugido: Prólogo
Ciencia FicciónEn el año 2045, la humanidad casi se extinguió por el cambio climático, pero la corporación ExoLife Innovations (ELI) logró controlarlo milagrosamente. Diez años después, ELI inicia experimentos en un planeta similar a la Tierra, llamado Próxima Ter...