El Sacrificio Final

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La noche que precedía al sacrificio estaba teñida de un silencio ominoso. Las estrellas brillaban con un fulgor inusual, como si la misma naturaleza contara las horas que quedaban antes de que el Devorador de Almas hiciera su próximo movimiento. Jungkook y sus amigos sabían que debían prepararse para la confrontación final, un enfrentamiento que podría definir el destino de todos ellos.

En su refugio, el grupo se reunió para trazar un plan. El altar del templo antiguo era su único recurso; ahí, debían realizar el ritual para romper el pacto del demonio. Las velas parpadeaban en la penumbra, creando sombras que danzaban en las paredes, intensificando la atmósfera de tensión que rodeaba a todos.

“Debemos estar en sintonía,” explicó Namjoon, su voz grave resonando en la sala. “Si queremos que el ritual funcione, necesitamos que cada uno de nosotros esté completamente presente y enfocado.”

“Y Jungkook y Jimin deben ser el centro del ritual,” añadió Yoongi, su mirada seria. “Su amor es la clave para romper la oscuridad.”

Ambos asintieron, pero Jungkook sentía un nudo en el estómago. “¿Y si no es suficiente?” preguntó, su voz temblorosa. “¿Y si el sacrificio que se requiere es más de lo que estamos dispuestos a dar?”

“Debemos confiar en que el amor que compartimos es lo suficientemente fuerte,” dijo Jimin, tomando la mano de Jungkook. “Estamos juntos en esto, y no hay nada que no podamos enfrentar si estamos unidos.”

Mientras la noche avanzaba, se prepararon para el ritual. Jungkook sintió el peso del mundo sobre sus hombros; sabía que el sacrificio podría ser la única forma de proteger a Jimin y a sus amigos. Las dudas acechaban en su mente, pero cada vez que miraba a Jimin, su determinación se renovaba.

El grupo se dirigió al templo, el aire gélido envolviendo sus cuerpos mientras avanzaban. Las luces de las velas temblaban al ritmo de sus pasos, creando un ambiente casi espectral. Al llegar al altar, se encontraron con el silencio que lo había caracterizado, y el ambiente cargado de energía oscura.

“Comencemos,” dijo Namjoon, colocando las velas alrededor del altar. “Debemos enfocarnos en el amor que nos une y en la luz que llevamos dentro.”

Con el ritual preparado, Jungkook y Jimin se situaron en el centro. El altar brillaba con una luz tenue, y a medida que comenzaban a recitar las antiguas palabras, la atmósfera se tornó más intensa. Las sombras comenzaron a moverse a su alrededor, como si la oscuridad estuviera despertando.

“¡Ven a nosotros, Devorador de Almas!” gritó Jungkook, su voz resonando con fuerza. “Estamos aquí para enfrentarte.”

En un instante, el aire se tornó frío y pesado, y el Devorador de Almas emergió de las sombras, su figura retorcida y aterradora. “¡Inútiles mortales!” rugió, su voz resonando como un eco infernal. “Creen que pueden desafiarme.”

Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero Jimin apretó su mano con firmeza, dándole la fuerza que necesitaba. “Estamos aquí por amor, y eso es más fuerte que cualquier oscuridad que puedas traer,” declaró Jimin, su voz resonante.

“Amor…” la figura del Devorador de Almas se estremeció, como si la palabra lo afectara. “¡No pueden comprender el sacrificio que están a punto de hacer!”

A medida que continuaban con el ritual, las sombras comenzaron a girar alrededor de ellos, pero Jungkook se mantuvo firme. “Lo haremos, y no retrocederemos.”

Juntos, recitaron las palabras del ritual, su energía fluyendo en una sinfonía de luz y amor. La oscuridad comenzó a contraerse, y Jungkook sintió que la conexión con Jimin se intensificaba, llenándolos de una luz purificadora.

El Devorador de Almas se retorció en el aire, sus gritos resonando en sus mentes. “¡No! ¡No puedo ser derrotado!”

“¡Eres solo una sombra!” gritó Jungkook, sintiendo el poder de su amor encenderse. “¡No tienes control sobre nosotros!”

El altar brilló intensamente, y una explosión de luz se liberó, arrasando con la oscuridad. Jungkook sintió que la conexión con Jimin se volvía abrumadora, y en ese momento comprendió lo que debía hacer.

“¡Haré lo que sea necesario!” exclamó Jungkook, sintiendo que el amor que compartían se convertía en su mayor fortaleza. “¡Si mi sacrificio es lo que se necesita, lo daré!”

Sin dudarlo, Jungkook se acercó al altar y, con un movimiento decidido, ofreció su propia energía, sabiendo que su amor por Jimin era el único medio para sellar la oscuridad de una vez por todas. La luz estalló, y el sacrificio resonó en cada rincón del templo.

El Devorador de Almas gritó, su forma desvaneciéndose en un mar de luz. “¡No…! ¡Esto no puede estar sucediendo!”

La energía oscura se disolvió, y el templo fue envuelto en un resplandor cálido y reconfortante. Jungkook cayó al suelo, sintiéndose débil, pero una sensación de paz lo invadió. Jimin corrió hacia él, abrazándolo con fuerza.

“¡Jungkook!” gritó, su voz llena de desesperación. “¡No te vayas!”

Jungkook sonrió débilmente, sintiendo la calidez de Jimin a su lado. “Siempre estaré contigo, Jimin,” murmuró, su voz un susurro. “El amor verdadero nunca muere.”

La luz brilló intensamente, y Jungkook sintió cómo la oscuridad se disipaba por completo. En ese momento, supo que su sacrificio había valido la pena. La conexión con Jimin era más fuerte que nunca, y aunque su cuerpo se debilitaba, su amor perduraría.

Con un último aliento, Jungkook se sintió rodeado por la luz. “Te amo, Jimin,” murmuró antes de que la oscuridad lo envolviera por completo.

 “Te amo, Jimin,” murmuró antes de que la oscuridad lo envolviera por completo

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