Capítulo 1: Compañeros

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Una suave brisa primaveral sacude los árboles de la cercanía, los pétalos rosados ceden ante la gravedad, y la fresca sensación de un día pleno de vida abraza la piel de las personas, exceptuando por un chico, el cual se ha cerrado a la oportunidad de salir y conocer personas, disfrutando de su pacífica soledad a su manera e intentando mediante la preparación de diversos platillos finos, componer aquél vacío que lo acompaña desde la infancia.

(Otro día otro platillo... Se supone que hoy viene la persona designada a compartir habitación conmigo... ¿Será alguien agradable?)

Se cuestionaba Toya, sentado en el borde de su cama, contemplando el movimiento lento de las cortinas, sin tomarle mucha importancia. El chico se preparó, atando su delantal, con la expectativa de prepararle algo a su próximo compañero.

(Me pregunto si le gusta la pasta... Creo que puedo preparar algo bueno y tenerlo listo...)

De manera interrumpida y mientras revisaba la alacena, 3 toques lentos golpeaban la puerta en señal de llamado, dejando a Toya algo preocupado, pues pensó que era su nuevo compañero, sin embargo, solo era su vecino Takamura, un amable señor aficionado a la agricultura, vino a traerle verduras frescas de su cultivo.

(¡Buen día Toya! La cosecha de hoy fue excelente, así que decidí traerte un par de verduras surtidas para tus increíbles recetas).

Toya suele hacer semanalmente una comida comunitaria para los residentes del departamento, la gente le tiene mucha estima, a pesar de que no interactúe mucho con los demás al ser bastante reservado.

(Muchas gracias Sr. Takamura, agradezco su consideración, le sacaré buen provecho a los ingredientes que me ha traído)

El muchacho tomó la bolsa, mientras Takamura se retiraba, nuevamente en la cocina, inspeccionó las verduras, en busca de alguna que le sea útil en la receta de hoy.

(Bien, hay papas y zanahorias, creo que puedo hacer un buen guiso con esto...)

El muchacho se puso manos a la obra, las ollas burbujeaban, la pasta se cocía, las verduras eran picadas... Era similar a una orquesta culinaria donde todos los ingredientes participaban en armonía para dar vida a un platillo magistral)

(Creo que ya está listo...)

Inesperadamente se escuchó un nuevo toque en la puerta, esta vez algo más ligero, Toya supuso que debía ser otra vez el Sr. Takamura o algún otro vecino, sin embargo no era más que una chica, su cabello negro caía hasta su espalda, vestía un atuendo algo estrafalario, similar a la cultura gótica; sin embargo, aquello que llamaba más la atención eran sus ojos, poseían un tono rosado bastante profundo, aunque carecían de brillo.

(¿U...Usted es el Sr. Toya Sato?)

La chica preguntaba con algo de timidez, y en un tono apenas perceptible, venía acompañada de una maleta grande, por lo que Toya inmediatamente dedujo de quién se trataba.

(¿Eres, mi nueva compañera, no?)

Preguntó el muchacho mientras ambos se veían fijamente, el ambiente era nostálgico, Toya en ese momento sintió como si hubiera visto un fantasma, la mirada de la chica estaba clavada en él, pero había algo que le inquietaba, aunque la chica rompió la tensión al aclarar la deducción de Toya.

(Si, mi nombre es Jun Orimoto, me transfirieron hace poco y me comentaron que en este departamento había uno disponible para compartir, pero, si no está de acuerdo, no hay problema, puedo buscar otro...)

La chica parecía algo insegura respecto a la decisión de convivir con un desconocido, sin embargo no podía permitirse el vivir tan lejos de la universidad. Toya no parecía tener el corazón para rechazarla, así que le permitió acceder luego de meditarlo un momento.

(No te preocupes, eres bienvenida, no tengo ningún problema).

El chico rápidamente logró cambiar el ambiente y la pesadez de la conversación con un gesto cálido, era similar a un cumplido de alguien a quien admiras. Seguidamente Jun pasó hacia la habitación, donde esperó el tour.

(Bueno, hay 2 dormitorios, el mío es el de la izquierda, este de aquí es el baño... La cocina...)

Toya le enseñó todo el lugar, hasta que finalmente llegó a la que sería la habitación de Jun, donde solo habían una cama, un armario minimalista y un escritorio con su respectiva silla.

(Bien creo que eso ha sido todo...)

La chica se sintió agradecida con Toya, aunque había algo que llamó su atención, un aroma irresistible inundaba todo el lugar, lo había notado desde que entró, sin embargo, no quiso asumir nada, hasta que lanzó su vista hacia la cocina. En el comedor habían 2 platos tapados, sin duda esa era la fuente del aroma.

(Veo que notaste la comida que preparé, no sabía si mi nuevo compañero había almorzado o no, así que decidí tener algo listo como bienvenida)

El muchacho hablaba con orgullo sobre la comida que había hecho, esto llamó la atención de Jun, la cual consideraba esto un acto de bondad.

(Eso... Es muy considerado de tu parte, lo agradezco)

Jun todavía tenía una expresión algo nerviosa, y un poco estoica, no parecía ser de la clase de persona que era muy conversadora. Toya pensaba en una forma de sacarle conversación para que no se sintiera incómoda, así que decidió invitarla a almorzar, para aprovechar la comida que había hecho.

(¿Qué te parece si comemos? Si quieres, claro...)

Jun algo tímida asintió la cabeza en señal de aprobación, sin embargo decidió primero dejar sus cosas en su habitación. Mientras tanto Toya meditaba un pensamiento intrusivo que tenía, los ojos de Jun le parecían familiares, pero no sabía de dónde, luego de un rato decidió no tomarle mucha más importancia. Jun, luego de salir de su habitación se aproximó al comedor.

(Veo que ya organizaste todo, bueno, el día de hoy preparé una Pasta con Verduras, no sabía si te gustaría, pero fue lo primero que se me ocurrió...)

El vapor de la pasta recién hecha, el rojo vivo de la salsa, y la hoja de laurel que coronaba el platillo dejó sorprendida a Jun, quien hasta ese momento se había mantenido inexpresiva. El aroma de las especias inundaba sus sentidos, así que no demoró mucho en tomar el tenedor y probar la comida. Con delicadeza y disipando su cabello hacia detrás de su oreja, tomó un bocado, el cual borró de repente su expresión estoica, devolviéndole a su vez, el brillo en los ojos por un momento, el sabor, la textura y el aroma eran familiares.

(¡Esto está muy bueno!)

Jun parecía todavía un poco exaltada por la comida, así que decidió tomar otro bocado, sin embargo, al hacerlo sintió un ligero escalofrío en su espalda, su mente se nubló por unos instantes, y tuvo una pequeña visión algo borrosa, escuchaba algunas voces, pero lo único que veía con claridad era una banca en un parque.

(Jun ¿Te encuentras bien?)

Preguntaba Toya, pues sin darse cuenta, Jun tenía una lágrima recorriendo su mejilla derecha. Tan pronto se incorporó nuevamente soltó un pequeño ''hip'' de sorpresa. Seguidamente secó su lágrima y se levantó avergonzada.

(¡Jun, espera!)

Toya intentó evitar que se fuera, sin embargo, decidió no intervenir más, pensó que lo mejor sería darle su espacio a Jun. El muchacho se cuestionaba si el motivo de su exalto y posterior lágrima fuese que su comida no estaba realmente buena, o tal vez había otro motivo. Toya decidió guardar la comida de Jun en el microondas, mientras esperaba en la sala por si llegaba a salir. Él entendía bien que sería vergonzoso llorar en frente de un desconocido, por eso decidió darle tiempo a Jun).

UN RECUERDO DE NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora