La naturaleza misma de la humanidad representa el mayor peligro para esta, ya que al ser por naturaleza criaturas torpes, estupidas, depravadas, hostiles, violentas y conflictivas, están más que condenados a vivir por siempre atrapados en un infinit...
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—Bien Naruto debo irme, muchas gracias por la comida, estuvo deliciosa...
Estas son las palabras de una joven Anko Mitarashi, quien ya se encuentra en la puerta del apartamento de cierto pequeño rubio a punto de partir, a lo que el antes mencionado tan solo se limita a sonreír mientras la chica acaricia su cabeza
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—¡Si Anko Onee-chan~!
—(¿¡POR QUE DEMONIOS TIENE QUE SER TAN LINDO~!?) No se cuando sera pero veré si puedo pasar a verte de vez en cuando, aunque probablemente vaya a ser mas fácil que me encuentres en aquella tienda de dango o cerca de ella si es que quieres verme
—Ajajaja a ti en verdad te gusta mucho el dango ¿verdad Anko Onee-chan?
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—Je, no voy a negar eso, después de todo prácticamente gasto la mayoría de lo que gano en mis misiones en eso, en fin nos vemos, cuidate mucho, recuerda siempre poner el seguro a la puerta, preguntar quien es cuando toquen y no dejar entrar a personas raras, ¿entendido? *empieza a abrir la puerta*
—¡Si~!, ¿umh?, ah espera Anko Onee-chan
—¿Si?
Y así antes de que la joven adolescente siquiera tuviera la oportunidad de reaccionar o saber que estaba pasando, el pequeño rubio frente a ella se lanza hacia ella de un pequeño brinco, el cual le permite poder tomarla y rodearla por el cuello con sus pequeños y delgados brazos, antes de finalmente atraerla aun mas hacia el y con voz sumamente cálida y reconfortante decirle
