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El suave tintineo de la campanilla sobre la puerta de la tienda rompió el silencio tranquilo en el lugar

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El suave tintineo de la campanilla sobre la puerta de la tienda rompió el silencio tranquilo en el lugar. Heeseung y Jay fueron recibidos por el fresco aroma de flores apenas cruzaron la entrada. En el interior, Sunghoon estaba concentrado, arreglando un ramo de rosas rojas sobre el mostrador, sus delgados dedos moviéndose con delicadeza.

—Parece que hemos llegado al paraíso de las flores—murmuró Jay con una sonrisa irónica, mientras escaneaba el lugar con la mirada.

Heeseung, sin embargo, se mantuvo en silencio. Sus ojos se detuvieron en el joven detrás del mostrador, el nuevo florista. Era imposible no fijarse en él. Sunghoon, con su piel pálida como porcelana, su cabello negro como la noche cayendo en suaves mechones sobre su frente y unos lunares que adornaban su rostro de manera atractiva. Simplemente era hermoso.

Pero Heeseung apartó la mirada, recordándose a si mismo que estaban allí para trabajar. No podía distraerse.

—Buenas tardes—comenzó Heeseung con una voz profesional, mientras sacaba su placa—Somos detectives del departamento de policía. Estamos investigando unos casos recientes... nos gustaría hacerle unas preguntas, si tiene un momento.

Sunghoon levantó la vista delas rosas que estaba arreglando, sus ojos oscuros brillando brevemente con curiosidad. Dejó el ramo con cuidado a un lado y se acerco al mostrador con una sonrisa suave, pero distante.

—Claro, ¿en que puedo ayudarles?—respondió, su tono era calmado casi melódico.

Heeseung intercambio una mirada con Jay antes y continuar.

—En los últimos días, ha habido una serie de crímenes en los alrededores... los cuerpos de las víctimas fueron encontradas con una rosa roja en sus bocas. Dado que esto parece estar relacionado con flores, estamos hablando con cada florista de la zona, por si acaso alguien ha notado algo extraño.

Sunghoon alzó una ceja, su expresión casi imperceptible sorprendida.

—¿Una rosa?— repitió como si la idea fuera nueva para él. Luego, negó con la cabeza lentamente—No he escuchado nada de eso... me mudé aquí hace poco, mi tienda es nueva. No tengo mucha conexión con los otros negocios aún.

Heeseung observó a Sunghoon con atención, buscando cualquier rastro de incomodidad, pero lo único que veía era calma. Demasiada calma, quizás.

Sunghoon parecía relajado, como si la conversación no le afectará en absoluto. Eso, por supuesto, despertó la sospecha habitual en Heeseung.

—¿Vende muchas rosas?— preguntó Jay, metiéndose en la conversación mientras se acercaba para observar las flores más de cerca.

—Son bastantes populares—respondió Sunghoon con una leve sonrisa—Pero en su mayoría, las parejas las compran. Aunque... últimamente ha habido algunos pedidos grandes—se encogió de hombros.—Supongo que la gente las quiere para todo tipo de ocasiones.

𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐑𝐎𝐒𝐀𝐒 𝐘 𝐃𝐄𝐒𝐄𝐎 𝙝𝙚𝙚𝙝𝙤𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora