1er Capítulo

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Luego de cuatro...No, cinco años, regresaba a mi ciudad natal sorpresivamente. No había vuelvo ni para vacaciones, había dejado mi vida aquí con tan solo diez años, así que siendo una niña no me importaba tanto.

Recordaba mientras me recostada en la parte trasera del auto de mi madre, que había tenido grandes amigos y un día me esfume. Me había ido con mi abuela, ya que quería quedarme con ella esos últimos años que tenia de vida y aunque estuviera bien, debía regresar de nuevo, debía terminar mis últimos años de secundaria en donde viví mi niñez para un mejor futuro como me aconsejaba mi mamá, aun así me quería quedar pero no pude.

Soltarme de mi abuela iba a ser duro, ya que ella era la persona que más quería.

Pensaba en los amigos que iba a conseguir. ¿Y si no les agradaba? ¿Me aceptarían? ¿Y si no? ¿Estaría igual que antes en la secundaria?

Me veían como "Rara". ¿Eso era yo? Recordaba como una vez tiraron mi mochila llena con libros a una fuente de mi antigua escuela, no dije nada. Y tuve que trabajar durante un tiempo para pagarlos, por que no quería que se enterara mi abuela, tal vez le hubiera dado un infarto en ese tiempo. No me gustaba para nada esa escuela, pero estar con mi abuelita era lo que más me importaba.

Creo que si había conseguido amigos, pero al poco tiempo se alejaron. ¿En serio tenía algo de malo?

-Pequeña, descansa por favor. -Me dijo mi madre desde adelante.

-Estas desde hace dos horas mirando hacia el cielo. -Comentó mirando hacia delante.

Yo solo asentí cansada. Cuando me dijeron que tenia que volver fue un infierno durante las noches, pero tenía que aceptarlo y ahora estaba de ida.

Cuando llegamos, ya había amanecido, el sol se veía resplandeciente, haciendo que haya calor aunque había demasiado viento, equilibrando el ambiente. Lo cual era perfecto.

Pude ver de nuevo mi antigua casa. Era maravillosa como lo recordaba, sus bonitas plantas, de diferentes especies y colores, además sus paredes blancas, con puertas y ventanas de color marrón claro. Tenía un gran aspecto cómodo, se sentía tan pacífico cada minuto. Como amaba eso.

Con grandes ganas entre a mi casa por primera vez en mucho tiempo, todo estaba como antes, todo minimalista, aunque eso era la desventaja, ese estilo que tenía no me gustaba, pero mi madre le agradaba sus toques, con plantas u objetos, haciendo agradable.

-¿Te sigue gustando la casa, bonita? -Pregunto mi madre.

-Sí, sigue bella. -Respondí.

-Sí quieres puedes ir a tu habitación de arriba. -Me dijo y yo me dirigí a esa dirección.

Estaba emocionada. ¿A quien no le gustaría tener una nueva habitación remodelada? Por que a mi sí.

Tenía que colocarle mis posters, stickers y tonterías que había traído para decorar. Y sin olvidar la mejor parte.

¡ESTRELLAS! Las mejores del mundo, que eran las calcomanias que se podían ver en la oscuridad.

Cuando llegue, era igual que la casa, simple y aburrido. Así que empecé a decorarla rápidamente, ya me estaba cegando de lo horrible que era.

Al final de terminar, me faltaba una cosa, la ventana que iba hacia la casa del vecino. Lo cual estaba mal y nunca habían corregido eso, aunque ya había pasado como más de 15 años.

Iba a empezar con la última parte, hasta que miles de recuerdos vinieron a mi mente.

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-¡Mira! ¡Te veo por aquí! -Le dije a...

No recordaba quién era.

-¡Maldición! Ahora me fastidiaras en cada momento. -Me dijo.

-¡Grosero! ¡Lávate la boca con jabón! -Le grité desde la ventana.

-Ta bien pues. No me importa. -

-Y maleducado. ¡Sabes! ¡No vuelvas abrir tu f...fea ventana otra vez! ¡No te quiero ver! -Enojada le grité cerrando la ventana fuertemente.

Luego de un rato, había escuchado algo caer en mi ventana. Así que había ido a ver que sucedió. Y seguía allí.

-¡Made! Perdóname, por favor ¡Somos amigos! ¡Y los amigos no se pelean! -Me dijo en voz alta.

-¡No! ¡Vete! -

-No. Por que te prometí que hasta que seamos mayor te protegería y no voy a romper esa promesa. -Me dijo.

-¡Vete! ¡Mentiroso! -Le dije y cerré la ventana por última vez.

Por que justo luego de unas horas tuve que mudarme y no me pude despedir de él, aunque me sentí mal por unas horas, lo olvidé.

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Mire fijamente la ventana por un buen tiempo, me preguntaba si el seguía viviendo allí o se había mudado, por que como recordaba el siempre estaba en su patio delantero.

Hasta que la llamada de mi mamá me desvío, tuve que bajar rápido a comer, ya que me estaba muriendo de hambre y no creía soportar más luego de 80 (3 h) horas sin comer.

-Tengo demasiada hambre. No hemos comido nada. -Le dije a mi madre.

-Que exagerada Made. Si comimos un banquete antes de irnos. -Me comentó.

Solo puse una cara de desacuerdo, me sente en las sillas de mi comedor y empecé por fin a comer.

-Se que tenemos que tener tiempo de madre e hija luego de demasiados años, pero tengo que asistir a mi trabajo por algo urgente, Made. -Me comentó mientras comía los panqueques que había cocinado.

Recordé que antes me había dicho que su maldito jefe apenas le había dado tiempo para recogerme y traerme de nuevo a mi casa, lo cual me fastidio mucho en aquel momento. ¿Cómo se podía dejar explotar con una terrible persona como el? No la entendía en absoluto y aunque yo tuviera corazón de pollo no me gustaría que me traten de esa manera.

-Okey mamá. -Le respondí.

Pronto mi madre se fue, así que empecé a recorrer cada parte de mi casa, para saber si habían cambiado algo. Pero no encontré nada de lo normal.

Hasta que me metí en el ático, pude ver una gran cantidad de juguetes antiguos míos, libros infantiles también, pero estaba todo lleno de demasiado polvo. Claro que ella no había limpiado en absoluto, gracias a su poco tiempo.

Pero algo en particular me llamo la atención, la caja de fotos viejas. Cuando la abrí, pude observar cuando era pequeña, también en halloween y navidad, con diferentes atuendos divertidos, mientras sonreía al lado de mi madre. Vi un álbum que se llamaba "Friends", que era curioso. Pero en el encontré fotos antiguas, de hace más de cinco años, con mis amigos.

Había una con ropa bonita, al lado de ella se encontraba uno sonriente, después de el seguía yo con mi coleta de lado y por último, estaba un niño con cara de que iba a llorar.

Que recuerdos.

Seguía navegando en esas cajas polvorientas, pero pronto tocaron la puerta, aunque eso era raro, ya que era apenas las siete de la mañana. ¿A quien se le ocurre? ¿Esta bien? Si no fuera que me habría mudado hoy, estaría roncando con mi peluche y en mi camita acostada con miles de cobijas.

No tenía más remedio que salir a abrir la puerta, tenía la pereza más grande del mundo en ese entonces.

Pase entre los pasadizos, viendo cada foto colgada en la pared, todas se veían espléndidas y mejor si estaba allí con mi madre de pequeña, hasta que llegué a la puerta y abrí. Quedándome perpleja en frente de las dos personas.

Piedra, Papel o Tijera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora