2do Capítulo

1 0 0
                                    

Oh, mierda...

Había olvidado había conocido a mis amigos gracias a mi madre. Ya que en ese entonces, las madres tenían un grupo, donde también iban sus hijos, en donde los conocí.

Me quede perpleja viendo a la madre de mi antigua amiga, pero luego me sorprendí más al ver que aquella amiga estaba detrás de su querida madre.

—¡Que maravilla! ¡Ya volviste Madeline! Como te extrañabamos pequeña. —Dijo Carey, la madre de...¿Coral? Dándome un pequeño abrazo de bienvenida y por detrás podía ver la cara helada de mi vieja amiga.

—Hola tía. —Le dije con una pequeña sonrisa.

—¿Hace cuanto volviste? ¿Una semana o más? —Me preguntó.

—No, no, volví hoy justo hace unas cuentas horas. —Le comenté.

—Debimos hacerte una fiesta de bienvenida pequeña. —Dijo mi tía, aunque mi amiga le dio un codazo leve en la espalda, haciendo callar al instante.

—¡Verdad! ¡Saluda a tu algodón se azúcar! Como la llamabas hija. —Le dijo.

Ella se acercó a mí dándome un abrazo cómodo, luego de años sin vernos. Recordando los momentos de "mejores amigas" que teníamos, se sentía una gran nostalgia.

—Bueno pequeña. ¿Tu mamá no está? ¿O se fue? —Me preguntó.

—Ha salido por su trabajo, pero en la tarde regresa. —Les dije aún parada en la puerta.

Pronto, ellas se fueron, luego de un pequeño reencuentro. Estaba cansada, así que había decidido descansar un rato hasta que llegara mi madre. Aunque pensaba en como me iría a mi nuevo colegio, que sería mixto y privado.

Dormí cómodamente, mientras vagaba en mis pensamientos, hasta que rápidamente mi madre había entrado a mi habitación.

—Made, vístete rápido. ¿Esta bien peque? —Me dijo, viéndose un poco agotada, con pequeños globos en los bolsillos de su jean. Además con un poco de cinta en sus manos, lo cual era raro.

—¿Para q...que? Es tarde. —Le dije demasiada cansada, sentada en mi cama.

—Vamos a cenar pequeña. Me avisas cuando termines y no salgas hasta que te diga. ¿Okey? —Me ordenó antes de irse.

Cada vez está más loca, aunque así la quiero.

Me vestí con algo sencillo, con una camisa manga larga de color verde opaco, también un suerte negro, de bajo unos jeans no ajustados, si no un poco holgados de un tono azul oscuro y mis zapatillas negras.

Entre al pequeño baño de mi habitación, me limpie la cara con jabón, luego me puse algunas cremas y por último me cepille los dientes antes de salir.

Llegue a mi tocador y empecé a peinar mi largo cabello castaño, quería hacer un peinado, pero nunca me había salido bien ninguno, así que una coleta era suficiente. Y por último acomode mi flequillo.

Me maquille con algo básico, ya que no sabía tanto de eso. Me enchine las pestañas, que eran largas pero caídas, luego me coloque un poco de gloss y por último iluminador en algunas partes de mi cara.

—¡Ma! ¡Ya terminé! —Le grité desde mi cuarto.

—¡Baja entonces! ¡Estoy apurada! —Me dijo en voz alta.

Salí de mi habitación, y por las escaleras, me quede petrificada. ¿Por que mierda había tanta gente? ¿Ahora que haría? ¿Saludar a cada uno?

Mucha gente.

Temblaba de miedo mientras bajaba, con una sonrisa nerviosa, viendo que todos dirigían su mirada hacia mi, algunos con regalos en las manos. Veía a muchas señoras que ni conocía en mi casa, también a solo cinco chicos de mi edad. ¿Quienes carajos eran?

Pero entre la multitud, no veía a mi mamá por ninguna parte. ¿Acaso esto todo era un plan sin sentido?

Cuando llegue al primer piso, empezaron a abrazarme muchas señoras, que apenas a dos conocían, que eran las dos hermanas vecinas que vivían al frente.

—Cuanto te extrañamos Madeline. Hace tiempo que no te veo. —Me dijo Agatha, la primera hermana.

—Es un gusto. —Le respondí con una cálida sonrisa.

—Hasta ya estas más grande que nosotras. —Dijo Esther, la segunda hermana abrazándome.

—Sí que he crecido. Antes era más pequeñas que ustedes. —Les dije.

Me estaba estresando entre mucha multitud, no encontraba a mi mamá, pero si a Carey y Carol. Que suponía que estaban detrás de aquel plan y aunque había comida deliciosa, no me gustaba nada este ambiente.

Pude ver que aquellos seis adolescentes, incluyendo a Coral, se divertían mientras que yo me estresaba.

—¡Vente con nosotros Madeline! —Dijo Marcos, que como lo recordaba, seguía siendo él animador de la fiesta.

Solo asentí y me dirigí hacia los jóvenes.

—Made, te presento a Uriel, es tu nuevo prometido. —Dijo Coral.

—¿De qué hablas Coral? —Mire al chico, quien se veía asquerosamente borracho.

¿En que momento metieron alcohol a una fiesta de bienvenida?

—Mi tía me dijo que seria tu nueva pareja. Es guapo, afortunadamente. —Ella me dijo.

—Es mentira, tal vez estaba ebria o algo así. —Le dije algo disgustada.

—No, hermosa. Tu serás mi novia y te lo aseguro. —Me dijo acercándose a mí.

Estaba demasiado alterada. ¿Que más me iba a pasar hoy? ¿Mi mamá casada con un hombre.

1. Gente que no conozco en mi fiesta de bienvenida.
2. Angustia del nuevo colegio.
3. Ausencia de mi madre.
4. Un chico enfermo que sería ¿Mi novio?

Que un loco se meta por mi ventana será lo siguiente, por los hijos de mi difunto conejo.

Intente ignorarlo por un rato, la fiesta recién comenzaba.

—Verdad. Marcos chiflado. ¿Dónde esta Asher? —Ella le susurró pensando que no escuchaba.

—¡Dej...No quería venir. ¡Sabes como es! Ni como soportarlo. —Dijo subiendo algo la voz, lo cual hizo que Coral le diera en el pecho fuertemente.

—¿Quien no quería ve-venir? —Les preguntó Uriel, a los dos.

—¡Nadie! —Respondieron al unísono.

Pronto, más se acercaba aquel chico llamada Uriel. No sabía que hacerme para deshacerme de la asquerosa persona que tenía al frente, así que no había más remedio, subí bastante enojada corriendo las escaleras, quería escapar de allí, ese era el plan. Nadie noto que me había ido de la sala, todos seguían festejando sin la festejada. Que irónico.

Entre rápidamente a mi habitación, agarre una casaca más cómoda y suave, además de comida que me había robado de la cocina antes de irme a dormir. También dinero, por que si no. ¿Cómo me iba a regresar en la mañana?

Aliste todo en mi pequeña mochila y baje desde mi enorme ventana, mientras rezaba para que no me cayera.

Al llegar al suelo, miré directo hacia la tierra, escuchaba la música demasiado fuerte del lado de mi casa, intentando taparme los oídos.

Maldición, había olvidado mis audífonos, pero ni de loca me regresaba.

Estaba demasiado alterada para poder ver hacia al frente, hasta que pude chocarme con una persona y levantar mi cabeza.

—¿Madeline? —Sorprendido me miró.

Mis ojos se abrieron repentinamente y pronto dejé de escuchar el bullicioso, como si el mundo se pausara en aquel momento repentino.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Piedra, Papel o Tijera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora