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Solo paseaba por los verdes y pacíficos árboles después de pasar por una misión un poco complicada; preocupándose solo por el mismo y no de otros. Su único familiar estaba resguardado en la finca de gente confiable a sus palabras.

En ocasiones, se pondría a pensar, "Que posibilidades hay de que todo lo que hizo fuera en vano". Ese pensamiento lo atormentaba varias veces.

Rogaba y rezaba todas las noches para que todos sus esfuerzos y sacrificios que hace dieran sus frutos en un futuro.

Contaba con el apoyo de la mayoría de toda la organización, su pareja era la que más lo apoyaba, teniéndose ese respeto mutuo y cariño que los hacía inseparables.

La noche era preciosa, con el canto de algunos animales que habitaban en la zona, dando distintas emociones, como miedo y paz, estando en un increíble equilibrio.

¿Que podría pasar?

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Ahora. Solo sentía desesperación y miedo.

Corría entre el denso ambiente y el terreno inhóspito de la naturaleza, su ropa, siendo desgarrada por las ramas de los árboles; algo que a el poco le importaba.

Su mente solo pensaba en una cosa, solo percibiendo un aroma de sangre en su entorno; después de tanta batallas, ya sabía diferenciar entre sangre humana y sangre demoníaca. ¡En especial, el de su hermana!

Esperaba que todo estuviera bien en aquel sitio en el cual resguardo a su hermana. Para que su vida tuviera algo de sentido.

Su vista ya visualizaba unas siluetas, que eran un total de 11, 4 vigilando el lugar, mientras que los demas 5 torturaban a alguien.

Su vista no distinguía bien a los que se encontraban en ese instante. Algo que le dejaba en claro quienes eran, fueron esos Haoris, algo que los hacía distinguir para su reconocimiento.

No sabía lo que estaba pasando, por lo que fue a por los lados para evitar a los 4 que se encontraban vigilando.

Desafortunadamente fue visto por el que tenía un Haori de rayas blancas y negras; este rápidamente fue a por el, dándole una patada en el pecho; algo que aturdió al pelirrojo; Fue golpeado esta vez por la funda de una katana, ocasionando la perdida de equilibrio llevándolo al suelo.

El de Haori de rayas, le dio la vuelta colocándolo boca abajo, posteriormente, lo ato con cuerdas en las manos, acto seguido, lo obligo a pararse y lo empujó para que empezara a caminar.

El pelirrojo no podía creer lo que le estaba pasando, sabiendo ya quien era su agresor, siendo su compañero de un rango más alto.

La caminata que era corta, pero para el era un camino bastante largo, no podía ver nada, debido al bosque, por lo que no sabía a dónde se lo llevaba, su ruta original era un poco más larga.

Tras pasar el bosque, lo pudo ver. Su hermana en el suelo con lágrimas en los ojos, y sin su bambú que evitaba los ataques de esta y con varias heridas en el cuerpo, profundas u leves.

Este fue tumbado al suelo, llamando la atención de los torturadores que finalmente los pudo reconocer. Sus dos amigos y 3 compañeros, no fue lo único que reconoció, fijo su mirada al suelo y vio que en la derecha se encontraban dos compañeras suyas, que al igual que el estaban atadas de brazos y piernas. Teniendo bastante miedo, escucho la voz de alguien.

Un Nuevo Amanecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora