Capítulo 1.

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Una tarde de verano, Max Verstappen se encontraba en su casa de verano con su madre y su hermana menor. Estaba tomando el sol tratando de olvidarse de la presión que su padre ejercía sobre sus hombros cuando el susodicho se hizo presente.

—Max, necesito que vengas a adentro — anunció.

Max hizo una mueca de fastidio y se levantó del lugar en el que se encontraba, miró a su padre sentado en el comedor y supuso que era algo serio.

—Hola padre.

—Siéntate.

El hombre ni si quiera saludó a su hijo, algo que Max encontraba muy normal pero fastidioso a la vez.

—Tengo noticias que probablemente te harán odiarme.

Jos Verstappen no mostraba ninguna clase de emoción en su rostro, generalmente lo único que expresaba era enojo, pero esta vez ni si quiera eso.

No podría odiarte más de lo que ya lo hago. Pensó el joven rubio.

—Entonces, ¿qué es eso que quieres decirme?

—Vas a casarte — dijo Jos tratando de no sonar tan nefasto, bien sabía que su hijo no quería, ni de chiste, casarse.

Max no dijo ni una palabra en un largo rato, hasta que su madre lo tomó de los hombros y su hermana los veía con cara de asombro.

—Por favor, no lo hagas — rogó la madre del muchacho.

Max no sabía si mostrar molestia, confusión, tristeza o una mezcla de las tres. Sabía que lo que decía su padre tenía que hacerse y, aunque nunca le había pedido hacer algo tan maquiavélico, esta vez se había pasado de la raya.

—¡NO VOY A CASARME! esta vez no te saldrás con la tuya— Max trató de levantarse de la mesa pero aún su madre lo sostenía de la espalda.

—Papá, por favor...— le rogó la hermana de Max, Victoria.

—Cállense todos, está decidido, no necesito aprobación de ninguno de ustedes, los negocios son primero y eso lo saben.

Max sabía que hablaba enserio, estaba terriblemente enfadado, lamentablemente era su padre y lo amaba demasiado como para no respetar sus mandatos.

Sin embargo en ese momento, el joven no pretendía pelear, ni mucho menos hablar del tema. Solo quería ir a la piscina y ahogarse en ella o tal vez colocarse en medio de las calles concurridas del centro y que un auto lo arrollara, quería hacer todo, menos tratar el tema.

Tenía 27 años, todavía era un chiquillo (o eso creía él).

¡¿Cómo voy a casarme?! Pensaba. No puedo casarme, estaré atado a alguien toda la vida, alto, ¡¿con quién voy a casarme?!

Max daba vueltas en su habitación, mientras su madre intentaba convencer a su padre de que estaba cometiendo un error. Cuando de repente escuchó tocar la puerta.

—Max...

—¿Victoria?

— Pues quién más, tarado.

Ámame por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora