Capítulo 5.

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—Max, me haces cosquillas.

—Me gusta tu pelo y tu rostro también.

Max ya no estaba tan perdido como hace un momento y batallaba por no quedarse dormido. En el trayecto a casa, no podía dejar de tocar a su nuevo esposo. Checo no decía nada, solo reía o se movía bajo las caricias del rubio.

—Estoy tan feliz de haberme casado contigo.

Sergio seguía sin distinguir que Max estaba lo suficientemente lúcido como para estar diciendo la verdad.

—Hace unas horas querías dejarme en el altar.

—¡No, yo jamás pensé en hacerte eso!

—Victoria me dijo lo contrario.

—¡¿Qué?! No creí que fuera capaz de contarte.

Sergio también estaba verdaderamente contento de haberse casado con Max. En ese momento solo pensaba en llegar a casa con el neerlandés y poder ver cómo se daban las cosas en la cotidianidad.

—Entonces sí es cierto.

La hermana de Max no le había dicho nada de sus repentinos ataques de pánico antes de la boda. Max al entender que sin querer le había dado la razón a Checo, se ruborizó totalmente.

—Sé que tenías miedo Max, podía verlo, pero gracias por no haberme dejado plantado.

Checo quitó una mano del volante y tomó entre sus dedos la pierna del mayor. Max al ver el gesto puso su mano encima de la del mexicano, ambas se movían suavemente.

Sin darse cuenta, Checo ya estaba entrando a la hermosa casa que había adquirido para ambos. Al verla, Max se quedó asombrado, era aún más linda que la de su familia pero sobre todo, era de él y de Sergio y eso la hacía hermosa.

—Ya no te ves tan borracho.

—Creo que he entrado en un estado de somnolencia, aunque la cabeza me da vueltas.

En realidad el asombro le había hecho recobrar algo de conciencia al menor. Checo estacionó el auto, saliendo de él para después abrirle la puerta al neerlandés.

—Vamos, te encantará.

Max salió del auto seguido de Checo, este último abrió la puerta para que el menor.

—Me encanta esta casa, pero, ¿Checo?

—Dime Maxie.

—Promete que no me abandonarás aquí por el trabajo.

Sergio sintió un poco de pesadez en las palabras del muchacho, sabía que muchas veces estaría ocupado y no pasaría tanto tiempo en casa como él quisiera.

—Max...

—Por favor.

El tono suplicante y suave que usó el joven, casi hacen que Checo se derrita.

—Lo prometo.

Max entrelazó sus manos en señal de emoción.

Sergio estaba cansado, así que suponía que Max también. La fiesta había sido un poco agotadora y en ratos algo tensa.

—¿Tendremos luna de miel?

Checo se quedó pasmado por unos segundos, antes de responder.

—Lo siento Max, no creo que pueda en este momento.

Max sonrió con tristeza, recordando de nuevo que este no era un matrimonio como los demás.

—Entiendo.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2024 ⏰

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