𐙚˖⁺‧₊ʙᴀʙʏ ᴛʜᴏᴜɢʜᴛꜱ₊‧⁺˖ೀ [LingOrm] [Omegaverse]

˖⁺‧₊˚ 27 ˚₊‧⁺˖

Orm se encontraba recostada panza abajo sobre la suave cama de su habitación, Laddawan imitaba su posición estando a su lado, mordiendo el pico del pollito de peluche que le había regalado Prigkhing, era su juguete favorito, ambas observaban la pantalla del teléfono de Lingling, quién en ese momento estaba tomando un largo baño según ella, aprovechaban para mirar las fotos que se habían tomado durante un breve paseo que tuvieron por el parque hace unos escasos días.

Sus codos estaban apoyados en la cama mientras ella pasaba el dedo por la pantalla del teléfono de su esposa, sonriendo por la cantidad de fotos que
habían logrado sacar, Laddawan miraba atenta, curioseando, sabiendo que se trataba de ellas allí en la pantalla.

Una foto de Lingling haciendo una mueca algo tonta apareció, llamando la atención de la bebé.

—Ma —señaló a la alfa.

"Mira que tonta, me encanta"

—Así es, bebé —contestó la omega, pasando las demás fotos, ya se habían acabado las de ese paseo en especítico pero siguió mirando las fotos que allí
habían. Algunas selfies de su esposa, fotos de ella y una gran cantidad de fotos de Laddawan.

Mientras pasaba las fotos reconocía la gran mayoría, le gustaba bastante mirarlas y recordar lo que estaban haciendo ese día, aunque no podía recordar todas con exactitud, todo comenzaba a volverse más tierno cuando empezaron una gran cantidad de fotos de tzuyu aún más pequeña y vestida con diferentes trajecitos de temas variados.

—Mira, eres tú- le dijo a la pequeña que estaba concentrada en morder su juguete preferido. En la foto se mostraba una Laddawan de cinco meses vestida con un adorable traje de osito, estaban en época de invierno en esos días. La niña frunció su naricita en un gracioso gesto como queriendo decir "¿en serio?" Lo cual hizo a su mamá sonreír.

"Te encantaba hacerme ver ridícula ¿verdad?"

La omega besó su frente ante la ternura que le provocó su adorable gesto.

—Debes dejar de hacer eso, mamá se derrite cada vez que eres así de adorable.

"Pero si ese es mi trabajo mami, amo que me ames"

Continuó mirando, sorprendida por la cantidad de fotos que tenía Lingling, que además no había visto. Un poco más lejos se encontraba un video, era Laddawan con días de nacida, mientras ambas le hablaban de manera dulce y ella las buscaba con su miradita de ojitos oscuros, reconociendo sus voces.

—Aww, aun te parecías a una gatita calva esos días- señaló mirando el corto video, donde su hija movía sus manitas y piecitos torpemente, típicos movimientos de bebé—Ahora eres linda, pero antes eras como una papa arrugada.

"¿Gracias?"

—Bebé—señaló la pequeña al video que acababa de terminar, Orm volvió a sonreír al escucharla hablar, estaba orgullosa de que su hija fuera una niña bastante inteligente, aprendía bastante rápido.

—Si una bebé, mi bebé—le respondió dulcemente, y esta vez fue la pequeña que le contestó con una risita que se escuchaba realmente tierna.

"Y de mamá... uhm y de Prigkhing"

Poco después se encontró con una foto del día del parto, en ella salía Lingling tomando su mano y su madre a un lado, la madre de la alfa al otro lado, todas parecían muy felices, pero ella tenía una
mueca que intentaba simular una sonrisa, recordó lo horrible que la pasó ese día, llorando en innumerables veces, sentándose en gigantes pelotas de yoga que según la harían relajarse pero ella estaba histérica en medio de todo ese horrible dolor, sentía que podía odiar demasiado a Lingling por haberla embarazado, no importaba que tan esperada fuera su cachorrita, en aquellos minutos de verdad estaba pensando no embarazarse nunca más.

—Ugh, me veía tan hinchada —hizo zoom a su cara notando sus ojos rojos e hinchados, igual que su nariz y labios— Ese día fue horrible, doliste demasiado ¿sabes? Pensé que no iba a sobrevivir.

"Pero valí la pena ¿no es así?"

Laddawan solamente balbuceó feliz, pero más por el tono de la voz de su mamá al exagerar las cosas, le daba gracia.

—Ahora te ríes, pero yo estaba muriendo ese día.

Había fotos de su último mes de embarazo, su barriga no era gigante pero a ella le parecía bastante bonita, en fotos resultaba fabulosa, pero la realidad detrás de todo eso era un terrible dolor de espalda. Sin embargo, no había dudas le gustaba recordar lo felices que estaban cuando aún esperaban la llegada de su pequeña al mundo. Laddawan estaba impactada, la de la foto parecía ser su mamá, pero algo estaba extraño, no sabía detectar que era. Perturbada fue ella misma que pasó la foto con su dedito lleno de baba.

"Es como la panza de Ros..."

Se sorprendía que Lingling tuviera todo documentado, había fotos de ambas frente al espejo que ni siquiera recordaba, llegó a la última foto del álbum titulado "familia" esta era una foto de la prueba de embarazo, la que habían mandado a todos sus familiares y amigos con tanta felicidad, recordaba muy bien como todos las llenaron de felicitaciones y regalos cuando estaban en la dulce espera de su cachorra, por un momento quería revivir aquel mar de emociones.

—¿Qué hacen?—una Lingling en bóxer y con top deportivo apareció por la puerta de la habitación, con su cabello mojado y una toalla colgando de su hombro.

—No sabía que tenías tantas fotos—volteó su teléfono mostrándole la última foto que había quedado en pantalla.

—Bueno, me gusta atesorar lo que creo importante—mencionó acercándose a la cama y sin previo aviso se lanzó a abrazarla besando sobre sus suaves
cabellos.

"¿Y esta falta de respeto?"

—Hey, no me abraces estando desnuda frente a nuestra hija—se quejó pero la verdad quería soltar una risa, por tenerla así de cariñosa, le gustaba debía admitirlo.

—No estoy desnuda—se levantó despacio de encima de su omega para sentarse sobre la cama y tomó a Laddawan en sus brazos—y a ti no te importa ¿verdad?

"Pues claro que si"

—agua—pidió en cambio su hija, como ya era típico de ella.

—Claro, utilizas a tus madres- dramatizó la mayor, levantándose de la cama para ir en búsqueda de la exigencia de su hija.

"Mejor leche de chocolate, mami no tiene porqué enterarse que me das más de lo permitido"

Cuando la alfa regresaba a la habitación con la pequeña bebiendo de su biberón escuchó el timbre de su hogar, avisando la llegada de visitas para nada esperadas, no tenía pensando recibir a nadie ese día.

—Ve a vestirte, yo voy —comentó su omega, pasando a su lado.

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