Tal y como prometió, Eleonor regresó a buscar a Terry para enterarse de todo lo sucedido en su ausencia, tenía muchas preguntas y no terminaba de comprender lo ocurrido, sin embargo, al llegar se llevó la sorpresa de encontrar a Candy sola, aún sin enterarse de la situación, Eleonor miró a Candy con recelo.
— ¿A dónde fue mi hijo? — preguntó la actriz
— Salió a comprar unas cosas.
— Voy a esperarlo.
La mujer se sentó en la sala de la casa y puso una mirada de hielo, a pesar de que en el fondo sentía cierta pena por Candy, pues ella mejor que nadie sabía como era el dolor de ser separada de un hijo.
— Lamento mucho lo que Richard te hizo — dijo repentinamente manteniendo un tono serio
Candy la miró desconcertada, iba a sentarse para hablar sobre lo ocurrido, pero en ese momento llamaron a la puerta, la joven se apresuró a abrir, llevándose la desafortunada sorpresa de encontrarse con la señora Elroy, quien ni siquiera se detuvo a saludarla y entró directamente.
— Buenas tardes — saludó al ver a Eleonor
— Hola, buenas tardes — respondió ella sonriente
— Usted es mamá de Terence, ¿cierto?
— ¿Con quién tengo el gusto? — preguntó Eleonor extrañada
— Soy Elroy Ardlay, la vicepresidenta de la familia Ardlay y encargada de cuidar a Candy por ordenes del señor William Ardlay, su padre adoptivo.
— Ya veo, no había tenido el gusto de conocerla.
— Yo sí, he sido espectadora en muchas de sus presentaciones en el escenario, es usted muy talentosa.
— Gracias, es usted muy gentil con sus palabras — Eleonor sonrió con amabilidad.
— Me alegra encontrarla, quiero que haga entrar en razón a su hijo.
Eleonor frunció el ceño desconcertada pues no entendía lo que quería decir.
— Seguramente ya la pusieron al tanto y sabe que Candice tiene una hija de Terence.
— Ese es un asunto que Terry y yo vamos a tratar — intervino Candy
— ¡Tú no vas a tratar nada! — replicó la señora Ardlay
— ¡Usted no tiene por qué meterse! Además él ya le dio su respuesta.
— ¡Y no la acepto! —respondió a Candy y luego se dirigió a Eleonor— Su hijo tiene que casarse con Candice.
En cuanto escuchó la última frase, su rostro se desencajó, tenía varios sentimientos negativos reprimidos por la ida de Candy, por lo que, escuchar las intenciones de la señora Elroy la hizo llenarse de furia.
— No lo permitiré — respondió tajante — ella lo dejó cuando iban a casarse, si él ahora se niega, yo no lo voy a obligar. Además él ya no la quiere.
Candy sintió como una puñalada atravesó su corazón y no solo eso, el tono despectivo que uso Eleonor la hizo sentir humillada, quería desaparecer en ese momento, sin embargo, se tragó sus sentimientos y se mostró fuerte ante el rechazo de su anterior suegra.
— Ella tiene razón, si Terence no quiere no lo puede obligar, además, yo tampoco me quiero casar con él.
Eleonor se quedó perpleja ante la respuesta de Candy, pero pronto sintió como la rabia la inundó.
— ¿Cómo te atreves? — reaccionó Eleonor molesta
— No se trata de si quieren o no, ¡tienen que hacerlo! ¿o como pretendes que viva tu hija? Lo mejor para ella es que se casen — continuó la señora Ardlay