4.

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– ¿Y que opinan?

Ollie dirigió la pregunta a sus tres amigos pero todos voltearon a ver a Catie. Se habían reunido al día siguiente en casa de Ollie para discutir lo ocurrido en la cita con Pato. Generalmente ella era la encargada de darles la opinión más realista. Catie frunció los labios y dijo:

– Bueno... creo que... nadie te menciona casualmente que el restaurante a donde te llevo fue donde sus padres tuvieron su primera cita si no hubiera algo detrás de eso.

Franco golpeó la mesa en donde estaban sentados.

– ¿Lo ven? Catalina y yo estamos de acuerdo. Sabes que cuando estamos de acuerdo es por que allí hay algo.

Kimi sonrió.

– ¿Cual es el siguiente paso? ¿Lo invitarás a salir de nuevo?

– Bueno Ollie, ya deberías invitarlo en un plan más concreto – opinó Franco.

– Supongo que si. Tiene que ser antes de que termine esta semana por que ambos entraremos a clases y se que él estará ocupado.

– Ahora invítalo a cenar tu – propuso Catie – ¿Por que no lo llevas al bar de tapas donde se conocieron tus padres? Sería un gran detalle.

– Eso suena muy bien – coincidió Kimi – Opino que lo invites para este fin de semana.

– Podría funcionar – reconoció Ollie.

– Dale, ¡claro que va a funcionar! – exclamó Franco – Tienes que intentarlo.

– Envía el mensaje ahora mismo – lo animo Kimi.

Ollie tomó el celular pero en ese momento se escuchó el teléfono de la casa. Se levantó y contestó. Estuvo hablando un momento y colgó.

– Era mi padre. Al parecer olvido unos papeles importantes y tengo que llevárselos al despacho. ¿Quieren venir?

– ¿Quien cuidará a Rafa? – preguntó Franco.

– Solo será un momento, puede estar solo un par de horas.

– Yo me quedo a cuidarlo – dijo Franco – Pueden ir ustedes.

Franco tenía una historia bastante triste, completamente opuesta a su actitud usualmente alegre. Su pasado le había dejado cosas muy arraigadas como el apego inmenso a su mamá adoptiva o el hecho de que era incapaz de dejar solo a un niño. Ollie estaba seguro que Rafa no diría nada pero decidió no discutir.

– Bien, quédate aquí. ¿Ustedes vienen?

Kimi lo pensó un momento.

– No me gusta ese despacho. Mis papás se divorciaron allí y aún recuerdo como se arrojaron los jarrones chinos del señor Bottas. Mejor me quedo aquí.

– Yo también me quedo. Te esperaremos aquí – dijo Catie.

Ollie se encogió de hombros. Fue al despacho de su padre y tomó los papeles. Luego llamo un taxi y les aseguro a sus amigos y a su hermano que volvería pronto.



Cuando Ollie llegó a la oficina, lo dejaron pasar rapidamente. Le dejo los papeles a su padre y como estaba ocupado, no lo distrajo. Camino por el pasillo hacia la salida y echo un vistazo a la oficina del señor Bottas.

Su padre le contó que esos jarrones que se arrojaron los padres de Kimi habían sido un regalo de bodas de su esposo y que costaban una fortuna. Pero Ollie vio que tenía un nuevo par de jarrones, aunque ahora estaban detrás de un cristal. Sonrió y siguió caminando.

Cerca de la salida estaba la oficina donde estaban todos los practicantes. Evidentemente al ser vacaciones debería estar vacío, pero Ollie vio a Liam dentro. Tenía su laptop a un lado y leía una carpeta enorme. Pensó que no habría nada de malo en pasar a saludar y tocó.

Remains the SameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora